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lunes, junio 23, 2014

Elige tu propia aventura - FESTIVAL DE CORTOS (y 6)




Madrid, 18 de junio de 2104 (a 1 hora de la abdicación)

Gabinete de crisis en el Palacio Real. Sofía prepara una cafetera para 50 (regalo del presidente de Colombia). Juan Carlos vuelve de la armería con sus escopeta de la suerte. Piensa mucho mejor cuando la tiene agarrada entre sus dos manos. Y la escopeta también. Sólo faltan Cristina y el Duque Empalmado. Hasta Elena ha ido a por toallas limpias y agua caliente. Porque a Elena le gusta ayudar, aunque no se entere de nada.
Froilán descuelga el teléfono mientras se asoma furtivamente a la ventana. Habla muy bajito cuando le explica a su interlocutora al otro lado de la línea: "Todo está controlado; todo va a salir bien".

Felipe no es necesario en la ceremonia de abdicación. Lo que más les preocupa es que se desconoce su paradero y eso supone un gran riesgo. ¿Se ha despertado el príncipe de la catalepsia? La última vez la parálisis le duró unas horas y se terminó de pronto. Estas psicopatologías son así, igual que llegan se van. ¿Pero dónde se ha metido el pajarito? ¿No lo habrán secuestrado? ¿Y dónde está Garci?
- Podemos decir que Felipe no va a acudir a lo de la firma para no restar protagonismo al último servicio a la patria de su padre - elucubra Rafael Spottorno, jefe de la Casa Real.
- Queda vedosíbil... vedosímil... verosímil - refrenda el rey a plazos, mientras va dando sorbos a su carajilitro, con media botella de soberano.
- También podemos aplazar el acto hasta que se resuelva todo - interviene Sofía. Al oír a su suegra Letizia piensa: será zorra...
- Ni hablar, hay que actuar con normalidad, no nos podemos asustar - replica Letizia, que tiene más ganas de ser reina que un peón en la 7ª casilla. Sofía piensa: será zorra...
- Bien, tenemos que poner en común una versión sin fisuras - tercia el (todavía) monarca.
- ¡Froilán, ven para aquí! ¡y deja el móvil tranquilo, leñe! - ordena su abuela haciéndose la estricta, disimulando bajo una pátina de exigencia su evidente favoritismo.

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Alcalá de Henares, 18 de junio de 2014 (a media hora de la abdicación)

Parece que en el Palacio Real van a ir adelante con la farsa. Eva Sannum mira la televisión y observa que ninguno de los tertulianos ignorantes sospecha nada y que los miembros de la familia real fingen normalidad. "Se van a cagar", masculla entre dientes.

Garci se ha acordado de repente del mensaje que le pidieron en el Concurso de cortos de Huesca. Eso le permite quedarse un rato a solas con su conciencia, lleva varios días entre otro tipo de cortos, y eso resulta agotador. Se considera uno de los pocos con la amplitud de miras suficiente en esta historia. Algún día se contará la verdadera influencia que su figura habrá tenido en esos trascendentales momentos. Lo de menos será el óscar, o el programa ese que hizo en la 2. "Se van a cagar", susurra al cuello de su camisa mientras prepara la cámara.


Madrid, 18 de junio de 2014 (durante la abdicación)

Mientras Juan Carlos firma la ley orgánica repasa todo su reinado. Igual que en esos vídeos time-lapse, pasan a velocidad de vértigo momentos duros, momentos alegres, disparos, resacas, recepciones, desfiles... El golpe de estado le pilló casado y con hijos. En otra época lo hubiera disfrutado de otro modo. Qué viajes exóticos... una vez en China les regalaron un oso panda y en el avión, en cuanto la reina se durmió le dieron a probar el cava, el licor de lagarto, los petazetas... Cuántos idiomas había aprendido a chapurrear... tantos que en ocasiones se le olvidaba el castellano... Ay, los viejos tiempos... Qué par de viejos entrañables eran Franco y Carrillo. Joder, en cualquier otra circunstancia se hubieran llevado bien. Al monarca saliente siempre le ha gustado ser neutral, hasta el punto de poner de los nervios a su esposa.  "No puedo decirte si ese vestido te queda bien, debo respetar el papel que me otorga mi cargo".

Firmar es casi un arte marcial. Lo aprendió en cursos intensivos con grandes maestros de la caligrafía oriental. Allí, en aquel curso, rodeado de notarios, aprendió todos los secretos de un buen autógrafo. En realidad nunca se leía lo que firmaba. Él es el puto rey. Le llaman, acude y firma. Le llaman, acude y reprensenta. Le llaman, acude y se corre una farra con el sultán de turno. Es un profesional. Y por eso durante un momento se deja llevar, se evade, y durante la firma se le va de la cabeza lo que realmente le preocupa. ¿Dónde está Felipe? ¿Qué ha podido pasarñe a su hijo?


Alcalá de Henares, 18 de junio de 2014 (media hora después de la abdicación)

A Garci le hubiera gustado un príncipe mirando a la cámara, transmitiendo, como si él fuera James Spader y estuvieran dentro del argumento de "Sexo, mentiras y cintas de vídeo" (Steven Soderbergh, 1989). Eso sí, a pesar de no permitir grandes planos, el rehén da pocos problemas disciplinarios. Alguno higiénico, lógicamente, porque la fisiología no se detiene.
Darle de beber es sencillo. Pero hacer que coma es otro cantar. Por mucho que le den batidos saben que si siguen así se les va a morir pronto el tamagotchi. Por eso hay que actuar rápido. Que la opinión pública sepa lo que piden y tome partido. No están pidiendo que Rajoy copule con una cerda en prime-time, sólo están pidiendo una votación. Una pequeñita. Con sobres muy pequeños y urnas diminutas.

Grabada la performance reivindicativa llega la hora del reparto. El cachorro más prometedor de la nueva camada de adeptos del CREA toma el sobre con el DVD. Está preparado para llevarlo personalmente a Torrespaña, simulando ser un mensajero al que acaban de dar un recado muy importante. Va a hacerlo justo a medianoche, coincidiendo con la transición legal de jefatura de estado (de excepción).
"El destino de todos está en tus manos", le transmite Eva Sannum al joven.
Sólo les queda esperar.
"Felipe, ¿te importa que fume?", consulta Garci. Educación ante todo.


Huesca, 18 de junio de 2014

El teatro Olimpia acoge la gala de entrega del Premio Luis Buñuel. No es cualquier escenario, es el lugar ideal para el homenaje, un teatro de gran belleza que rezuma cultura desde las butacas a las taquillas, de la fachada a los antepalcos. El conductor del acto anuncia el mensaje de Garci. Entra el vídeo (que ha llegado de urgencia unos minutos antes) y a los espectadores se les seca la boca de pronto.
En lugar del típico testimonio con plano medio, agradeciendo el galardón al jurado y a la ciudad, Garci ha preparado un corto. ¡Y qué corto!
La escena es bastante inverosímil. Al ver al muñeco inmóvil en la silla alguien grita desde la platea: "¡es el príncipe!" y otro le responde "boh, no se le parece". "Qué mal hecho, jajaja" se burla otro de esos críticos implacables de las producciones de poco presupuesto. Lo del secuestro al principio da yuyu, pero pronto empiezan las carcajadas, que se alargan el resto del metraje. ¿Es la peli algo profundo o un simple entretenimiento? discutirán más tarde los cinéfilos presentes. Lo que no ofrece dudas es la ovación monumental con la que el público premia ese trabajo, esa forma tan original de manifestarse del homenajeado.


Alcalá de Henares, 19 de junio de 2014

Son las 2 de la madrugadas. Llevan mucho rato zapeando sin encontrar un canal en el que se hable de sus suculentas imágenes. Esperaban revuelo de pirañas asesinas alrededor del cebo y, de momento, no pica nadie. Tampoco tiene sentido revisar Neox o Divinity. Sólo han mandado una copia a RTVE. Sería mucho mejor dejar fijo el Canal 24h. Pero es que a veces es taaaaan aburrido.
Empiezan a dudar muy fuerte. ¿Y si el mensajero se ha rajado? ¿y si ha tenido un accidente?

La realidad es que el sobre ha llegado a su destino, y su naturaleza confusa lo tiene retenido en medio de un debate entre redactores. Cuando son casi las 3 de la madrugada se deciden a hacerlo público:
"Ha llegado a nuestras manos un mensaje firmado por el Comando Republicano Español Antiespañol en el que solicitan la convocatorio urgente de un referéndum, y su argumento es este extraño vídeo", la presentadora introduce el sainete. En seguida se ve a Garci, plano medio, rostro relajado:
"Hola, queridos amigos. Me encantaría estar con vosotros esta noche pero no me es posible hacerlo por cuestiones personales. Quiero agradecer vuestro reconocimiento y cariño..."

Cuando termina el monólogo la presentadora se encoge de hombros y da paso a los corresponsales en el mundial de Brasil.
En el piso franco los revolucionarios se miran unos a otros, intentando comprender y culpabilizar a alguien (sobre todo lo segundo).
De repente la puerta de la salita se abre y entra Felipe, andando, aturdido como si hubiera despertado de una de esas siestas veraniegas de 3 horas.
- ¿Dónde está el baño? - pregunta.
- Al fondo a la derecha - responde Eva Sannum mientras cierra los ojos y se cisca en noruego en alguna divinidad nórdica con barba.


Madrid, 19 de junio de 2014

A la opinión pública ni le ha rozado el asunto del secuestro. La policía ha tardado en resolver el acertijo, el intercambio de vídeos. Horas antes, Zarzuela ya trabajaba con esa teoría.
Son las 9 de la mañana y echa humo el nuevo gabinete de crisis.
- Mi hijo secuestrado, qué horror - se lamenta el ex-rey, mientras apura el segundo bacardí con cola en el mismo vaso y con los mismos hielos.

El tiempo corre en su contra, insiste la mayoría de los presentes. Esa misma mañana hay programados actos de enorme simbolismo. La proclamación, el discurso en el Congreso, la imposición del fajín de capitán general de los tres ejércitos...
Sofía toma la palabra.
- ¿Y tan importante es que sea Felipe el que acuda a esos actos?
- Alteza, no se puede proclamar al rey sin estar el rey presente - explica con ánimo didáctico un señor repeinado vestido de negro que casi nadie conoce.
- Claro... - Sofía se hace la tonta.
- Además la ley orgánica dice precisamente - saca el documento oficial de una carpeta - exactamente aquí que tiene que ser el...
- ¿El qué? señor, ¿le ocurre algo? ¿está pálido? - pregunta la ex-reina.
- Yo... - titubea ese enterrador embadurnado en colonia cara.
- Trae eso - el jefe de la Casa Real le arrebata el documento y se queda boquiabierto.

