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miércoles, mayo 15, 2019

Dramas del siglo XXI (o más)



No me digas que no hay nada más triste que lo tuyo. Hay miles de cosas en el mundo que son mucho peor.

No me digas que no hay nada más triste, un ordenador que va lentísimo cuando tienes millones de cosas urgentes por hacer es mucho más triste. Con la pantalla congelada, el programa no responde, e internet que se atasca y el programa no responde.
No hay nada más triste que un ordenador que va lentísimo cuando tienes millones de cosas urgentes por hacer.


BSO Hidrogenesse

lunes, febrero 25, 2019

Movilidaddy cool (4WPG)


He leído por allí que los blogieros de tecnología tienen mayor reconocimiento que los blogueros de cosas de monos, y me he dicho: ¿a ver si voy a estar perdiendo el tiempo?
Por eso me he venido hasta el MWC de Barcelona a lomos de una mula (montados a su vez ambos en el tren articulado ligero AVE).

Os voy a comentar las tendencias en el mundillo, lo que vienen siendo los móviles del futuro.
El primero que me ha llamado la atención es el pistaphone, revolucionarios móviles del tamaño de pistachos. El problema es que también tienen forma, color y aroma de pistacho. Lo que los hace muy apropiados para el espionaje, aunque también se han documentado ingestiones accidentales.
Le pongo 3 picas.. ♠ ♠ ♠

El MIT, el Instituto de Tecnología de Massachussets, ha presentado a bombo y platillo un celular inteligente que se vende de esa manera "más inteligente que el dueño". Diréis, qué prodigio es éste, pues os lo explico. Tú llegas a las 5 de la mañana a casa después de haberte tomado una naranjada muy fría (con un hectolitro de vodka a lo mejor), y quieres enviarle un whatsapp a tu ex. Pues el móvil no te deja. ¿Quieres mandar un SMS para votar en Operación Triunfo? Nanai. ¿Quieres tuitear sobre la candente actualidad política? El corrector hace sugerencias precisas para que el "Todo es una mierda" se convierta en "Algunos logros del ser humano todavía pueden emocionarnos".
Muy útil. Pero la carcasa es mejorable.
Le pongo 4 picas. ♠ ♠ ♠ ♠

Nokia ha resurgido de sus cenizas. Desde la Escandinavia más agreste, han interiorizado sus conocimientos para que su tecnología vuelva a liderar el mundo libre.
Si los coreanos ingenian móviles que se doblan, los finlandeses han mostrado unos que se doblan y abrigan.
El modelo Nokia Bafunda es, como podéis adivinar, un móvil-bufanda. Huele a gran éxito de la temporada.
De momento sale un poco caro: 36.000 euros por terminal, pero ya irá bajamdo.
Le doy 5 picas. ♠ ♠ ♠ ♠ ♠

La propuesta española de las señales de humo ha tenido aceptación moderada.
Gentes de poca fe...


4 Words Post Generator

miércoles, enero 16, 2019

Gimnasia del futuro

Recientemente he visto un vídeo estupendo del ejercicio gimnástico de una norteamericana. Además había un trasfondo, pero infelizmente yo no presté atención. Y os diré la razón. Porque he dejado de fijarme en los dramas o trapisondas de las personas gimnastas. Me estoy centrando en la "gimnasia del futuro", que será desempeñada por robots.

Los monos somos muy buenos con las volteretas hacia atrás (y otros alardes).


¿Serán capaces los robots de hacerlo?
Ya os anticipo que sí.


Ojo, que tampoco les sale bien siempre...


Aunque el robot suele entrenar muy duramente.



No todo son saltos. En los ejercicios de suelo son capaces de mostrar una particular elegancia muy... cómo decirlo... robótica.


Hacen el pino a su manera...



Al principio la barra fija les costaba un poco.


Pero atención, que ya empiezan a dominar la disciplina nadiecomanecísticamente.



Y ahora preparamos la salida del post.

