lunes, junio 29, 2015

Love in an elevator (crónica de un ascenso merecido)


Cuando desperté, después de un sueño intranquilo, me encontré sobre mi cama convertido en un monstruoso aficionado de la Sociedad Deportiva Huesca.
Tenía recuerdos del Alcoraz, casi en blanco y negro. Sí, el mismo campo cómodo y coqueto de hoy en día fue en su momento antiguo. Yo envejezco y él rejuvenece. Me lo expliquen.

Me vienen fogonazos: Garde en la portería, OmisteChente, Petón... Recuerdo celebrar la salvación del posible descenso a Segunda B en el viejo Atocha. Recuerdo un fiestón universitario en el mismo césped el jueves y el partido para evitar el descenso ¡de 3ª División! tres días después. Ganamos, a pesar del estado del terreno de juego (el caballo de Atila, un aficionado a nuestro lado).
Tengo un pálpito. Hoy ascendemos. Desayuno dos veces por si acaso.

Para añadir dramatismo al asunto, juego esa mañana el primer partido de paddle de mi vida. Descubro que tengo estilo y bastante potencial. Creo que saqué una bola de los límites de la provincia. En eso consiste ¿no?
En un alarde innecesario se me enganchó la rodilla y vi pasar mi vida deportiva por delante de mis ojos: mi primer (y último) gol de cabeza, mi gol desde el mediocampo, aquella vez que casi metí una canasta o algún golpe bullet time de bádminton, matrix style. Pero tranquilos, estoy bien, fue sólo un susto. Una extraña carambola del destino lo de la rodilla.

La crónica sólo se sostendrá si acierto a describir el calor terrible que hacía en la ciudad de Huesconsin, leal e invicta.
No lo expongo como un atenuante de la cerveza que fue ingerida (que también). Pero hacía tiempo que no pegaba así el sol. Un bochorno seco, demoledor, aroma de gesta, de batalla polvorienta. Cuando llame gladiadores a nuestros muchachos sabed que no exagero.
Los aledaños del estadio eran un hervidero (literal) de oscenses locos. Había que ganarle al Huracán de Valencia. Por eso el clima desértico y la calmiza era otro buen presagio.

Mis amigos estaban en la tribuna, a la sombra (¡nenazas!). Pero con mi compadre, el Sr.Epp, nos situamos en el fondo sur. Allí apreciamos de forma inequívoca los dos penaltis que nos escamoteó el trencilla, que era un roedor sin gracia que pitaba con brío las acciones en la línea divisoria, pero se introducía el silbato en los papos, como un hámster, cuando el juego se trasladaba al área de castigo visitante.

El juego transcurrió de forma... bueno, dejémoslo en que el juego transcurrió. Había mucha tensión y al equipo local le costó entrar en calor. Y eso que caía a peso un sol de justicia. Y eso que el 6 y el 4 (la cara de tu retrato) del Huracán calentaban también de lo lindo.
Uno de ellos, impulsivo e infantil, nos dedicó un gesto de exhibición de sus atributos masculinos, agarrándolos con su mano derecha. Gesto chulesco de mandril que no nos amedrentó. Le dijimos cosas. Hasta aquí puedo leer.

El 0-0 nos valía para lograr el ascenso a Segunda. Había que ser prudente y, con el paso de los minutos, comenzar un asedio controlado que empezó a germinar en el minuto 55º. Estupenda combinación de nuestros muchachos, balón abierto a la banda, galopada del lateral Morillas, que acaba centrando al área como mandan los cánones para que Tyronne se anticipe y rompa el celofán del partido.
Minutos después, Morillas dio otro estupendo pase que dejó a Mainz frente al portero. Definió con sangre granizada, llevó el 2-0 al electrónico e hizo que la euforia prendiera en la grada como una cerilla entre la hojarasca seca.

Poco tiempo después nos llegó la sombra y se acabó la cerveza. Acontecimientos antagónicos que se solaparon en el tiempo como agentes de un equilibrio cósmico desconocido e inescrutable.
El espíquer se esforzó en recordarle a la chavalada que no había que invadir el terreno de juego. Como se puede imaginar, el efecto fue exactamente el contrario.
Las celebraciones duraron lo que tenían que durar. Donde se está bien, buen rato.

No hubo cánticos extravagantes como el "Fluvi muérete" del último ascenso.
Acaso el conocido: "Qué miedo me da, qué miedo me da, ser del Zaragoza y venir al Alcoraz". El año que viene habrá derby aragonés. El acabose.

La conclusión a volapié es que fútbol hay mucho, pero ¿y el calor que pasamos ayer? ¿eh? ¿y lo que nos reímos? De estas tardes nunca hay suficientes.

¡Viva el Huesca, copón! Orgullo y espejo de la Capital Mundial.