Se repite la operación hasta que Juan Carlos, intrigado, lee el papel.
- ¿Froilán I? ¿esto es broma?
- ¿Nuestro nieto? - finge sorpresa Sofía, que de pequeña aprendió a dar el cambiazo en los exámenes del colegio con gran habilidad.
- Pero, majestad, ¿no leyó el documento que firmaba? - cuestiona a J.C. su mano derecha.
- Pues claro que no, majadero. Para eso estás tú ¿no?




Alcalá de Henares, 19 de junio de 2014

¿Por qué esa decisión?, se pregunta Felipe,  mientras mira la tele con la absorta plana mayor del CREA. El disgusto que se habrá llevado Letizia... Cree que su padre era consciente de lo que hacía. Se siente el hazmerreír. Y un poco liberado también.
Algunos tertulianos, pelotas eternos, alaban la visión del monarca modificando a última hora la línea sucesoria. Porque era una injusticia terrible que en pleno siglo XXI se discriminara a Elena por el hecho de haber nacido mujer. Froilán I es el hombre nuevo para un tiempo nuevo.

El populacho, adicto a las sorpresas, se lanza a la calle. Vitorean al nuevo rey a su paso. Suenan los cláxones en las calles. También los cánticos. "Froiláaan, Froilán, Froilán, Froilán, Froiláaaan Froiláaan..." La España republicana que el CREA anhelaba despertar se desmorona. "Yo no soy monárquico, soy froilanista" confiesa un estanquero en cada ciudad de España en ese preciso momento. Todo está perdido.

Eva Sannum está sola en la cocina, tratando de poner en orden sus sentimientos encontrados. Hay una enigmática sonrisa en la comisura de sus labios.
Felipe se le acerca. Le pone una mano en la cintura y le suelta: "Tú y yo tenemos algo pendiente ¿verdad?".
La Sannum levanta la mirada hasta encontrar la del ex-príncipe azul.
Pone su mano en la del hombre que un día amó.
Le dice: "Vete a la mierda, majo".


sábado, junio 21, 2014

Elige tu propia aventura - FESTIVAL DE CORTOS (5)



Alcalá de Henares, 18 de junio de 2014 (a 2 horas de la abdicación)

Un día antes de desfilar en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona le sucedió un episodio similar. Entonces la parálisis le duró varias horas, incluso recibió el consejo médico de no salir a hacer de abanderado de la delegación española. Se convocó de urgencia  a El Tricicle para que preparan un número por si el príncipe se quedaba congelado en medio de la pista. Decir que estaba preparado. Convertir el drama en un cachondeo, eso siempre ha funcionado en España.
La segunda vez fue antes de su boda. Se quedí catatónico en pleno coito real. Letizia tardó bastante en darse cuenta. Felipe nunca ha sido de moverse demasiado.
Ahora está sentado, con los ojos vendados. Lo peor del secuestro ha sido el rato en el que iba en la caja del material, con los frenazos de la furgoneta y sus consiguientes hostias contra las paredes.
Lleva 4 días en los que se ha convertido en la nancy maquillaje. Todo el mundo lo toca, lo mueve, lo lleva de acá para allá. También allí lo han maquillado. Eso es, imagina Felipe, porque van a hacerle fotos. A ver cómo sale de esta. Con lo tranquilo que había estado hasta que a su padre le dio por abdicar. ¿No se podía haber esperado 10 añitos más?, pero si todavía es muy joven. Siempre con el sueño de ser monarca y ahora que se hacía realidad se convertía en una pesadilla.

En la habitación contigua Garci echa humo. "¿Queréis quitarme estas putas cuerdas, copón?", grita a un vigilante que supone tras la puerta. No hay nadie, claro. En el piso franco es la hora de la merienda. Y eso es sagrado.
Al rato escucha unos pasos que se acercan y la puerta que se abre. En la penumbra distingue perfectamente la silueta de ella.
- Soltadlo, animales - ordena.

Se ve que con el apuro del secuestro improvisado les pareció bien llevarse también al cineasta. Con el consiguiente susto y error táctico. Porque tanto Garci como la mujer saben que era mucho más útil, por definición, tener dentro del meollo al infiltrado. Decisiones locas que se toman sin ton ni son.

- José Luis, volvemos a vernos.
- Eva, estás espléndida.

Allí está Garci frente a Eva Sannum. Siente ante su presencia escalofríos, como si se tratara de una de esas rubias arquetípicas de los films de Hitchcock. Pero ella es distinta. Ella domina la situación con mente escandinava y corazón latino (de sangre caliente pegada a tu piel).

- ¿Quieres un sol y sombra?
- Gracias, Eva. Eso me ayudaría a recuperar la presencia de ánimo.

Tardan 5 minutos en diseñar los trazos gruesos del plan. Lo lógico es que en la Casa Real se inventen cualquier excusa para justificar que Felipe no esté en la firma de la ley de abdicación. Si eso sucede, hay que contraatacar y grabar imágenes del príncipe en cautiverio, para luego enviárselo a todos los medios de comunicación justo cuando sean las 12 de la noche, justo en el momento en el que Felipe se haya convertido a todos los efectos en Felipe VI, Rey de España, Rey de Jerusalén, Señor de los 7 Reinos, Padre de los Tragones.
¿Las reivindicaciones? Sencillas. Un referéndum para que el pueblo decida entre monarquía parlamentaria, república, anarquía moderada o dictadura hipster.

"Yo tengo excusa", dice Garci, "podré ayudaros con las grabaciones y los mensajes con la justificación del secuestro. Pero vosotros... tenéis que estar muy convencidos". Garci bambolea su sol y sombra mientras observa fijamente a aquellos guerreros, con el rostro indeterminado de la determinación.
Eva Sannum le toma la palabra: "Vamos a conseguirlo", camaradas, "el plan es perfecto, ¿qué puede salir mal?".


* Si quieres que la historia acabe todo lo bien que podría acabar un sindiós así, vota BIEN
* Si quieres que acabe mal, aún sabiendo que no hay mal del que no se aprenda una valiosa lección, vota MAL
* Si quieres un final realista y caótico, al más puro estilo español, vota CHAPUZA


Puedes votar en los comentarios del blog, en la página de facebook o con una mención en tuiter.
Entre todos los participantes se sorteará un regalo sorpresa. Sólo tienes que votar una única vez durante la semana y tendrás un número en la rifa.

viernes, junio 20, 2014

Elige tu propia aventura - FESTIVAL DE CORTOS (4)



Acta del 17 de junio de 2014 
Reunido el máximo órgano decisor del CREA, se acuerda por unanimidad: 
1.- La intención de evitar a toda costa la continuidad de la actual farsa monárquica y el proceso sucesorio, de un farsante a otro impostor.
2.- Como evitar, lo que se dice evitar, va a ser imposible, se propone molestar lo máximo posible.
3.- Para ello la sección de ataque del CREA, compuesta por 12 soldados y soldadas leales a la causa se encadenarán en la puerta del Palacio Real para dificultar y/o/u obstaculizar la ceremonia de abdicación. 
Dios, Patria, Fueros, Rey 
Firmado: CREA (Carlistas Reunidos En Armonía)
* * * 
Acta del 17 de junio de 2014 
Reunido el máximo órgano decisor del CREA, se acuerda por unanimidad: 
1.- La intención de evitar a toda costa el proceso sucesorio de la actual monarquía en favor de un modelo alernativo republicano. 
2.- Como este fin excede a nuestra posibilidades, se propone molestar lo máximo posible. 
3.- Para ello, la sección de ataque del CREA, compuesta por 12 valerosos camaradas y camarados leales a la causa ejecutarán una original acción consistente en encadenarse a la puerta del Palacio Real para dificultar y/o/u obstaculizar la ceremonia de abdicación. 
Viva la revolución libertaria 
Firmado: CREA (Comando Republicano Español Antiespañol)

* * *


Madrid, 18 de junio de 2014 (a 5 horas de la abdicación)

Sentado en esa silla, perfectamente inmóvil, el futuro monarca demuestra que es el heredero mejor preparado de la historia. Imperturbable el gesto, como un retrato de Velazquez, como un androide institucional que lleva trabajando con el equipo de grabación horas y horas en extenuantes turnos en el que él (¡¡sólo él!!) permanece siempre al pie del cañón.
José Luis Garci trabaja en los último planos cortos que podrá utilizar durante la realización televisiva de la ceremonia de firma de la abdicación. Modela al Príncipe en solitario (mientras el equipo ha ido a comer) como un alfarero, pigmalión implacable, como hacía Rex Harrison con Audrey Hepburn en "My fair lady" (George Cukor, 1964). Pronto un tumulto lejano, en la calle, desencadena en él un presentimiento. ¿Ha llegado ya la hora de actuar?

Los dos batallones de los dos CREA han elegido ese horario para asegurarse salir en los telediarios de las 3. Los carlistas llegan antes, por su naturaleza impaciente. Porfían con los guardias cuando llegan los republicanos con idénticas intenciones. Se arma un tumulto de película de romanos. Disparos de fogueo al aire, empujones, gritos, flashes fotográficos de los turistas, banderas raras, emblemas antiguos, estandartes, ruido de cadenas, tropezones, una batucada que llega a la plaza, los relinchos de los caballos, uniformes coloristas, camisetas reinvindicativas, un grupo de 100 escolares aragoneses que tiran globos de agua... Un carlista que cree estar consiguiendo encadenarse a las columnas pierde la concentración y acaba encadenado a un guardia real.
Ese ataque sincronizado descoordinado supera a los vigilantes, que centran su atención en evitar los encadenamientos. Se hacen fuertes y logran su propósito (no sin detenciones ni gran escándalo tuitero). Aunque no se dan cuenta de que 4 miembros del Comando Revolucionario Español Antiespañol han entrado en el edificio. Recorren los pasillos, primero acobardados y en silencio, después dando patadas a los jarrones como si tomaran el Palacio de Invierno. La acción kamikaze carece de propósito, pero como en esas mentiras que uno lleva demasiado lejos, los 4 saben que tendrán que apechugar tarde o temprano. Con el tiempo (y tras salir de la cárcel) lo sabrán contar con elaborado heroísmo. Ya tendrán tiempo para dotarlo todo de intención. Abren las puertas. Mean en las grandes poncheras donde se servirá el cóctel de recepción. Se prueban la corona y el cetro, suben las fotos a instagram.

Garci sigue trabajando en solitario con ese príncipe Felipe en carbonita. Cuando irrumpen en la habitación los 4 causantes de las voces y los estragos siente su vulnerabilidad de agente doble, dentro de una cárcel de mentiras, igual que en "Celda 211" (Daniel Monzón, 2009). Sin embargo, algo le dice que ha llegado su momento.

- ¿Y vosotros qué hacéis aquí? - pregunta el director.
- Somos del CREA - dice uno de ellos; otro le susurra algo al oído y en seguida aclara - del CREA auténtico, que conste.
- Oh, ¿habéis venido a secuestrar al príncipe heredero que casualmente está en estado catatónico lo cual facilita mucho las cosas y evitar de ese modo que mañana pueda jurar la constitución frente al parlamento?
Los 4 fantásticos se miran entre ellos.
- No
- Bueno...
- A ver, yo creo...
- No... sí
- Sí
- ¡Sí! ¡claro que sí!
La certeza llega a su orilla en oleadas.
- Ni se os ocurra - continúa Garci - utilizar los arcones del material de grabación para sacarlo de aquí, ni coger las camisetas y las acreditaciones de staff técnico de RTVE para pasar desapercibidos en la huida.

