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viernes, febrero 22, 2013

Cualquier día: CINECLUB - 131 - Rashomon


Rashomon - 1950 - Director: Akira Kurosawa

 Reparto:
Toshirô Mifune (Tajômaru)
Machiko Kyô (Masako Kanazawa)
Masayuki Mori (Takehiro Kanazawa)
Takashi Shimura

Guión: Akira Kurosawa y Shinobu Hashimoto (basado en dos cuentos de Ryûnosuke Akutagawa)
Fotografía: Kazuo Miyagawa
Música: Fumio Hayasaka

Corre el siglo XII, tres personajes marginales, un monje, un leñador y un peregrino, se resguardan de la lluvia en el semiderruido templo de Rashomon, donde la leyenda cuenta que un demonio se recluyó por miedo a los hombres. Después de lo que he visto no creo que pueda confiar en nadie nunca más, dice uno de ellos.
Es el comienzo misterioso y teatral, de una obra maestra cruda y, a la vez, discretamente especiada. Kurosawa fue capaz de reflejar, con ecos de cuento histórico, con una sutil ironía, el pesimismo de la posguerra japonesa en la que fue rodada. Y logró trascender su entorno cercano, Japón, cruzando las fronteras, ganando el León de Oro en Venecia y el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
También ha logrado envejecer con estilo, sigue alimentando como un pan recién hecho.

En menos de hora y media, con varias localizaciones y un puñado de personajes, recorremos la mayoría de los sentimientos e impulsos que nos ordenan y desordenan: el dolor, la muerte, el miedo, el honor, el deseo enfermizo, la vanidad, la fortaleza y, sobre todo, la debilidad. Pero al final, nos encontramos persiguiendo una cosa por encima de todas: la verdad.
¿Crees que hay alguien sincero? Todos pensamos que lo somos aunque no lo seamos, se escucha decir. Un juego de flashbacks, de perspectivas, nos va a atrapar en la espiral de un crimen que es tan comprendido como incomprensible.

Los hombres olvidamos lo que nos conviene. ¿Y no es verdad que nos mienten los que nos dirigen? ¿no es la prensa, el supuesto testigo de cargo, la que nos trata de manipular con sus falsedades creíbles? ¿no compramos prefabricados los clichés baratos que nos ayuden a creer sin pensar demasiado?.

Diluvia fuera. Los hombres (lobos para el hombre), cobijados en las ruinas del antiguo templo de cartón piedra y celuloide, tienen dos caminos: el egoísmo consciente o la redención.

martes, diciembre 18, 2012

Los martes: CINECLUB - 130 - Doce monos




Twelve monkeys - 1995 - Director: Terry Gilliam

Reparto:
Bruce Willis (James Cole)
Kathryn Railly (Madeleine Stowe)
Jeffrey Goines (Brad Pitt)
Christopher Plummer

Fotografía: Roger Pratt
Guión: David Webb People y Janet Peoples (basado en la películo "La Jetée", de Chris Marker)

"5.000 millones de personas sucumbirán ante un virus mortal en 1997. Los supervivientes abandonarán la superficie del planeta. De nuevo, los animales dominan el mundo."
Extracto de una entrevista a un paciente con diagnóstico de esquizofrenia paranoica. 12 de Abril de 1990. Institución Mental Baltimore.
De todas las películas apocalípticas, hemos decidido elegir ésta de título sonoro para retomar el cineclub (precisamente el último, antes del principio del fin del mundo). No trata sobre una amenaza externa incontrolable (un meteorito o una invasión alienígena), ni sobre nuestra propia idiotez (invierno nuclear o guerra hombre-máquina), el peligro es microscópico, es un simple virus.
La peste negra, el cólera, la gripe española... en Europa hemos sufrido ese armageddon silencioso muchas veces. Pero... ¿y si alguien lo ha provocado? ¿y si alguien puede evitar que ocurra?.

"Doce monos" nos muestra el antes y el después de la hecatombe: la apacible cotidianeidad de 1997 y la vida subterránea de negación constante a la que se enfrentan los supervivientes. Todo ello cosido por una aguja atormentada: James Cole (papel que le viene como anillo al dedo a Bruce Willis), viajando en el tiempo, de acá para allá, tratando de comprender (al mismo tiempo que nosotros) lo que está pasando (y pasó y pasará), transitando por el filo de la navaja, por el límite mismo que separa la locura de la lucidez.

