Internet es el futuro. No lo digo yo,
lo dijo ese señor que va siempre en camiseta.
Vosotros tendríais que estar familiarizados con internet y la informática. Los tiempos convulsos que vivimos así lo exigen.
No voy a explicaros qué cosa es un blog, porque sólo tenéis que mirar a la periferia de este humilde texto para encontrar uno de los mejores.
Hermosas combinaciones de colores, palabras e hipervínculos... el blog se está muriendo, es verdad, pero se está muriendo como Kirk Douglas, muy muy despacio.
Si todo va bien,
en la próxima semana habrá acontecimiento planetario en esta vuestra casa. Y si no es la semana que viene, no pasa nada, será la siguiente.
Se acercan los actos de celebración del
10º aniversario de la Academia de Chimpancés y no vamos a escatimar en medios.
Lo que de verdad me perturba (entramos en materia, lo anterior era prosa insulsa de calentamiento) es el nombre que le hemos dado en España a esa caja-sorpresa que es la
computadora (del latín:
computare).
Ordenador (del latín:
ordinator) es ese cacharro con
hardware y
software.
Pero ¿de verdad el ordenador es un ordenador?
Ni de coña. Los ordenadores no ordenan nada, al contrario. Internet está todo manga por hombro, un cajón de sastre gigantesco (o terantesco, que dirían los que tienen más memoria).
¿Quién triunfa de verdad en la era de los ordenadores?
Los buscadores.
Juntas miles de millones de ordenadores y resulta que necesitas buscadores porque todo está desordenadísimo.
Se está entendiendo la idea ¿verdad? Porque no os creáis que las reflexiones van a llegar mucho más lejos.
Si queremos ser precisos, en realidad un buscador sirve de muy poco. En la Academia de Chimpancés llegamos a crear uno:
espulgle.com. Y creíamos que nos ibamos a forrar. Pero no.
El problema fue que
el algoritmo buscaba muchísimo, se entregaba al máximo, pero casi nunca encontraba nada.
Por eso yo siempre digo que
Google no es un buscador, es un encontrador.
Si escuchas con atención el atronador ruido de los servidores de la sede en San Francisco, puedes oír a los
bytes diciendo "a que voy yo y lo encuentro".
Google es como la madre de internet.
A veces me ha llegado a decir: "hasta que no ordenes tu ordenador no sales".
Y yo hago lo que hace cualquier simio que se precie desde el principio de los tiempos. Creo una carpeta que se llama "Escritorio" y copio allí todos los archivos desperdigados por el escritorio.
Al cabo de un tiempo se creará "Escritorio 2" y se meterán allí los nuevos archivos y la carpeta "Escritorio". Y así sucesivamente.
Mi ordenador ya va por "Escritorio 451".
Los info-arqueólogos del futuro van a flipar.
¡Internet! Está todo allí.
El porno y lo demás.
Ojalá nunca lo quiten.