Garci guiña varias veces el ojo. Pero no sabe si ellos saben que él sabe.
Prueba con una pregunta inocente, "¿y a mí también me vais a secuestrar?"


* Si quieres que el comando secuestre al príncipe y deje a Garci allí, disimulando, vota PRÍNCIPE
* Si quieres que el comando los secuestre a los dos, vota DOS
* Si quieres que el comando sea detenido al intentar salir del palacio, vota DETENCIÓN


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jueves, junio 19, 2014

Elige tu propia aventura - FESTIVAL DE CORTOS (3)




Huesca, 16 de junio de 2014 (por la noche)

Ella lo había previsto. Dijo: "Si Garci pone cualquier excusa para acudir a recibir el premio, me avisas". Ella siempre parecía saber algo que los demás ignoraban. Llámalo intuición, llámalo información privilegiada, llámalo X, llámalo Ernesto.
El Director de Palomitas del Festival Internacional de Cine de Huesca, cinéfilo y gastrónomo a partes iguales, militante de tantas causas perdidas que a veces tiene que repasar sus carnés de afiliado para recordar si está a favor o en contra da las ballenas, ese hombre hecho y derecho, descuelga el teléfono y marca un número aprendido de memoria:
- Dígame
- El topo está en el balneario - transmite el mensaje en clave.
- ¿Cómo?
- El topo - pausa - está - pausa - en el balneario - vocaliza al máximo.
- ¿Cuál topo?... ah hostia, espera que lo apunto. El topo está... ¿enladrillado?
- ¡¡No!!, está en el balneario.
- Ya está, lo tengo. Pase usted buena noche.
- Igualmente.



Madrid, 17 de junio de 2014

Se prevé un martes frenético y Garci lo afronta cargando con una merecida resaca. Atrás queda la euforia nocturna, esa sensación de que Juan Carlos I seguía siendo un tío guay. Ahora puede pensar con propiedad y ser consciente de la misión que le espera.
Lleva años convertido en una célula durmiente (roncante, casi) de la disidencia. Fue reclutado por ella, en persona, hace algunos años. Apareció en un momento de bajón y descrédito institucional. Ella supo decir las palabras adecuadas y uso la hipnosis infalible de sus largas piernas y esa elegancia apabullante de Barbara Stanwyck en "Perdición" (Billy Wilder, 1944).
Garci sabe que fue elegido con un único objetivo: el sabotaje (si se presentaba la ocasión). Y allí la tenía. En cualquier momento podía recibir la señal para entrar en acción.
Mientras tanto actúa con normalidad. Asume su papel central en la representación que se urde en las entrañas de la Zarzuela. Se trata del encargo más extraño que ha recibido en la vida y quiere analizar desde dentro las debilidades del plan monárquico.

En la mesa italiana están todos los actores principales de la farsa. Empezando por la princesa Letizia (que no interviene, sólo mira con cara de asco) y acabando por el director y realizador (Garci) y el jefe de la Casa Real (en su papel de script protocolario). Junto a ellos está la gente del gabinete de prensa, los cámaras, los técnicos de sonido, el mago de los efectos especiales, etcétera. Repasan el guión por primera vez. No tiene fisuras. Parece un delirio, pero todo acaba teniendo sentido, piensa Garci, como en "Pulp Fiction" (Tarantino, 1994).

El primer momento realmente crítico será la firma de la ley orgánica de abdicación. A priori es Juan Carlos I el único imprescindible en el acto, aunque conviene que le acompañe su heredero. Tendrá lugar mañana miércoles por la tarde. La gente estará pendiente del partido de España en el mundial de fútbol y el engaño tiene muchas posibilidades de colar.
Se necesitará sacar de allí a todos los periodistas a los que no se pueda comprar. Pocos. Se rodarán recursos para la realización televisiva del príncipe hablando con su padre, utilizando la recreación digital. "Un holograma que actúa", dice el de los efectos especiales. Un holodrama. piensa Garci.
- Esto... ¿Felipe está tieso del todo o está articulado como un madelmán? - pregunta Garci a Letizia con poco tacto.
- Él no puede moverse, pero nosotros podemos colocarlo en cualquier postura - sale al quite el médico, también presente.
- Estupendo. Así podrá aparecer sentado en un segundo plano.

Garci sabe que el poder de la televisión es enorme. Y aunque la sala del Palacio Real estará llena de políticos y presidentes autonómicos, sabe también que no se enterarán. Esa gente no es capaz de distinguir un cáctus de un nenúfar. Y si llegaran a hacerlo, son de los que se callan al ver al rey desfilar desnudo (o catatónico).

Una vez superada la firma de la ley, Felipe VI será rey esa misma madrugada del miércoles al jueves.
La imposición del fajín rojo de Capitán General en la Zarzuela se puede tener grabada de antemano. Los paseos en coche descapotable no tendrían que dar ningún problema, sólo hay que pedir que el coche vaya más rápido de lo habitual. Y la proclamación en el congreso puede evitarse con una oportuna alerta terrorista o un vino español.
El plan no tiene fisuras, descubre Garci.  Pero él tiene el control y puede demolerlo desde dentro.



En algún lugar de Alcalá de Henares, 17 de junio de 2014

Acaba de terminar la asamblea del CREA en la que se decidía si hacían una asamblea. Ha ganado el sí, va a haber asamblea. Se toman un receso de 20 minutos para fumar y tomar café. Alguno de los presentes protesta. Habría que hacer una asamblea para decidir si son 10, 20 o 30 minutos de descanso. La arbitrariedad es otro más de los enemigo burgueses.
El CREA, siglas de: Comando Republicano Español Antiespañol, trata de demoler el edificio de la monarquía y luego mear en los cimientos. Nació como peña quinielística y fue un grupúsculo insignificante hasta que ella tomó las riendas. En sus estatutos secretos lo dice textualmente: "Somos más demócratas que la hostia". Y dan fe de ello las 4 votaciones que hicieron falta para aprobar esa frase.

La cercanía del traspaso de poderes les ha congregado de urgencia en esa nave industrial abandonada. Por los corrillos se extiende el rumor de que esta vez hay esperanza porque tienen un infiltrado.
Ella da la orden y el camarada ujier toca la campanilla. Todos ocupan sus puestos y empieza la asamblea.


* Si quieres que la asamblea decida establecer contacto con Garci, vota CONTACTO
* Si quieres que decida organizar otra asamblea mejor, vota ASAMBLEA
* Si quieres que triunfe el sector impaciente y se organice una misión a la desesperada, vota ATAQUE


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miércoles, junio 18, 2014

Elige tu propia aventura - FESTIVAL DE CORTOS (2)



Garci mira a Juan Carlos como si se enfrentara a un abismo o a su primera película. Advierte una súplica en la mirada del monarca, sentado frente al afiche de "Volver a empezar" colgado en la pared. Es delicadamente irónico. Eso le termina de convencer.

- Sí, iré con usted, majestad.
- Tuteabe, pod favod - ruega el monarca.
- Iré contigo a donde haga falta. Pero antes... conversaremos. Y de paso nos acabaremos esta botella de orujo.

Garci ve la botella medio vacía porque es un pesimista irredento. El Borbón la ve medio llena, su optimismo es legendario.
"Por los viejos tiempos", brinda el anfitrión tras haber llenado ambos vasos. "Pod los viejos tiebpos", clin clin.
"Por la transición" inventa Garci con el segundo chupito. El rey sonríe. "Pod la transición", repite. Se van librando del corsé del protocolo.
"¡Por la patria!" se aventura esta vez Garci. "¡Pod la patria!", responde el rey.

¿Cuál es tu nacionalidad, Rick? Soy un borracho. Garci fantasea con la frase genial de "Casablanca" (Michael Curtiz, 1942). No todos los días podía lanzar todo ese cinismo romántico a la cara del mismísimo rey, aunque en el último momento se autocensura porque, a fin de cuentas, están pasando un buen rato.
Llena los vasos por cuarta vez, los apuran de un trago y él se decide por la conversación estándar.
- ¿Qué hay de nuevo en palacio?
- Alguna que otra cosa - responde el jefe de estado, ejerciendo la jefatura de su incipiente estado de embriaguez - ya se sabe, nunca hay que bajar la guardia.

Con cada lingotazo vocaliza mejor. Es un efecto extraño, piensa el director. Se suceden los brindis y las carcajadas. Garci siente que ha llegado el momento de descubrir para qué ha venido a buscarlo ese hombre (que con el rostro encarnado y los ojos amarillentos no es sólo un hombre, es la personificación vivente de la enseña nacional).
Vierte el resto de la botella de orujo en una petaca y se siente listo para partir.
- Nos vamos, Juancar - le exhorta.
- Nos vamos, súbdito - le responde.
Se abrazan y se parten de la risa.

El chófer les llama la atención por poner los pies sobre la tapicería, aunque decide morderse la lengua y darlo por imposible cuando sus dos pasajeros comienzan a cantar a voz en grito "Juntos" de Paloma San Basilio. Al llegar a su destino tiene que ayudarles a bajar del mercedes.
Garci se siente algo ebrio, pero sabe que ese conductor merece una propina. Como no lleva dinero encima le entrega una bobina de "El Maquinista de la General" (Buster Keaton, 1926) en 35 mm. El chófer tuerce el gesto. Hubiera preferido dinero. ¿Podrá reproducir eso con su laser-disc?

En la Zarzuela todo es borroso, ya sea porque han bebido en exceso o porque se han dejado enchufada la máquina de humo. Pasan al despacho de su alteza el rey saliente (en breve, salido). Allí tiene montado un gabinete de crisis con pizarras, nespresso y rosquillas caseras (la especialidad del CNI).
Garci se fija en los cuadros, en las fotografías, en el realismo impresionante de esa estatua de cera del príncipe heredero, con el uniforme de gala del ejército.
Ese es el famoso despacho de los mensajes navideños y las fotos de facebook donde siempre parece que no ha trabajado nadie nunca.

- Mida, José Luis, lo que decesitabos...
- Toma un poco de esto - saca Garci la petaca del bolsillo - corre, que se le van las vitaminas.
Juan Carlos le da un sorbo enérgico. Un escalofrío real recorre su espalda y se pierde en la cirugía laberíntica de su cadera.
- Mira, José Luis, lo que necesitamos es muy delicado. Contamos con tu lealtad y experiencia para filmar la coronación de mi hijo.
- Bueno...
- Naturalmente te pagaremos por ello ¿eh?. Sin ser una cifra de dinero excesiva. Una cosa corriente, normal.
- Pero a ver, hoy es lunes por la noche, la coronación es el jueves... ¿tenéis pensado grabarla? ¿será en diferido? ¿en serio?

