Las cabalgatas de reyes son un momento mágico. Al principio eran austeras y, con el tiempo, se han vuelto más sofisticadas. Dejando a un lado los problemas geográficos y de sincronización (son magos y prácticamente ubicuos), queda un espectáculo callejero de alto nivel, con pirotecnia, luz, colore y tendencias.
Os cuento
cómo va a ser la cabalgata de los Reyes Magos en Huesconsin, primera que va a patrocinar la
Academia de Chimpancés.
Nos ha costado buen dinero, pero el plan es pedirle luego ese dinero a los Reyes Magos y así se recupera el dinero en unas horas. Genialidad táctica.
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Abren la cabalgata el
batallón de majorettes-primates o primajorettes.
Un grupo de unos mil adultos, compuesto por mujeres, hombres, chimpancés, bonobos, orangutanes y prácticamente todas las clases de simios que hay.
Es muy divertido porque el traje es talla única. Los gorilas son dignos de ver. Vienen de otros pueblos solamente a ver semejante espectáculo.
Después vienen los
cañones de confeti. Un confeti oscense muy especial, fabricado con longaniza de Graus. Los caramelos son cosas del pasado.
Y allí llegan después, imponentes, los
17 elefantes que simbolizan el estado autonómico. Grandes trompas, grandes colmillos, piel dura... nada infunde tanto respeto entre la chavalada.
Llega la carroza del primer rey. Gritos de júbilo. "
¡Melchor!"
Melchor va vestido en chándal dorado y grana. Lujo deportivo para el de la barba blanca. El auténtico de la barba blanca. No el otro.
Como estamos en Huesca, no puede faltar
un San Lorenzo en su parrilla, lanzando fuego que ilumina el aire como un relámpago.
¡Espera! ¡Está lanzando algo a la gente!
¡Es más confeti de longaniza!
Y ya llega la carroza del segundo rey, alicatada con baldosines. Lujo asiático. "
¡Gaspar!", gritan entusiasmados los niños y alguna madre.
Se atusa su barba rubia y se hace selfis. Lleva un jersey de lana. Norueguismo extremo.
Otra muestra del folclore local.
Los danzantes de Huesca (a.k.a. samurais para
Molinos). Interpretan sus dances tradicionales. Las espadas, los palos, las cintas, el degollau...
Atención. ¿Es? ¿No es? ¡Tiene que ser! La carroza del rey que falta. "
¡Baltasar!" grita la juventud.
Baltasar lleva traje, porque se lo vio a Idris Elba y le gustó el look. Cuando le piden regalos finge que no habla el idioma.
La parte importante ha comcluido, pero la cabalgata continúa. Allí llega
la carroza de los tuiteros enjaulados. Me reconoceréis saludando entre los barrotes.
Van luego
los notarios, a pie, saludando muy serios. Firmando cualquier documento que les pongan delante. "Doy fe" dice el speaker y todos sonríen. La fe de los niños, la fe en general, es el combustible de la noche de reyes.
Y
la banda municipal toca unos pasodobles. Hay gente que se arranca a bailar (los menos).
Imponentes
hormigoneras repletas de carbón en la retaguardia. Amenaza muy seria a los que se han portado mal.
Por último,
los bomberos cierran la comitiva, recibiendo el apoyo entusiasmado de las madres y algún niño.
¿Qué? ¿hay nervios?