Un guión voluntariamente confuso y, sobre todo, interesante, que permite ser revisado una y otra vez en busca de detalles nuevos, o de nuevas referencias: desde Hitchcock a Cervantes. Y sobre todo esa atmósfera (el estilo inconfundible de Terry Gilliam) que nos asfixia, del caos a la claustrofobia.
Reseñables las actuaciones. La ya nombrada de Bruce Willis-John McClane, la inteligencia bella y creíble de Madelaine Stowe, y la chifladura de Brad Pitt.
Extrañas pistas en contestadores automáticos, interacciones de los personajes con su propio futuro, el juego de las paradojas nos hace dudar de todo... Nosotros lo hicimos, pregonan las pintadas en las paredes de lo que décadas atrás fue la ciudad de Filadelfia. Firma: el Ejército de los Doce Monos.

Es habitual que tenga que venir un demente (o un viajero en el tiempo) para descubrir la anormalidad de nuestra normalidad; lo ciegos, débiles y vulnerables que podemos llegar a ser.
Disfruten del fin del mundo. Y no se olviden de la linterna frontal por si tenemos que salir corriendo a las alcantarillas.

domingo, noviembre 20, 2011

El finde: CINECLUB - 129 - Todo en un día


Ferris Bueller's Day Off - 1986 - Director: John Hughes

Reparto:
Matthew Broderick (Ferris Bueller)
Alan Ruck (Cameron Frye)
Mia Sara (Sloane Peterson)
Jennifer Gray

Guión: John Hughes
Música: Ira Newborn

La vida pasa muy deprisa, si no te paras de vez en cuando y miras a tu alrededor, te la podrías perder. De esa forma resume Ferris Bueller (Matthew Broderick antes de dar cosica) su filosofía de vida. Así fueron los 80, pasaron deprisa, tal vez sin estilo, pero qué mejor que una película de John Hughes para recordar que también hubo momentos buenos. Esta historia es totalmente trivial y absurda, justo lo que todo adolescente necesita (pajas aparte).  En su género, pelis de las 4 de la tarde, es de las mejores.

Ferris finge estar enfermo y eso le deja todo un día por delante para que lo disfrute a su manera. A priori no se entiende que su personaje sea tan popular, con una novia tan guapa, con planes locos que siempre funcionan... pero se ducha escuchando a los Sigue Sigue Sputnik y, sólo por eso, merece nuestro respeto.

No sé como será la versión original, pero la doblada contiene adjetivos anacrónicos maravillosos como: "drogata" o "pistonudo" y verbos que deberían volver como "escoñar". Abusa del humor chorras, pero de vez en cuando nos sorprende con cargas de ironía mucho más sofisticadas. Qué sé yo, tiene ritmo, es imposible que no le guste al adolescente que llevamos dentro (pendiente siempre de la última gran juerga, de que se consume la catársis que le conduzca a esa edad adulta que parece no llegar nunca del todo).

Además sale Charlie Sheen, antes de "Platoon". Y sale Jennifer Grey antes de "Dirty Dancing" y su rinoplastia (en ese orden). Si veíais "Spin City" os sonará Alan Ruck, que hace un papel de adolescente a sus 29 añazos. Y además estaba Jeffrey Jones, ¿os acordáis?, que siempre hacía de malo, hasta que le arrestaron por posesión de pornografía infantil y fue mucho peor.
Como veis, esto es algo fino, arroz inflado cubierto de chocolate, un cúmulo de alicientes sin fin, una película pistonuda.
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sábado, octubre 29, 2011

El finde: CINECLUB - 128 - Gattaca



Gattaca - 1997 - Director: Andrew Niccol

Reparto:
Ethan Hawke (Vincent Freeman)
Jude Law (Eugene Morrow)
Uma Thurman (Irene Cassini)
Loren Dean

Guión: Andrew Niccol
Música: Michael Nyman
Fotografía: Slawomir Idziak

Solía decirse que un niño concebido por amor tenía una mayor probabilidad de ser feliz. Ahora ya nadie lo dice.
"Gattaca" es un thriller futurista en el que el muchacho garrafón tiene sueños de whisky escocés gran reserva. Ese muchacho es Vincent Freeman (ni el nombre ni el apellido son casuales), enfrentado a la tiranía de la genética (ese curriculum imposible de falsear, un inventazo en manos de los seres humanos, con lo que nos gusta catalogar y excluir).

Vincent es un perdedor prematuro, una aberración del azar, alguien que no puede competir con los especímenes mejorados genéticamente. Un crimen inesperado y su sueño, viajar al espacio, activan la trama. El director y guionista neozelandés Andrew Niccol da en el clavo una vez más, con una historia sencilla (nunca simple), con una factura más que pulcra, fotografía magistral, música de lujo... La película parte de una premisa interesantísima y a pesar de ello va a más. Lo contrario a lo habitual en la ciencia ficción, donde las historias se vienen abajo en cuanto el efecto de la sorpresa se desvanece. La normalidad, la cordura, son las claves de la emotividad de "Gattaca", de su verdad.