Garci habla y se sorprende a sí mismo andando por el despacho. No puede dejar de mirar de vez en cuando al figurón de cera. Parece tan real que juraría que sus ojos le siguen por toda la estancia.
- Hay que grabarlo, es imprescindible - insiste el rey.
Garci se frota los ojos como si se obligara a la introspección. Ese va a ser el cortometraje más aburrido que haya rodado en la vida. Piensa en el Premio Luis Buñuel del festival de cortos y por asociación de ideas se siente mal con ese proyecto casi funcionarial. Pero al mismo tiempo ser director de encargo es algo muy del "viejo hollywood". Siente que es incapaz de rechazar la oferta y sin embargo cree que hay gato encerrado.
- Sigo sin comprenderlo, ¿por qué hay que grabarlo?
- ¿Todavía no te has dado cuenta? - es la enigmática respuesta del monarca.

Garci se siente en medio de un terrible acertijo. ¿Será otra broma del rey campechano?.
- Ven - dice Juan Carlos y conduce al director frente a la estatua de cera del príncipe. - Convendrás conmigo que en este estado no podemos permitirnos una coronación en directo.

A Garci se le baja el pedo de golpe. Inspecciona. Toca. No es cera... es el príncipe de verdad, en carne y hueso, durante lo que parece un brote agudo de catalepsia.
- Pero pero... - titubea mientras bracea cómicamente.
- La presión le ha jugado una mala pasada - explica el rey - todavía es muy joven. Es imprescindible sacar adelante la coronación. Imagina que no volviera en sí en los próximos 3 días. ¡Sería el caos!
- Pero pero... - Garci roza también la catalepsia - ¿y si nunca vuelve a moverse?
- Bueno, un monarca tampoco necesita hacer mucho más - confiesa Juan Carlos.

Garci siente el peso repentino de la responsabilidad. Tiene que tomar una decisión rápida y ser consecuente con ella hasta el final.

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lunes, junio 16, 2014

Elige tu propia aventura - FESTIVAL DE CORTOS (1)



Casino de Huesca, 16 de mayo de 2014

- A ver, lee lo que llevas escrito.
- Reunidos a 18 de mayo de 2014 los miembros de la fundación «Rellenar después» han decidido por unanimidad entregar el Premio Luis Buñuel a...
- ¿A?
- Eso es lo que hay que decidir ahora.
- Ah, es verdad.

Con un funcionamiento similar al de un humidificador, el «Cargador de ambientes» consigue recrear el efecto de una de esas reuniones largas con los ceniceros llenos de colillas, las corbatas sueltas y las camisas remangadas. Porque en esa sala enmoquetada de sillas preciosas que chirrían al cambiar de postura nadie ha fumado nunca y nadie lleva corbata ni camisa de manga larga.

- Necesitamos a alguien que conecte con el pueblo.
- ¡Lo tengo! ¡Paco Martínez-Soria!
- Tiene que estar vivo, hombre.
- ¿Dónde lo pone?
- Siempre ha sido así.
- ¿Pero dónde lo pone?
- No discutáis, tengo la solución: Pajares y Esteso.
- Pero eso son dos. El premio siempre es para uno solo.
- ¿Y eso dónde lo pone?
- Qué pesados estáis. Buscad otra solución, no puede ser tan difícil...

El jurado afronta con seriedad la enorme responsabilidad de otorgar el galardón.

- ¡Ya está! ¡Bud Spencer!
- Jajajaja, no, mejor Terence Hill.
- Jua jua
- Jijiji
- Calla calla... ¡Ana Obregón!
- Jajajaja
- Jojojo
- Que sí, que salió en un capítulo del Equipo A
- Jijiji
- Bueno, en el Equipo A también salió Hulk Hogan.
- Hostia, pues Hulk Hogan sería un puntazo.
- Jejeje
- Di otro, pero ahora de verdad, va.
- No sé, ¿Garci?
- JAJAJA, José Luis Garci, ese ese.
- ¡Garci es perfecto!
- ¿Tenéis su número?
- Apunta...

Asunto resuelto. Ya pueden marcharse a cenar.
Y eso que sólo son las 6 y media.



Huesca, 16 de junio de 2014 (un mes después)

Suena el teléfono en la oficina del Festival de Cortometrajes que empieza hoy.
42 años al pie del cañón.
42: como el sentido de la vida, el universo y todo lo demás.
42: como la latitud de la ciudad que lo acoge y lo atesora con un poco de orgullo y otro tanto de desdén burgués.
Lleguemos a la hora que lleguemos a ese campamento de artilugios, fotos, lámparas y maderas innobles siempre escucharemos un teléfono sonar. Pero ahora es ahora. Y el teléfono que suena es ese, que deja de sonar unos segundos después de ser descolgado, como si con tanto ajetreo el aparato hubiera perdido sus reflejos.

- ¿Dígame?
- ¿Con quién hablo?
- Al habla el Festival de Cine.
- Vale, yo soy Garci.

Sólo el verdadero José Luis Garci diría "vale, yo soy Garci". La voz y la entonación también constatan la evidencia.

"Vale, de acuerdo, no puedes... No puedes venir a recoger el premio... entiendo... Un asunto grave, vaya faena... Podrías enviarnos... Exacto, un vídeo con un mensaje tuyo para la gala... Sí sí, tenemos ordenadores en Huesca, a nuestra estación llegó el tren del progreso en el año 2000..."

Alza sus cejas el Director de Palomitas del Festival, visiblemente contrariado.
- Chsst, chsssst... - reclama la atención de la oficina mientras cuelga el teléfono con mueca fúnebre. Se aclara la voz. - ¿Os acordáis de que Garci iba a venir a recoger el Premio Luis Buñuel?
Es una pregunta retórica pero, excepto uno que no se acuerda, todos asienten con la cabeza.
- Pues nada, que al final no viene.
El rincoceronte de la decepción recorre la habitación tirando sillas, mesas o el perchero en el que ese comité de cinéfilos colgarían sus sombreros de fieltro (en el caso de llevarlos puestos).



Madrid, 16 de junio de 2014

El famoso cineasta José Luis García Muñoz cuelga su teléfono vintage con la misma cara de desagrado con la que lo había descolgado unos instantes antes. Mira fijamente a su acompañante. Se atusa su barba imaginaria.
- Ya están avisados los del festival de cortos. Al peluquero no hace falta que le llame ¿no? - dice - él está acostumbrado a que le dé plantón. ¿Aviso a mi asistenta para que se coja toda la semana libre?
- Vedga, Jose Luis, tóbate esto ed serio.
- Cómo quiere usted que me lo tome, majestad. Cuénteme de una vez lo que está pasando y déjese de misterios.
- Si do te decesitádamos de veddad ¿cdees que veddría a buscadte pedsodalbedte?
- Ya os lo dije, ¡nunca más! - Garci se incorpora y alza su puño con pose atormentada - Y aquel día puse a Dios por testigo...
- Qué peliculedo edes, José Luis. No te lo didé dos veces. ¿Viedes codbigo o do?


* Si quieres que José Luis Garci acompañe a su misterioso interlocutor al Palacio de la Zarzuela, vota ACOMPAÑAR
* Si quieres que le dé largas y lo invite a salir de su casa, vota ECHAR
* Si quieres sacar la botella de orujo y alargar la conversación, vota LINGOTAZOS


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domingo, abril 14, 2013

Elige tu propia aventura - LLUVIA EN ROMA (y 6)




Roma, 24 de marzo

Tras pasar una noche agitada, Francisco tarda en levantar cabeza. Lleva el sobre del difunto Ratzinger en el bolsillo y cada cinco minutos comprueba que sigue allí (un par de veces incluso lo nota vibrar). Tras el ángelus vuelve a su estancia. Saca el sobre. Se sienta. Lo mira. Vuelve a abrirlo y repasa su contenido. Por un lado, una tarjeta con  las instrucciones para recuperar el dinero robado. Francisco clava los codos, se concentra unos minutos, la memoriza y la quema. Luego se fija en dos llaves antiguas, una de oro y otra de plata. Las guarda en el bolsillo del disfraz papal. Por último, saca del sobre un diskette. ¿Dónde va a encontrar en el año 2013 un ordenador que lea diskettes?. En la biblioteca secreta del Vaticano, piensa. Esos ordenadores nunca están ocupados.

La biblioteca es un lugar inexpugnable. Todas las medidas de seguridad son pocas para albergar incunables que no tienen precio. Por no hablar de la información confidencial guardada durante tantos siglos. El diskette-cabaña da cobijo a un solo archivo: priores.txt
Al abrirlo aparece una lista cronológica de todos los líderes de la extraña hermandad. Los ojos del papa se detienen, sobre todo, en aquellos que le resultan familiares...
Carlo Pedersoli, Alfonso de Borbón, Robert Kennedy, Aldo Moro, Giuseppe Di Vittorio, Henri Poincaré, Leopoldo I de Bélgica, Denis Diderot, Cosme III de Médici, Gian Lorenzo Bernini, el papa Inocencio X, Pietro Perugino... la lista es heterogénea, pero el nombre de Pietro Perugino activa un resorte interior en la cabeza del Santo Padre. Durante la comida sigue dándole vueltas al asunto.

- ¿Me ha hecho llamar, Santidad? - la Hermana Fernández se presenta con una sutil reverencia, casi irónica. La relación entre ambos se ha estrechado bastante en las últimas jornadas.
- Quiero consultarle algo. El tipo del museo, el gemelo, ¿tienen el vídeo?
- Sí, ya se lo enseñé...
- No no - interrumpe Francisco - ese no. Necesitaría ver el vídeo de su visita a la Capilla Sixtina.
- Se lo busco inmediatamente. Soy toda suya. - Contesta la monja, ferviente. El Santo Padre se ruboriza.

- Aquí, ¿lo ve?
- No
- Acérquese más, que no muerdo.
Francisco se aproxima al iPad y distingue la silueta del hombrecillo, en blanco y negro.
- Pasó mucho tiempo en la Capilla, sí, pero solamente se fijó en dos frescos de la pared norte. - La Hermana Fernández siempre cumple su trabajo con precisión.
- Sí, ya lo veo. - El Santo Padre sonríe. - Sólo hay una forma de saber lo que eso significa.
Desde el anuncio de la quiebra vaticana, se había multiplicado el hermetismo y se habían suspendido las visitas turísticas. Francisco y su jefa de espionaje se encuentran la Capilla Sixtina vacía.
- Primero se detuvo allí. - El papa sigue el recorrido de la grabación. Mira el fresco de la pared. - Frente a la "Entrega de las llaves a San Pedro", del maestro renacentista Pietro Perugino.
Conoce bien esa imagen. Jesús entrega las dos llaves del Reino de los Cielos a su apóstol más querido. Son las dos llaves del emblema papal, pero Francisco piensa en las dos llaves que guarda en su bolsillo. Sigue sin encontrar la relación.
- Y luego...
- Luego vino exactamente... - se desplaza con zancadas largas - hasta aquí. "El Bautismo de Cristo", obra de Pietro Perugino.
- ¿El mismo autor? - se sorprende la Hermana Fernández.
- Extraño, ¿verdad?
Las dos elegantes recreaciones de la vida del Mesías podían estar escondiendo claves del enigma. Salvo el estilo pictórico, la única similitud entre ambas imágenes era la repetición constante de la figura de Jesús. Incluso en el fresco del bautismo había colocado juntos a dos de ellos, representando las dos visiones paralelas de Jesús, la divina y la humana, como hábilmente destacaban los expertos.
No puede sacarse de la cabeza el poderoso secreto que Ratzinger le había querido desvelar antes de morir. Pero el alemán había insistido en que "fue descubierto durante el Concilio", y esos frescos llevaban allí cinco siglos.

