La idea es de Carmina, por lo tanto démosle el crédito completo y la responsabilidad penal.
Yo la elaboraré a mi manera.
Primeramente, los colegios electorales se cierran antes. A las 7 de la tarde. ¿Qué es eso de votar a última hora? ¿No has tenido tiempo antes?
Se hace un recuento feroz, con esta música de fondo (si es posible).
Cuando ya obran los resultados en manos de la presidencia de cada mesa, se envían al C.U.L.O.* de cada comarca. Allí se suman con una calculadora y, tras repasarlos, se pasan a máquina y se espera el turno de intervención.
* Centro Unificado de Localización Ordenada
A las 8, cuando este proceso haya concluido, un presentador (por ejemplo Manuel Campo Vidal) va dando paso a las diferentes provincias. "Huesca". "Recordemos que tiene 3 escaños para repartir". "Vamos con mi provincia natal, conectamos con el P.E.N.E.* de Huesca"
* Programa Español de Notificación Electoral
Hay un saludo protocolario. Quizás estén en el plató los cabezas de cartel de cada formación política, bien vestidos y bien peinados. 2 minutos de televisión seria y cortesía. Nervios. Y de allí al espectáculo que estábamos esperando. Manuel Campo Vidal va dando paso a las diferentes comarcas, donde alguien (también bien vestido y bien peinado, aunque con la posibilidad de dar un toque exótico tirando de traje regional) va cantando los resultados.
Inmediatamente se van sumando al gráfico en pantalla y se van viendo en tiempo real los repartos de escaños. Acabaremos la ronda provincial con los datos de la capital y se concluirá la suma y el reparto D'Hont.
Se despide la conexión recordando que queda el televoto. Y a otra provincia.
Sería la gran gala del escrutinio. Ardería Twitter. La gente quedaría en casas, bares, clubes, peluquerías, para verlo. Se alimentarían rencores entre comarcas, localidades o barrios (la separación de esa información dependería de las circunstancias de esas provincias, su reparto de población y su organización territorial).
Eso de dar de golpe los datos de toda España e ir actualizando el porcentaje de recuento tiene su emoción. Pero se pierde el verdadero dramatismo: la suma poco a poco, voto a voto, metáfora televisiva del sufragio universal (también disponible en streaming), apasionado debate silencioso ue configura nuestras instituciones.
Tomando el modelo de Eurovisión. Que es el único exitoso y duradero. Tampoco nos flipemos con la democracia ateniense.
Ya sabéis que yo de política ni fu ni fa. Pero de lo que sé, sé.