Bonus track: Love in an elevator (Aerosmith)

viernes, junio 26, 2015

Polvorón (instrucciones de uso)



En cuanto me pongas los ojos encima estarás perdida. Sólo querrás rasgarme la ropa y ver lo que guardo debajo del envoltorio.

En el primer vistazo te pareceré frágil; también apetitoso. Tienes que actuar con diligencia para que yo sepa de inmediato que conoces el truco.
Júntate mucho a mí. Hasta que sientas que me abarcas completamente entre tus brazos y tus piernas.
Entonces aprieta. Ejerce una fuerza envolvente y constante.
Puedes contar hasta 50 o puedes, sencillamente, abrazarme hasta que no puedas más.

Entonces estaré duro. Tan comestible y tan preparado para la feliz aniquilación.

martes, junio 16, 2015

Lección real

La Academia cumplió 9 añazos hace poco, pero no hemos sido los únicos.
El rey Felipe VI (a.k.a. Príncipe Felipe) también celebró el aniversario de su reinado. Un año lleva el tío haciendo... esas cosas que él hace.

¿Cómo lo celebró?
¿Dando un día libre a sus súbditos? No, eso no se lo ocurrió.
¿Largando un discurso modorro en TV? No, tampoco, menos mal.
Él, que es muy moderno y muy de su tiempo, difundió unas imágenes inéditas. Una pasada. La juega padre.

Imaginadme muy serio, allí, en la disyuntiva de ver esas imágenes o dar volteretas por el pasillo. Al final me decidí por las imágenes del monarca, más por curiosidad científica que por debilidad de carácter.
Fue entonces cuando lo vi.
En su escritorio.


Lo veis ¿no?

No. No me estoy refiriendo a lo chocante que es ver a un Borbón fingiendo que trabaja.
No. Tampoco hablo del cuadro de la miss con peluca.
Concentraos un poco, va.



Lloré lágrimas de felicidad y de risa cuando vi el transportador de ángulos.

Aviso, voy a sacar a relucir el orgullo patrio.
Yo me pregunto y QUIERO QUE ALGUIEN ME RESPONDA: ¿Qué rey de Europa, y aún diría más, DEL MUNDO, tiene el material escolar tan cuidado y tan ordenado?
Se me ponen los pelos de punta.

Los bolis y los ceniceros perfectamente alineados...


Wait! ¿Ceniceros? Umm, no, será otra cosa.

Los abrecartas y las otras reglas. Útiles para el día a día, e incluso imprescindibles como elementos de defensa personal.



Y luego hay una serie de instrumentos heterogéneos entre los que destaco el loctite y la réplica de la copa del mundo de fútbol (muy útil como martillo en las labores de bricolaje vertebrador de la patria).



Aunque está claro que a mí lo que me llega al corazón es el transportador de ángulos. Los que me conocéis sabéis que soy muy sensible a ese tema.

Hay muchas formas de ejercer el liderazgo. Yo me quedo siempre con ese que se basa en predicar con el ejemplo. Felipe VI será lo que será, pero nos ha dado una lección real.

Yo ya tengo mi transportador y mi escritorio recogido.
Este autónomo se va a dejar la vida por España.

viernes, junio 12, 2015

Huesconsin - Año 9


El año que viene cumplimos 10 y no se me pasará. Vamos vamos... no se me pasará segurísimo porque haremos un fiestón que durará un mes.
Pero la cosa es que el sábado pasado la Academia de Chimpancés cumplió 9 años y me pilló con la cabeza en veinte sitios. Eso debe de ser la madurez.
Dicen que un año bloguero equivale a 4 años de simio. Es decir (cálculo mental vertiginoso) que es como si el blog cumpliera 36 primaveras. Finjamos estar de vuelta de todo, digamos que lo celebramos día a día, sin necesidad de aniversarios y todas esas mierdas.

Es ya una tradición que enlace el primer post. Del 6 del 6 del año 6. Cada uno tenemos nuestras 100.000 debilidades y esta es una de las mías.

Cuando celebré el año 1 me acordé de vuestros comentarios, los agradecí uno a uno.
Ay, qué social era entonces. Ahora os mataría a todos (pero de bromi).

En el año 2 pusimos esta foto.
Eran años muy locos.

Al llegar al año 3 nos empezaban a salir las frases largas:
Hemos mezclado idiotez y sabiduría en la proporción justa (98/2). Hemos llegado a los corazones de miles de monos que necesitaban preguntas y respuestas. Hemos salido de esos mismos corazones con la misma inmediatez, dejándolos sumidos en la desazón. Hemos triunfado, por llamar de alguna forma a esta modalidad inusual del fracaso.
En el año 4 me puse tiernísimo:
La Academia es todavía poca cosa, aún queda lejos el objetivo primigenio de conquistar el mundo. Sin embargo me ha permitido vivir unos cuantos pequeños milagros, de esos que demuestran que el tiempo invertido ha merecido la pena.
En el año 5 (¡detén la rima, truhán!) me puse trascendente:
El blog nació con un mensaje poco definido, no sé, vamos a pasarlo bien un rato, vamos a desafiar al mundo contemporáneo pensando por nosotros mismos. Han pasado 5 años geniales y sólo puedo decir que ese mensaje y todos los demás me los paso ahora mismo por debajo. La única verdad es otra: cuando estés jodido, tómatelo en serio y ríete hasta de tu sombra. 