Comprobación rutinaria: Las llaves siguen en el bolsillo, pero ¿dónde ha guardado el diskette?. Regresa a la biblioteca secreta. No, en la rendija del ordenador no está, qué cabeza la suya. ¿Y entonces? ¿dónde lo ha podido dejar?
- ¿Está buscando esto? - escucha la misma voz retumbante de la habitación 616 del hotel Rocamar de Sitges. 3 estrellas, wifi gratuito, minibar, habitaciones renovadas.
Francisco reconoce al hombre que sostiene con dos dedos el diskette. Se siente turbado.
- ¿Pero ustedes entran aquí como San Pedro por su casa? - le espeta, indignado.
- Somos los cerrajeros de Dios, no tenemos barreras - responde Bud Spencer, y en seguida pasa al ataque - ¿Cómo le ha ido la misión que le encomendamos?
- Precisamente ahora me iba a poner con lo vuestro. Mañana os digo algo. - Sale al paso el Santo Padre.
- Mejor hablemos ahora. ¿Qué dijo el viejo?
- Nada.
- ¿Nada? ¿Pues entonces de qué nos sirve usted vivo? - lanza la pregunta al aire, saca un 38 y le apunta con desdén.
Francisco sabe que es inútil pedir ayuda: A estas alturas de la historia tampoco puede pedir un milago (ay, piensa, si hubiera rezado más...)
- Antes de matarme podría contarme ese gran secreto que les hace tan poderosos - intenta ganar tiempo y, de paso, saciar su curiosidad - total, me va a matar igual...
- Me encantaría pero tengo mucho lío hoy por la tarde. Prepárate a morir.
Se escucha el clic del percutor.
Luego se escucha un disparo. Pero no es un disparo normal, parece de juguete. No resuena en la quietud de la biblioteca. Francisco se palpa y está entero, sin agujeros. Mira a su interlocutor e interpreta la mueca de su rostro. El orondo cuerpo se derrumba tras varios segundos tambaleándose. Justo detrás, descubre a la Hermana Fernández empuñándo una glock 17 con silenciador (el arma favorita de las monjas).
- ¿Quién era? - pregunta.
- Nuestro enemigo - responde él.
- Pues ya está, se acabó. - Sentencia ella.
- No, nada de eso, que lo tienen repe.

El papa sabe que de esa religiosa de hermosos ojos puede fiarse. Decide contarle el lugar exacto en el que se han estancado sus pesquisas. El descubrimiento accidental de un gran secreto durante el Concilio lo cambio todo. Pero ¿qué descubrieron?. "La cripta", dice la Hermana Fernández, "yo era una niña y recuerdo que fue una noticia de primera plana".
Francisco se golpea la frente con la palma de la mano. La tumba de San Pedro fue encontrada debajo de la actual basílica. La excavación se llevó con un secretismo absoluto y duró años. ¡Ajá!. Cada vez están más cerca, puede sentirlo.
Recorren la necrópolis vaticana, su piedra vieja restaurada. Avanzan por la gruta hasta situarse en una cámara justo debajo del baldaquino. Huele a fruta podrida y a polvo.
- ¿Qué hay allí exactamente? - pregunta el Santo Padre a su intrépida guía.
- Cuando dijiste las palabras "San Pedro", "secreto" y "oculto", en seguida pensé en una urna de piedra a la que nadie presta atención, en el mausoleo contiguo a la cripta y al muro rojo.
Cuando las dos linternas enfocan al unísono la urna, aparece una doble inscripción simétrica del monograma de Cristo (XP). La Hermana Fernández señala una extraña cerradura. Al papa le da un vuelco al corazón, busca en su bolsillo y extrae las dos llaves. Por fin.
- No, son demasiado pequeñas - dice la monja, que observa el proceso con interés.
- No puede ser... - Francisco está convencido de que esas llaves abren un compartimento secreto. Y se resiste a pensar que no es ese. - "Dos llaves para la misma cerradura". - Repite en voz baja la consigna de la Doppia del Popolo que le enseñó Ratzinger minutos antes de morir.
Junta las dos llaves, resolviendo una especie de puzle. Prueba entre temblores y... ¡funciona!.

En una de las 129 habitaciones de la Residencia de Santa Marta, el hombre y la mujer observan un libro muy antiguo (más de 11 siglos, calcula a ojo el pontífice). Palabras. Sólo palabras. Eso era lo que se había convertido en el arma más poderosa de la cristiandad: "El Libro Negro".
Sólo necesitan leer los párrafos que señalan los marcadores de seda de colores. En el primero, se habla del bautismo y a Francisco le evoca el cuadro de Pietro Perugino. Son versículos escritos por el propio San Pedro, y en ellos hace frente a las tergiversaciones milagreras de San Pablo. Pone por escrito la gran verdad que el mundo no está preparado para conocer: Jesús tenía un hermano gemelo.
Con el lenguaje de una confesión, cuenta que la metáfora de la resurrección se convirtió en algo tan influyente que decidieron dar el cambiazo. Fue sólo un truco de prestidigitador, una farsa. Jesús murió y le sustituyó su hermano gemelo.
El efecto del texto es devastador, tanto para la Hermana Fernández como para el Santo Padre. Acaban de descubrir que han consagrado su vida a una mentira y que, desde décadas, quizás siglos, la cúpula del Vaticano ha sostenido la fábula en su provecho.

Ha anochecido. En sus rezos, Francisco le pide a Dios una señal, sea la que sea. O al menos le pide que mantenga un silencio digno en segundo plano mientras ambos, la monja y el pontífice, reniegan de él. Afuera se escucha la tormenta.
Cuando, como hoy, llueve intensamente en Roma, se diría que el aura añeja y apabullante de la ciudad se deshace, que el vertiginoso remolino de matices que son sus calles descansa, que el sempiterno murmullo se reduce a un susurro leve y que algo muere para siempre.




Nicosia, 26 de marzo de 2013

Por la terminal internacional del aeropuerto de Lárnaca, en Chipre, pasean dos recién llegados. Ella viste un vestido naranja que quita el hipo, él un sombrero playero, pantalones de sport, rayban y una camiseta azul de los Pixies. Un taxi les traslada a su suit del hotel Hilton, en Nicosia. Chipre está llena de periodistas que cubren el crack bancario del país, les conviene pasar desapercibidos.
El rayo más fotogénico, el que ocupó todas las portadas y abrió todos los noticieros fue el que cayó sobre la cúpula de San Pedro. Aunque lo grave fue la tormenta eléctrica, las decenas de réplicas que le siguieron. La lluvia paró y dejó paso al fuego, con varios focos, que hicieron el incendio incontrolable. El propio papa ayudó a evacuar cada uno de los edificios, hasta que despareció entre las llamas. "El héroe de Roma", le llamaba el Corriere della Sera, con la deferencia que suele tenerse hacia los difuntos.

Jorge Mario Bergoglio (en adelante Giuseppe Cartone, como indicaba su pasaporte falso) había escapado con la Hermana Fernández (en adelante Oriana Lucchese) por los pasadizos del Vaticano. Ahora, sentado en la cama, piensa en el renacer del catolicismo. Mientras sea pobre, no habrá conjuras. Está en la naturaleza humana, y una vez que se pierde la fe en Dios, sólo queda aferrarse a la naturaleza humana, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Ella pasa a su lado y le dedica una suave caricia en la nuca.
Han cumplido con los procedimientos que el ruso había preparado para recuperar el dinero. 18.000 millones de euros son una fortuna obscena, pero ahora constan a su nombre. De todos modos, todavía no han podido oler ese dinero, el corralito chipriota ha dejado las cuentas bloqueadas. Como siempre: una de cal y otra de arena. Cada avance siempre lleva implícito su retroceso.
No piensan devolverle a la Santa Sede (o a sus corruptas cenizas, más bien) la suma robada. Tienen decidido gestionarla por su cuenta. Desde mañana se dedicarán a seleccionar proyectos por todo el mundo, iniciativas locales, honestas, apasionadas, que merezcan realmente la pena. Cada una de ellas recibirá una donación mínima de 500.000 euros. De esa semilla, piensan, nacerá un futuro un poco mejor.

Sale la Hermana Fernández de la ducha, con microgotas como lentejuelas por toda su espalda morena y tersa. El papa Francisco, el mismo que había sido dado por muerto en el pavoroso incendio de Roma, mira de soslayo a la mujer. Ella siente su mirada y deja caer la toalla.
- Eres mi nueva religión - dice el hombre, poco hábil con los cumplidos.
Ella le sonríe.
- Ven, papito, vamos a recuperar el tiempo perdido.


FIN


___________________

Gracias a todos por participar.
La próxima semana haremos el sorteo del libro de Molinos, permaneced atentos.

