lunes, julio 10, 2006

Insert coin


El trabajo es pernicioso. Divulguemos este mensaje. Todos juntos lo conseguiremos.

No hagáis caso, niños, de los que os ofrecen caramelos sin droga, de los que digan que es mejor casarse que abrasarse, de los que trabajen duro como única virtud.

Se empieza por esa especie de ética del esfuerzo que nos indica que sólo ganan los buenos. Se pasa a la confabulación de los aburridos, de las obligaciones, del colesterol bueno y de la salida señalizada, y acabaréis sumidos en un abismo de cansancio que nos mece despacio sobre una mar de rosas y terciopelo lacio.

Y vosotros, escamados, pensaréis, ¡qué listo es!, nos pide que cambiemos pero... ¿esta él dispuesto a cambiar?.
Y yo desde esta tribuna, con el poder que me confiere mi fin de semana en la playa y mi curro agotador, os digo:
¡¡¡Currantes que en el mundo sois, traidores a la naturaleza, aspirantes a rasca espaldas, reflejos de mí mismo, esclavos, hipócritas, hermanos, camaradas... temblad!!!; porque vuelve... un mono.

Algún día dará la vuelta la tortilla del progreso y veremos cuántos os reís entonces.

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