(Máxima concentración)


¡Extraordinario!

10.0
Medalla de oro.

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En otro momento analizaremos lo que han mejorado en gimnasia deportiva los pandas rojos.


jueves, mayo 26, 2016

Escritorio 451

Internet es el futuro. No lo digo yo, lo dijo ese señor que va siempre en camiseta.


Vosotros tendríais que estar familiarizados con internet y la informática. Los tiempos convulsos que vivimos así lo exigen.
No voy a explicaros qué cosa es un blog, porque sólo tenéis que mirar a la periferia de este humilde texto para encontrar uno de los mejores.
Hermosas combinaciones de colores, palabras e hipervínculos... el blog se está muriendo, es verdad, pero se está muriendo como Kirk Douglas, muy muy despacio.

Si todo va bien, en la próxima semana habrá acontecimiento planetario en esta vuestra casa. Y si no es la semana que viene, no pasa nada, será la siguiente.
Se acercan los actos de celebración del 10º aniversario de la Academia de Chimpancés y no vamos a escatimar en medios.

Lo que de verdad me perturba (entramos en materia, lo anterior era prosa insulsa de calentamiento) es el nombre que le hemos dado en España a esa caja-sorpresa que es la computadora (del latín: computare).
Ordenador (del latín: ordinator) es ese cacharro con hardware y software.
Pero ¿de verdad el ordenador es un ordenador?

Ni de coña. Los ordenadores no ordenan nada, al contrario. Internet está todo manga por hombro, un cajón de sastre gigantesco (o terantesco, que dirían los que tienen más memoria).

¿Quién triunfa de verdad en la era de los ordenadores?
Los buscadores.
Juntas miles de millones de ordenadores y resulta que necesitas buscadores porque todo está desordenadísimo.

Se está entendiendo la idea ¿verdad? Porque no os creáis que las reflexiones van a llegar mucho más lejos.


Si queremos ser precisos, en realidad un buscador sirve de muy poco. En la Academia de Chimpancés llegamos a crear uno: espulgle.com. Y creíamos que nos ibamos a forrar. Pero no.
El problema fue que el algoritmo buscaba muchísimo, se entregaba al máximo, pero casi nunca encontraba nada.

Por eso yo siempre digo que Google no es un buscador, es un encontrador.
Si escuchas con atención el atronador ruido de los servidores de la sede en San Francisco, puedes oír a los bytes diciendo "a que voy yo y lo encuentro".

Google es como la madre de internet.
A veces me ha llegado a decir: "hasta que no ordenes tu ordenador no sales".
Y yo hago lo que hace cualquier simio que se precie desde el principio de los tiempos. Creo una carpeta que se llama "Escritorio" y copio allí todos los archivos desperdigados por el escritorio.
Al cabo de un tiempo se creará "Escritorio 2" y se meterán allí los nuevos archivos y la carpeta "Escritorio". Y así sucesivamente.

Mi ordenador ya va por "Escritorio 451".
Los info-arqueólogos del futuro van a flipar.

¡Internet! Está todo allí.
El porno y lo demás.
Ojalá nunca lo quiten.


martes, enero 28, 2014

Le diskette (basado en un hecho real)

Hola, soy Hombre Revenido y creo que ha llegado el momento de confesar una cosa que me pasó hace tiempo. No puedo vivir sin compartir con el mundo esta vivencia.



Sucedió en la época pre-blog. Yo entré a trabajar en una pujante empresa de cosas de monos. Tenía ante mí un reto ilusionante, un desafío titánico. Y yo era joven, altivo, osado... también, por qué no decirlo, era un muchacho agreste, provechoso, ardoroso, fecundo, un poco intrépido y, sin duda alguna, pintiparado.