Si alguien tiene alguna duda sobre la historia, quiere hacer cualquier consulta sobre el pasado o el presente de los personajes, o ve algún cabo suelto, que lo pregunte en los comentarios.


viernes, abril 12, 2013

Elige tu propia aventura - LLUVIA EN ROMA (5)



Anda en solitario medio kilómetro. Se siente observado por los viandantes. Lo que le faltaba, ser pillado por un paparazzi así vestido, en pleno escándalo vaticano. El equipo de seguridad toma precauciones hasta comprobar que nadie le sigue. Un taxi les devuelve al aeropuerto en absoluto silencio.
Ya en el jet, todos se inventan excusas para no romper el hielo: "me voy a la lavar los dientes", "me quedan diez páginas del libro que estoy leyendo", "creo que la azafata está endemoniada"... Tras el exorcismo de urgencia, se sientan en sus butacas, se sirven un frangelico, colocan los pies en el masajeador y abren sus corazones.
- ¿Qué ha sucedido allí dentro? - se interesa el Padre Collombo.
- Poca cosa. Tengo un par de pistas sobre el paradero del dinero - responde uraño.
- ¿Nada más? Puede confiar en nosotros - la voz de la Hermana Fernández suena melosa, tranquilizadora y, corrobora Francisco, definitivamente ella le pone ojitos.
- Nada más. Salvo una duda: ¿conocéis una secta o una congregación muy extraña... cómo se llaman... Papado Poulos?
- ¿Doppio del Popolo? - pilla al vuelo la monja.
- Eso.
- He oído bastantes rumores, aunque nada sólido. - El olfato y el oído de la Hermana Fernández siempre han estado dotados de extraordinaria finura - Aparecen en conversaciones sin demasiado sentido, tal vez en clave.
Francisco relata a sus compañeros de viaje la causa de la reaparición misteriosa del envenenado bajito. "No es el mismo, ¡es su gemelo!". A veces, las respuestas más simples son difíciles de encontrar. A la mente le seducen más los patrones enrevesados. Mientras sus colegas duermen un poco, Francisco reflexiona. Siente una enorme responsabilidad, como si, en los últimos días, sus pasos hubieran estado guiados por votaciones ecuménicas del catolicismo en pleno. Joseph Ratzinger va a tener que darle una explicación convincente.
Se cambian de ropa poco antes de aterrizar. Al llegar al Vaticano, el Santo Padre da una última orden. Entran al calabozo y al kinki se le abren los ojos como pizzas.
- No esperabas volver a verme ¿verdad? - Francisco se permite una alegría.
- Yo... yo... - titubea el detenido y se señala un tatuaje en el dorso de la mano, un dibujo sencillo de dos llaves.
- ¿Da usted su permiso para probar la nueva máquina de descargas eléctricas? - solicita el Padre Collombo.
- Algún día habrá que estrenarla ¿no?.

Ya en la cama, Su Santidad se encomienda al Altísimo pidiéndole un poco de comprensión. Si su misión es mantener en pie el tinglado, está obligado a ser duro. Cuando los Estados Pontificios dominaban el mundo, los papas lideraban ejércitos, saqueaban, conspiraban, cometían incesto. Se trata sólo de un paréntesis en la habitual piedad. "Nadie echa vino nuevo en odres viejos", dejó dicho El Jefe.


Roma, 23 de marzo

Despierta Francisco entre pesadillas informes. Abre un ojo, se frota con los nudillos para despojarse de sus santas legañas. No sé da cuenta y se mete el Anillo del Pescador en el ojo. "Pues sí que empezamos bien". Mira su armario. ¿Qué se pondrá hoy? ¿Algo blanco tal vez? No tiene otra cosa. Al menos va a calzarse los célebres zapatos rojos. El viejo alemán sabrá apreciar el símbolo de jerarquía que eso supone.
Desayuna poco porque se le atraganta el resumen de prensa que le ha preparado el gabinete. Hoy le critican con más crueldad que ayer. "Abandona a su suerte al rebaño", "Ha cogido unos kilos", "No da la cara"... para ruedas de prensa estoy yo ahora, piensa.

El convento Mater Ecclesiae, en la colina Vaticana, es una edificación tranquila que habitualmente huele a naranjos y a rosas. Aunque esa mañana todo siga oliendo a humedad y a presagios funestos. El papa mira al cielo. Esas nubes, ¿a qué esperan para irse? a Venecia, por ejemplo.
El romano pontífice emérito Ratzinger le recibe en la cama. Está débil, enfermo, es la viva imagen de un hombre consumido por una gran inquietud.
- Hoy no me encuentro muy católico - dice el bávaro. Se pone la túnica sobre el esquijama. Se ajusta una gorra de la Caja Rural. - Para no peinarme - dice y sonríe, hasta que la fuerte tos suspende todo ejercicio de cortesía.
- Si quiere vuelvo mañana - Francisco le observa, vulnerable como un pajarillo.
- No. Tiene que ser hoy. Esta conversación es necesaria.
Se sientan en una sala rancia, como dos antigüedades más.
- Usted sabía que intentarían matarme - comienza el Santo Padre (el oficial).
- Tenía que asegurarme de que no era uno de ellos - le dice Ratzinger - por eso fui tan ambiguo con las advertencias.
- Lo intentaron.
- Y por lo que veo, no lo consiguieron. Bien por usted, le daré un caramelo de café con leche. Ahora escuche lo que tengo que decirle. Imagino que está aquí por el dinero. Hay que ser muy cabrón para filtrar algo así a la prensa.
- Ya - en ese momento Francisco desea que le trague la tierra.
- Habrá sido ese cotilla del Cardenal McGreen, o el español, ese como-se-llame. La D lo controla todo.
- ¿La D? - se interesa el pontífice, aliviado de no estar en el foco de las sospechas.
- Ellos - continúa el prepontífice - ya sabe a quiénes me refiero.
- Ahí quería yo llegar. Necesito que me lo cuente todo desde el principio.

Comienza Joseph Ratzinger una penosa explicación, interrumpida por la asfixia y los golpes de tos. Existe un secreto tan poderoso que por sí mismo puede derrumbar la muralla de la Santa Sede, un secreto al que la Doppia accedió de forma accidental en pleno Concilio Vaticano II.
Su programa exigía tiempo y una impecable planificación de recursos humanos. 19 años después, cuando el plan ya estaba maduro, fracasaron en su primer cónclave. En apenas 33 días lo subsanaron, con una muerte misteriosa y sin autopsia oficial.
Después sí, el arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, fue su primer hombre fuerte.
El 13 de mayo de 1981, Juan Pablo II fue asesinado por el turco Ali Ağca, en la Plaza de San Pedro, a la vista de todo el mundo. Nada sucedió. Fue sustituido por su gemelo secreto y el proyecto de dominio absoluto de la Iglesia siguió adelante.
- ¿Y sabe a quién prepararon para sustituir al polaco? - la mirada de Ratzinger se ha vuelto de acero.
- ¿A usted? - responde Francisco, apocado, con un hilo de voz.
- No, a mí hermano gemelo.
Les prepararon durante años para ocultarlo, para ser 2 en 1. Se formaron y ascendieron pronto en la carrera eclesial. Un día su hermano le trajo la buena noticia. No sintió miedo, sólo un poso vergonzante de envidia.
- En realidad no fue ningún privilegio para él. Fue muy duro desde el principio. - Los ojos del anciano se llenaron de lágrimas. - No hace ni dos años, al volver de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, perdió el juicio, enloqueció por completo. Está recluido aquí mismo, en la segunda planta, ni siquiera es capaz de reconocerme. Le desecharon como a un pañuelo de papel usado. Se deshicieron de él sin mostrar ningún atisbo de compasión.
- Entonces... ¿usted le sustituyó? - Francisco no da crédito.
- Me obligaron. No habían tenido tiempo de preparar el relevo.
- Es horrible. - el Santo Padre suda agua bendita.
- "Dos llaves para la misma cerradura", esa es la consigna. Por ella matarán y extorsionarán a quien sea.

El Ratzinger bis ideó entonces una jugada maestra que le permitiera mantener algún as en la manga. Fue leal, obediente, y cuando los sustitutos estaban preparados, formalizó su renuncia. Unas semanas antes, sacó el dinero con un mecanismo financiero ideado por el cómplice más extraño que uno pueda imaginarse, el enigmático matemático ruso Grigori Yakovlevich Perelman.
- Por lo que veo, han vuelto a confiarse demasiado y han terminado perdiendo otro cónclave. La soberbia es su talón de Aquiles. - La cara del alemán continua el recorrido de su metamorfosis y se tiñe de un rojo encarnado poco halagüeño.
- Beba agua, Joseph... bueno, como se llame...
- No me diga lo que tengo o no tengo que hacer. La fuga de capitales fue algo audaz, tal vez demasiado. Imagino que ellos le han enviado a visitarme porque no saben cómo resolverlo.
- Sí... Pero yo no quiero hacer tratos con esa gentuza. Intentaron matarme, por el amor de Dios. Dígame cómo resolverlo. - Francisco deja a su corazón elegir entre las piezas blancas y las negras. No duda, elige el bando de los que no echan veneno en las tazas de los demás.
El anciano le entrega un sobre.
- Guárdelo como si su vida o la de San Ignacio de Loyola dependiera de ello. - ordena, autoritario.
El papa 2.0 se guarda el sobre en el bolsillo.

- Hay algo que no comprendo - a Francisco todavía le queda una cosa por aclarar - ¿Cuál es ese secreto que ha sido capaz de generar un poder tan enorme?
El alemán le escanea, de izquierda a derecha.
- Es justo que lo sepa. Se lo contaré... - inicia su frase el replicante Joseph Ratzinger. Se detiene pensativo, sereno, concentrado, parece buscar las palabras exactas, parece buscar el aliento con el que articularlas, con el que... "¡Por todos los demonios, no respira!"
El Santo Padre sale a buscar ayuda pero no hay remedio. Su interlocutor fallece.
Y encima se pone a llover de nuevo.
Francisco se queda estupefacto por la historia, por el clima y por la impresión.


* Si quieres que la aventura acabe bien, vota BIEN.
* Si prefieres que acabe mal, vota MAL
* Si por el contrario quieres un final abierto que nos deje a todos con el culo torcido, como si hubiéramos perdido una semana entera de nuestras vidas en una intriga que no tenía ni pies ni revés, vota ABIERTO.



Esta será la última oportunidad de votar. Como siempre, puedes hacerlo en los comentarios del blog, en la página de facebook o con una mención en tuitter.
El domingo a media tarde se hará el recuento y sobrevendrá el esperado final.
El hecho de participar te da derecho a entrar en el sorteo del libro "Una madre sin superpoderes" dedicado por su autora, Molinos, y las princezaz (protas del mismo).

jueves, abril 11, 2013

Elige tu propia aventura - LLUVIA EN ROMA (4)



Sitges, 22 de marzo

Era una insensatez hacerle caso a un asesino confeso. Pero la situación desesperada exigía asumir riesgos. El kinki recitó una dirección de memoria. Todos se quedaron sorprendidos. ¿La habitación 616 del Hotel Rocamar de Sitges? ¿Qué clase de broma era esa?.

Con absoluto secretismo, el jet privado de la Santa Sede vuela de madrugada hasta el Prat. El equipo lo conforman tres personas: el Papa Francisco, con un pasaporte falso a nombre de Giuseppe Cartone, el cura-investigador Filippo Collombo y la implacable Hermana Fernández. Se han camuflado como turistas, porque una gabardina tapándoles la cara (con ese sol primaveral) sólo atraería más sospechas. Los pantalones de sport, las rayban, la camiseta blanca y un sombrero playero dan a Su Santidad un look diferente. No mejor, diferente.
- ¿Por qué hay un arco iris en mi camiseta? - se interesa por los detalles Francisco.
- Porque queda desenfadado, yo qué sé, queda yeyé - le responde el Padre Collombo. Ninguno de los dos hombres, doctores en teología, ha aprobado siquiera la EGB de la moda.
Toman un taxi muy serios. El taxista les recibe con el notición de la mañana: "Por lo visto se han gastado todo en juergas, o en niños, o en juergas con niños..."
Francisco frunce el ceño, perdonar es comprender, se repite a sí mismo. Sus acompañantes cuestionan intrigados al taxista. "¿Cómo que quién? ¡Los curas! Andan caninos, jajaja, no pagan ni a Dios".
- Eso ser insidia - responde a la blasfemia el Padre Collombo, con su español macarrónico, desabrochándose un botón de la camisa hawaiana.
- Lo han dicho en la radio.
- ¿Cuál radio?
- En la COPE.
- Ops...