 En el año 6 nos volvimos a acordar de vosotros, sufridos y masocas comentaristas.
"El plan es infinito. Y gratis", dije.
A veces los monos nos gustamos. Eso lo sabíais ¿verdad?

Cuando arrivamos al año 7 encontramos esta fotaza, dijimos que mearíamos en círculos en el jardín del futuro y estrenamos dominio (de internet).

El año 8 descubrimos que el infinito es un 8 desmayado de emoción... y poco más.


9 años y mi relación con esta cybercosa sigue siendo como aquella canción de Jorge Drexler:




Coged un vaso de plástico y servíos un poco de champagne.
Allí en la mesa hay cucharillas.
El caviar se echa dentro ¿no? ¿igual que los cereales en la leche?

viernes, junio 05, 2015

Chimpanchef


Celler de Can Roca no me parece un nombre adecuado para un restaurante. No es comercial. Restaurante Playamar, por ejemplo, es mucho más evocador. Aunque si me hubieran dejado a mí poner el nombre creo que hubiera elegido "Rechupete".
Pensad en los titulares: "El Rechupete es elegido mejor restaurante del mundo por la revista..."
En fin, ellos verán. La cuestión es que los hermanos Roca han puesto a su garito en lo más alto del escalafón, como en su día consiguió el Bulli de Ferrán Adriá.

En Huesconsin también nos cuidamos bastante bien. A la estrella Michelín de la Taberna de Lillas Pastia y el Restaurante Las Torres, se unió hace poco el tapeo genial (cookink!) del Tatau Bistro.
3 estrellas Michelín como 3 soles mañaneros. Porque acordaos, el sol es una estrella enana amarilla, aunque eso mejor no se lo digáis.

Y estos 3 lugares son sólo la avanzadilla. Hay muchos otros templos y templetes gastronómicos en la ciudad. Aunque si yo os lo cuento y no venís es como cuando el Budha enseñaba el camino de la iluminación, o como el bereber del desierto que indica al sediento el camino hacia el oasis.

Porque la gastronomía es un arte que tiene que ser probado. Eso lo convierte en un arte exclusivo. Todos hablan del Bulli pero sólo un pequeño grupo de privilegiados pudo comer allí. Pequeño grupo si lo comparamos a los que han visto "El Jardín de las delicias" en el Museo del Prado o a los lectores potenciales de este blog (por poner dos ejemplos de creatividad sublime).

Que te cuenten la película está bien, pero lo mejor es verla ¿no?
Me pasa lo mismo con esos fenómenos televisivos tipo Master Chef y sucedáneos.
Los veo y me quedo intranquilo. Es pornografía culinaria. ¿Cómo sabes que eso está bueno de verdad? ¿porque lo diga ese cocinero gurú con malas pulgas?

El tema es complejo, ya lo sé, pero los chimpancés tenemos una importante responsabilidad en todo este asunto de la cocina, en su pasado, presente y futuro. No lo digo yo, lo dice Felix Warneken, profesor asociado de Ciencias Sociales en la Universidad de Yale:
     "Cuándo surgió la cocina en la evolución humana es una pregunta importante. Pensamos que una manera de llegar a esta cuestión es investigar si los chimpancés, en principio, tienen las capacidades cognitivas esenciales para cocinar. Si nuestro pariente evolutivo más cercano posee estas habilidades, sugiere que una vez que los primeros seres humanos fueron capaces de utilizar y controlar el fuego también podrían utilizarlo para cocinar"

Y obviamente la conclusión es que sí, como dice este LINKAZO, que los chimpancés llevamos años de ventaja.
Cuando el australopithecus se comía las piedras crudas, los chimpancés ya freíamos huevos. 
Cuando al homo habilis le costaba adivinar hacia qué lado se ponía el delantal de piel de mamut, nosotros los chimpancés aprendimos a sobrevivir a base de arroz con cosas. 
Cuando el homo sapiens se comió la primera gamba, los chimpancés deconstruimos la tortilla y creamos el revuelto.
En la Academia siempre hemos dado mucha importancia al comedor.
Precisamente uno de nuestros lemas fundacionales es el siguiente:
Un simio bien comido, aguanta el doble sin trabajar.
Traducídmelo al latín, si podéis, que estoy pensando en hacer camisetas.