En mi primer día me dieron cuatro consignas básicas, soporté dos arengas, me presentaron a todo el mundo (y sus nombres se me olvidaron de inmediato, como suele suceder), probé el capuccino de la máquina y pregunté cómo iba lo de mi ordenador. Vamos, lo típico de cualquier entrada triunfal en una nueva empresa.
Los portátiles eran un bien escaso y tardaron un par de semanas en tener disponible el que me correspondía. Aunque era un elemento que parecía imprescindible para mi trabajo, pude leer documentación y familiarizarme con las cosas de monos utilizando un ordenador de sobremesa. El ordenador del simio nuevo, montado deprisa y corriendo por los del departamento de informática.

Se me antojaba imprescindible poder mover información de ese ordenador del curro a mi ordenador de casa y viceversa (porque entonces yo era igual de obsesivo que ahora). Por eso me agencié un diskette virgen y me lo llevé al trabajo. Comprar un CD me parecía un exceso, en un CD cabía una enciclopedia entera, un diskette sobraba.
Ese día, antes de marcharme, preparé unos cuantos documentos para ser grabados y trasladados. Saqué el diskette (daba gozo verlo, tan nuevo, tan brillante) y lo introduje en la diskettera con decisión.

Lo que sucedió después fue desconcertante. En lugar de hacer tope, el diskette entró con excesiva facilidad. Un presentimiento me invadió de pronto. Duró medio segundo. Tal vez menos. Pero cuando quise reaccionar ya no había remedio. El diskette ya no estaba en mi mano y lo escuché caer por dentro del ordenador.
¡No había diskettera!
Imaginad el desamparo del consultor novato.

Visualicé a ese diskette entre el amasijo de cables y circuitos. Va a petarlo todo, pensé. Pero no. El ordenador siguió funcionando. A la mañana siguiente comprobé que chuflaba como si nada. Yo temía que el recalentamiento del plástico fuera fatal y terminara provocando algún cortocircuito, un incendio o un desastre similar. Aunque la realidad era que el ordenador seguía impasible, mi portátil estaba en camino y yo era demasiado nuevo en la empresa para (al segundo día) pedirles a los del departamento de informática que me sacaran un diskette de dentro la torre. Lo medité durante ese tercer día y decidí que no diría ni una sola palabra sobre el incidente.

Pasaron los días, las semanas... Recibí mi portátil y el sobremesa se quedó allí, arrinconado.
Y sucedió lo que podéis imaginar. Me olvidé completamente del diskette y seguí con mi vida de simio alocado.

Con el tiempo hubo un traslado. Se movió a todo el mundo de sitio, se mandaron los sobremesa al taller y se reasignaron sin demasiado criterio. Entonces fue cuando perdí la pista de ese primer ordenador.
Y no, el diskette no lo terminó haciendo explotar. No hubo cortocircuito ni catástrofe. Pero un tiempo después comenzaron los rumores y llegó a mis oídos, nítida, misteriosa, la anécdota, directamente del departamento de mantenimiento.
Se habían encontrado un diskette dentro de un ordenador, pero no sabían de quién era. El diskette estaba en blanco (¡gracias a Dios!). Había un imbécil entre nosotros. Era un gran misterio.

Hice lo que hubiera hecho cualquiera. Ensayar mi sonrisa cínica de "quién habrá sido el gilipollas..." y seguir fingiendo. No había pruebas. Era el crimen perfecto. Un crimen innecesario, accidental y bobalicón, pero también perfecto.

Recuerdo vivamente ese momento en el que el diskette cayó dentro de la computadora. Clonc, clonc, clac... esa es la onomatopeya de la viva frustración. ¿Por qué no miré antes de meterlo?. Yo qué sé, entonces era un cachorro impulsivo; pocas veces miraba antes de meter nada.

Ahora reflexiono y siento que en la vida de cada simio hay una o varias experiencias así. Uno disimula y sale al paso. Hasta que de repente, una noche, el recuerdo se hace más vivo que nunca y sientes que tienes que gritar a los cuatro vientos...

¡¡Fui yo!! ¡¡El diskette era mío!!

Me voy a la cama. Gracias por vuestra comprensión.