Caminan por el paseo marítimo de Sitges. El lugar y el atuendo parecen elegidos a la perfección. Son como el hombre invisible de Ralph Ellison, que era invisible porque nadie le quería ver. Quién podría sospechar que la Hermana Fernández, con su atrevido vestido naranja, es en realidad la más célibe y santa de todas las dominicas.
El robo del tesoro pontificio, el intento de homicidio, la reaparición misteriosa, la cita... los tres saben que esas cuestiones justifican adentrarse en la habitación 616.
Es la hora. La Hermana Fernández toma inocentemente la mano del pontífice, la aprieta en un gesto cómplice que trata de transmitir confianza y valor. Francisco respira profundamente un par de veces, se santigua y escupe el chicle. Los escoltas toman posiciones cerca del hotel mientras el líder de la cristiandad camina en dirección al mostrador de recepción.
Sube las escaleras. El corazón bombea con ciertos apuros su sangre granizada.
Golpea con los nudillos repitiendo la contraseña. Toc-toc (primero dos), Toc (luego uno), Toc-Toc-Toc (y finalmente tres). El número pin es correcto y la puerta chirría. Francisco espera cualquier rostro menos el que sus ojos observan en ese momento.
¿Cómo? ¿él? ¿aquí?
Mecánicamente, el esbirro le cachea con esmero y le hace un gesto displicente con la mano derecha, "entre". Luego abandona la estancia cerrando la puerta. ¿Ha sido una alucinación o tenía el mismo pelo grasiento, los mismos tatuajes y el mismo parche en el ojo que había presenciado varias horas atrás en los calabozos del Vaticano?.
Un tosido grave le saca de su estupor.
- Ejem. Antes de nada, discúlpenos por aquello de quererle asesinar. - A contraluz, junto a la ventana, se distingue una voluminosa figura. - Entiéndalo, usted no es uno de los nuestros. Y desde el Concilio, la norma exige que sea... digamos... eliminado.
- ¿Está diciendo...?
- Sí, estoy diciendo lo que ha oído. Juan Pablo I fue mucho más obediente y se bebió el poleo menta.
Francisco siente de repente mucho calor. Se quita el sombrero y lo usa como abanico.
- ¿Tiene sed? ¿quiere tomar algo? - pregunta el amable espectro.
- No, mejor no. Nunca tomo veneno por las mañanas.
Su interlocutor suelta una enorme carcajada.
- Claro, toda prudencia es poca. De todas formas, he de decirle que jamás nos hubiéramos imaginado que estaba usted tan loco - continúa retumbando su voz.
- ¿Por qué lo dice?
- ¿Por qué lo digo? ¿Ha visto usted la prensa, los noticieros...? ¿Acaso ha visto cómo usted, Nerón frívolo, ha incendiado internet?
- Ah, eso - el Santo Padre traga saliva.
- ¡Está en todas partes!. Mire - y le enseña desde lejos lo que parecen periódicos de colores - esto son portadas de la prensa deportiva, ¡la prensa deportiva!: Marca: "Católicos a segunda", Sport: "Pobres como hindús". Definitivamente, la ha liado parda.
- No me diga que usted también lo sabía.
- No, amigo. Seré sincero: mi intención era asesinarle en cuanto entrara por esa puerta. Pero al conocer las nuevas circunstancias, lo del desfalco y la bancarrota, hemos tenido que cambiar de idea. Le necesitamos.

Los ojos de Francisco se van adaptando a la luminosidad de la habitación, pero sigue sin poder distinguir el rostro del hombre.
- Todavía no sé quién es usted.
- Oh, disculpe. Qué torpeza la mía - entrecierra la cortina. Francisco le mira con atención. Esa barba la ha visto antes en tantas películas...
- Usted es...
- Soy igual.
- ¿Entonces no es...?
- No lo soy.
- Pero es...
- Soy igual.
Francisco no es un gran experto ni en cine ni en actores contemporáneos. No conoce a Robert Pattinson, por ejemplo, aunque imagina que es parecido a Josh Hutcherson, a quien tampoco conoce. Pero su interlocutor es un mito de la doble sesión de los sábados, allá en su Buenos Aires querido. Le ha reconocido sin ningún lugar a la duda, se trata de Bud Spencer.
- Somos... - con ese plural, el hombre lee el pensamiento del Papa, que no se quita de la cabeza al guardia de la puerta y al visitante fantasma del museo - ¿cómo decirlo? somos réplicas genéticas perfectas.
- ¿Réplicas genéticas perfectas? ¿Y eso es legal?
- Claro. Nadie se ha atrevido nunca a hacer una ley contra los gemelos monocigóticos.

Así que es eso, gemelos. El Bud Spencer bis se presenta como el prior de una orden religiosa de la que Francisco no ha escuchado hablar jamás, la Doppio del Popolo. Su código de conducta, continúa explicando, está extraído del "Libro Negro".
- El libro negro es una leyenda. Ni siquiera es apócrifo porque nunca se ha encontrado un solo manuscrito. - Francisco es un estudioso estricto.
- Crea usted lo que quiera. Piense que si Simón Pedro escribió realmente ese libro, no conocerlo le inhabilitaría inmediatamente para ocupar su silla.
- ¿Me está amenazando? - se defiende el pontífice.
- No, de ninguna manera, no me entienda mal. Ahora tenemos asuntos mucho más importantes entre manos. Tenemos que recuperar ese dinero.
- ¿Tenemos? - la sorna en la voz del Papa evidencia que se siente cómodo de nuevo.
- Es verdad, perdone, es la costumbre del plural. Sólo usted puede hacerlo. Yo, en compensación, le diré quién tomó prestado el dinero de la cuenta. Su misión será conseguir que se lo devuelva. - El hombretón dio un paso hacia delante. Luego otro más.
- ¿Me cuenta que ayer no sabía nada del desfalco y ahora va a decirme quién lo ha cometido? - Francisco detecta la incoherencia.
- Exacto. Lo he deducido hoy mismo. Ese hombre que busca era uno de los nuestros. Apunte el nombre... bueno, no creo que sea necesario. - Da otro paso y se coloca frente al Santo Padre. Inclina su enorme masa corporal y le susurra un nombre al oído.
- ¡¡¿Joseph Ratzinger?!! - exclama Francisco.
- Veo que guardar secretos no es lo suyo. Estamos en sus manos, Cardenal Bergoglio. Su misión es salvar las finanzas de la Iglesia antes de que todo se derrumbe. Le pido que interceda, que hable con él. No conozco a fondo sus dotes de estratega, pero ganó usted un cónclave que creíamos perfectamente amañado, algo ha de tener el agua cuando la bendicen.
El Santo Padre se pone el sombrero de nuevo. La conversación ha llegado a su fin.
Sale vivo, algo es algo. Aunque se lleva los bolsillos llenos de interrogantes. Muchos más que los que ha traído, por cierto.


* Si crees que Francisco tiene que ir a hablar con Ratzinger y preguntarle por el dinero, vota RATZINGER.
* Si crees que eso es mentira, una maniobra de distracción, y debe reunir a la curia en gabinete de crisis, vota CURIA.
* Si crees que ha llegado por fin la hora de rezar muy fuerte y pedir una señal divina, vota REZAR.



Puedes votar en los comentarios del blog, en la página de facebook o con una mención en tuitter.
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miércoles, abril 10, 2013

Elige tu propia aventura - LLUVIA EN ROMA (3)



Francisco, el Papa de ciencias, intenta hacer un cálculo mental para pasar los 18.000 millones de euros a pesos. Debe de haber metido algún dato mal porque le da infinito.
Es la ruina. Si alguien había querido matarle era, seguramente, porque conocía las circunstancias del desfalco (aunque todavía no los nombres). Tal vez Benedicto XVI había salido huyendo de esta debacle diabólica. Tal vez le amenazaron y sintió miedo.

La sangre se arremolina en la cabeza del Santo Padre, que abandona la genuflexión y se alza de repente, entre el sobresalto generalizado de su séquito. Va a enfrentar el problema con valentía, va a poner las epístolas encima de la mesa. Si esto fuera una partida de ajedrez se diría que está planeando la gran celada, una trampa consistente en un sacrificio con el que terminar cobrándose (se relame) una pieza mayor.
Mira por la ventana y descubre que ha dejado de llover. Su ayuda de cámara, que intenta no separarse demasiado para evitar disgustos, se acerca. "Su Santidad...", no le da tiempo a continuar la frase; Francisco le guiña un ojo y le tranquiliza: "Estoy bien, ¿cuándo se cena aquí?".


Roma, 21 de marzo

Por la mañana, abre con cuidado la Papagenda y subraya varios nombres. Necesita a los más puros porque la tarea que va a encomendarles exige lealtad. La lista de corresponsales está llena de piedad, pero también de miseria moral, no puede equivocarse en la selección. Al elegir los nombres siente revolotear al Espíritu Santo.
- ¿Paloma? - pregunta al auricular.
- Sí - suena la modulada voz telefónica de una mujer.
- ¿Paloma Gómez Borrego? - su voz temblorosa refleja que está ante el momento crucial, que ya no hay marcha atrás.
- Es Borrero, ¿quién es?... ¿Santidad?
- Sí, así me llaman. Paloma Gómez Borraja, necesito que transmitas un mensaje al mundo.
- Estoy a su disposición para lo que precise de mí, Santo Padre. Y es Borrero.
- Ah sí, lo siento. Algo muy grave le ha sucedido a las finanzas de la Santa Sede y estoy dispuesto a darle toda la información a cambio de... escúcheme bien Señora Gómez Borreta, a cambio de que espere 24 horas antes de dar la primicia y jamás desvele la fuente.
- Puede confiar en mí, no tenga ninguna duda. Y es Borrero, amado pontífice.
- ¿Borroka?
- Borrero.
- Eso, Gómez Borrosa.
- No no, ¡Borrero!
- Ah, vale, tampoco se ponga usted así, que a veces no entiendo bien mi letra.

12 periodistas, 12 apóstoles de la mala nueva.
Les manda un fax a cada uno con las documentación, aunque antes les obliga a hacer un solemne juramento por el Niño Jesús. La quiebra del Vaticano pasa a formar parte de la realidad conocida. En pocas semanas iba a suceder, no merecía la pena enrocarse. Contemporizar ya es imposible, la partida acaba de comenzar.
Entrar en la web del Banco Vaticano y ordenar una transferencia de 18.000 millones de euros a una cuenta chipriota había sido algo sorprendentemente sencillo. Sólo cuatro personas tienen acceso a la tarjeta de claves del Vaticano (que es de mármol y pesa 800 kilos): el Secretario de Estado, El Tesorero General de la Reverenda Cámara Apostólica, el Presidente del Instituto para las Obras de Religión y el Sumo Pontífice.
La evidencia es, infiere sagazmente Francisco, que hay un traidor intramuros.

A media tarde, tras quedarse traspuesto en su trono, le sorprende el anuncio de una visita. ¿La Hermana Fernández? Oh no, quizás sabe lo de la filtración... "qué boludo sos", piensa, ¿cómo no había previsto ese movimiento?, en la Santa Sede las paredes oyen.
La monja se salta el protocolo para ir al grano. Ha sucedido algo muy muy extraño. Francisco le deja hablar, temiéndose descubierto. "Deje que le enseñe algo". Pese a ser una mujer de bellos y expresivos ojos, no hay coqueteo en sus palabras. Le acerca el iPad al Santo Padre, donde puede verse una extraña grabación. La monja da un toque a la pantalla y la imagen se congela. "¿Conoce a este hombre?".
Francisco, por deferencia, estudia el fotograma más de lo necesario. Claro que lo recuerda, iba disfrazado de sacerdote la última vez que le vio morir.
- Le reconozco, estuvo en mis estancias hace dos días, bebió de un poleo menta que él mismo había envenenado. Un disparate. ¿De qué lugar proceden esas imágenes?.
- Lo importante no es el dónde - aclara la Hermana Fernández - sino el cuándo. Estas imágenes son de esta misma mañana.
- ¡No puede ser!
- Ha pagado su entrada, ha visitado los Museos Vaticanos con desgana y se ha quedado bastante más tiempo del  habitual embelesado en la Capilla Sixtina. Por eso la guardia, atenta a dementes y psicópatas potenciales, ha buscado el vídeo y me lo ha hecho llegar. Es el procedimiento rutinario.
Para el Papa Francisco, aquello es lo menos rutinario que ha presenciado jamás. O hay un error o acaba de ver a un fantasma.
- Ah, hay otra cosa.
- ¿Más cosas? - el pontífice se descompone.
- Sí, ¿recuerda al otro tipo, al del parche en el ojo?
- Le recuerdo también - no puede reprimir una mueca de desagrado.
- Quiere hablar con usted... únicamente con usted.

Mientras oficia la misa vespertina en la abarrotada Basílica de San Pedro, se ve a un Francisco más místico y entregado; ejecuta una misa tremendista en la que se arroja al frío suelo como un gusano servil al Señor. Reza todo lo que sabe y sabe todo lo que reza. En unas horas va a estallar la noticia de la bancarrota en todos los medios de comunicación planetarios. Y segundos después llegará la avalancha de chistes en Twitter. Es la calma antes de la tempestad.
Todavía con el albornoz de después de la eucaristía es conducido a los calabozos. Allí vuelve a saludar a la Hermana Fernández y le presentan al Padre Collombo. Francisco siente por un momento que el encarcelado es él.
- Por fin ha venido - son las palabras de saludo del reo.
- ¿Por qué permitiste que tu compañero bebiera de la infusión envenenada? - a bocajarro, casi sin darse cuenta, Francisco hace la pregunta que llevaba tiempo centrifugando en su mente.
- Era la única posibilidad de que usted acabara bebiendo. El hermano se sacrificó por la causa.
- Te quedan muchas preguntas por responder - interviene el Padre Collombo.
- No. No responderé a nada de lo que me pregunten. Sólo tengo un mensaje que dar.
- Habla - le exhorta el pontífice.
- Es preciso que usted se reúna con un hombre. El encuentro será lejos de aquí, por supuesto, en un emplazamiento secreto.
- Pero ¿quién es ese hombre?
- No puedo decirlo.
- ¿Y cómo sé que no es otra trampa para matarme?
- No puede saberlo.
- Pero... precisamente ahora... no puedo huir de aquí - reflexiona el Papa en voz alta.
- Le aseguro - el kinki le intimida con su ojo sano - que no puede existir nada más importante que acudir a esa reunión.


* Si decides que Francisco acepte desplazarse a ese encuentro misterioso, vota ENCUENTRO
* Si decides que el Papa se quede en el Vaticano porque se huele una emboscada, vota QUEDARSE
* Si decides que ha llegado el momento de probar otros métodos de interrogatorio más sofisticados para sacarle información al detenido, vota INTERROGAR


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martes, abril 09, 2013

Elige tu propia aventura - LLUVIA EN ROMA (2)



Remueve la infusión con sus manos trémulas. Después del maratón del rosario siempre tiene una sensación extraña, como si su cabeza se embriagara de santidad. Tal vez he abusado del incienso, piensa. Esos tipos... no puede evitar ponerse paranoico. Francisco recuerda las palabras de su antecesor, el viejo camarada Ratzinger, diciéndole que tuviera muchísimo cuidado. Fue en aquel encuentro de blanquísimo uniforme wimbledoniano (sánchez-vicarios de Cristo). Ese día intuyó que le aguardaba una tarea difícil, y se quedó corto.
"Esto huele a chamusquina, Jorge Mario", se dice a sí mismo, frente a la infusión, utilizando su nombre de pila antiguo.

- ¿No bebe? Beba, Santidad, beba antes de que se enfríe y se le vayan las vitaminas - dice el sacerdote tatuado, en adelante "el kinki".
- Estoy pensando que casi mejor os lo bebáis vosotros - contraataca el Santo Padre y despliega una sonrisa desafiante que oculta sus nervios.
- ¿Nosotros? - titubea el cabecilla.
- Venga, que está buenísimo, dale - y aparta la taza como el que aparta un cáliz.
Los dos asistentes se miran. El kinki, el del parche en el ojo, mueve la cabeza en una orden sutil, que tarda en ser comprendida por el bajito con pocas luces, que acaba dando un paso al frente y tomando en su mano derecha la bebida, confundido y resignado.  Entrecierra los ojos y se lleva la taza a los labios. Da un trago corto.
- ¿Quema? - se interesa Francisco.
- No mucho - contesta el ayudante.
- Pues bebe un poco más, no me hagas el feo.
Da otro trago largo y deja la taza sobre la mesa. El del parche alza las dos cejas, la útil y la inútil, marcando una seña secreta a su compañero.
- Mmm... delicioso - dice el subalterno bajito.
- ¿Lo ve? El poleo es lo mejor que hay - el kinki se crece.
- Claro claro, ahora bebe tú. - El Santo Padre está dispuesto a llevar su desafío y su sospecha hasta el final.
- ¿Yo? Pero si a mí no me gusta...
- Bebe - le aprieta las clavijas el Papa.
- Eso, bebe - el apocado se sale de su papel para unirse a la reclamación.
- Por supuesto que voy a beber... a ver, si Su Santidad me pide que beba, yo estaré encantado de...
Sale corriendo como alma que lleva el diablo. Francisco da varias zancadas largas hasta la puerta de la estancia. Grita: "¡¡A mí la guardia suiza!!"
Llegan varios guerreros coloristas, papagayos-policía.
- No, a mí no, era una forma de hablar. Seguid a ese cura raro, diantres, ¿no veis que se está escapando?


Roma, 20 de marzo

Se viene un amanecer cansino, desapacible desde el primer minuto. El Vaticano continúa tímidamente asediado por negros nubarrones que se ciernen por poniente. La calle huele a limpio, a frío. El Padre Collombo, tupido pelazo negro, nariz grande y mejillas amerluzadas, sostiene con sus manos delgadas las gafas para ver de lejos. Lee atentamente el informe de toxicología.
- ¿Qué? ¿algo importante? - se impacienta a su lado el Cardenal McGreen, con el chándal de la selección irlandesa y el Osservatore Romano bajo el brazo.
- Puede salir a pasear tranquilo, Cardenal, ese hombre estaba limpio.
Filippo Collombo vuelve a mirar los papeles. Tendrá que confesarse por esa mentirijilla piadosa en cuanto tenga ocasión. En el cuerpo del paciente se ha encontrado una letal combinación de cianuro, arsénico, mercurio, estricnina, antrax y tang de naranja. Ese farsante menudo disfrazado de sacerdote había sido envenenado muchísimo.
- ¿Está listo? - es la voz femenina de su superior, la Hermana Fernández, una venezolana de mediana edad, jefa de espionaje en la sombra y subcampeona del mundo de monjas.
- Sí, veamos qué tiene que decirnos el otro tipo.
Dos guardias custodian la puerta. El Padre Collombo les saluda severo. Entra.
- Está usted en un lío, amigo - modula la voz para que su interlocutor comprenda la hondura de la afirmación. El hombre de los tatuajes carcelarios, el parche en el ojo y el pelo starlux no dice esta boca es mía.
- Aquí en el Vaticano nos gusta hacer hablar a hostias - repite el interrogador un viejo chiste y todos los presentes ríen la gracia. Todos menos el detenido.
- No hablaré.
- Pues acabas de hablar.
- Ay...
- No eres muy coherente - presiona el Padre Collombo.
- El mensaje que yo tengo que dar no es para usted - zanja el kinki con aplomo.


En Santa Marta el amanecer es frugal. Ojo, nunca es la juerga padre, pero ese día menos que ninguno. La confusión y los rumores recorren los pasillos. Encontraron de madrugada a los dos asistentes del Papa maniatados y llenos de moratones.
Francisco hace que reza para poder reflexionar en paz. Nadie debería saber lo del intento de asesinato... ¿o sí? Tal vez fuera mejor contarlo a los cuatro vientos y ver qué sucede después. Los chavales de internet se engancharían a la conspiración y tal vez dejasen por una semana la pornografía y los blogs. De momento, la consigna era ser prudente, aunque tenía que resistirse a la tentación de escribir un tuit y desatar la gran tormenta. Sentía que estaba en medio de un conflicto mucho mayor que las luchas de poder entre pro-cigüeñas y anti-cigüeñas, o entre el Opus Dei y los rocieros.
Otra vez la duda. Guardaba bajo llave un documento ultrasecreto que sólo conocían en su totalidad él y tres cardenales de más de ochenta años ¿Era eso lo que había estado a punto de costarle la vida?. El Cardenal Herranz había descrito claramente el problema, con emoticonos y un latín perfecto. Investigando el vatileaks, tirando del hilo de ese resquicio absurdo, se habían encontrado con algo que hacía temblar los cimientos del catolicismo: Alguien había saqueado la caja, se habían llevado la escalofriante cifra de 18.000 millones de euros. Podía decirse que estaban en quiebra, en números rojos (los peores). Si eso llegara a saberse... mira su butaca de oro y rubíes con estoicismo.


* Si decides que Francisco renuncie al cargo, se retire a un monasterio y el que venga detrás que se apañe, vota DIMISIÓN.
* Si piensas que debe filtrar a la prensa el dato de la bancarrota, vota PRENSA.
* Si crees que ha de rezar muy fuerte para que Dios le de un señal, vota REZAR.


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