Cine del bueno: una sucesión de escenas elegantemente trazadas conteniendo los ingredientes más humanos con los que aliñar la verosímil distopía: mentiras, ingenio, ambición y esfuerzo.
Además, entre las metas y los obstáculos se cuela un gran mensaje. ¿Qué más se le puede pedir a 100 minutos?.
Vale, que se desnude Uma Thurman o Jude Law (según gustos) ¿no?. Pues olvidaos de eso. Si os vale con Ethan Hawke...
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sábado, octubre 01, 2011

El finde: CINECLUB - 127 - Moulin Rouge


Moulin Rouge - 2001 - Director: Baz Luhrmann

Reparto:
Nicole Kidman (Satine)
Ewan McGregor (Christian)
Jim Broadbent (Harold Zidler)
Richard Roxburgh

Guión: Craig Pearce y Baz Luhrmann
Fotografía: Donald McAlpine
Música: Craig Armstrong

Me enseñaron en la EGB (antiguo soy) que la erupción de un volcán, ese caos de magma, terremoto y chispas, puede tener un efecto devastador a corto plazo, pero a largo plazo hace que la tierra sea más fértil, porque aporta nutrientes nuevos. Esto puede ser cierto o ser únicamente una metáfora (para que luego digan que en el colegio de antes no había poesía) y nos sive como analogía de esta película (realmente sirve como analogía de cualquier cosa).
Inspirado en "La Traviatta" de Verdi, en "La dama de las camelias" de Alejandro Dumas, Luhrmann escenifica un musical clásico (una osadía, una erupción) y lo rejuvenece con nutrientes nuevos, básicos en la cultura del entretenimiento contemporáneo: el videoclip, la fusión, el popurrí, e incluso el song & dance de Bollywood.

Es curioso lo que pasa con "Moulin Rouge": o la amas o la odias. Más curioso todavía que los argumentos que se dan para odiarla son, en mi opinión, un punto positivo.
Que las historias de los musicales son sentimentaloides se sabe desde siempre. Si los personajes que pueblan el París de 1900 de esta película se preocuparan de la inflación o de lo lo jodida que fue la guerra franco-prusiana... entonces sí que sería absurdo.
Alguno dirá: Mucho ruido y pocas nueces. Y yo les diré que si ya has cenado no te apetecen las nueces. El ruido sí.

La escenografía grandilocuente, trepidante, el look enloquecido y kitsch, todo forma parte de una experiencia arrolladora que nos desborda en el primer cuarto de hora. En ocasiones mareante, en ocasiones rotunda, bella, tragicómica, todo está cosido a la medida de Nicole Kidman (más versátil y deslumbrante que nunca).

Y por encima de todo la música, claro. Apelando a clásicos populares, desde Queen hasta Nirvana, desde los Beatles a David Bowie, pasando por Elton John, U2, Madonna, Police, o Rufus Wainwright. Todo aliñado con gracia, con intención, sin dejar indiferente a nadie (que es el tercer mandamiento del cine; el primero, creo, es subir el volumen y el segundo, creo también, es poner el aire acondicionado a tope).
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sábado, septiembre 24, 2011

El finde: CINECLUB - 126 - Invictus


Invictus - 2009 - Director: Clint Eastwood

Reparto:
Morgan Freeman (Nelson Mandela)
Matt Damon (François Pienaar)
Tony Kgoroge (Jason Tshabalala)
Adjoa Andoh

Guión: Anthony Peckham (basado en el libro de John Carlin "Playing the enemy", en español: "El factor humano")
Fotografía: Tom Stern

Para empezar, Mandela o, mejor dicho, una descomunal interpretación de Morgan Freeman (que sólo puede paladearse en toda su dimensión en la versión original).

Desde la noche que sobre mí se cierne
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen
por mi alma inconquistable.

Nelson Mandela, el hombre llamado a liderar un país fracturado tras la pesadilla del apartheid. Cómo se puede pasar 30 años en una celda minúscula, salir y perdonar a los que te encerraron en ella, se pregunta François Pienaar (un hipermusculado Matt Damon), el capitán de los Springboks, la selección sudafricana de rugby.

Caído en las garras de las circunstancias
nadie me vio llorar ni estremecerme.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.

De repente, en 1995, el mundial de rugby, el deporte de la élite blanca, su mayor símbolo, odiado por la mayoría negra oprimida. Esta es la historia de una inspiración extraordinaria, de cómo un hombre supo entender la capacidad del deporte para unir a las personas.

Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

Dice "Madiba" al jefe de sus guardaespaldas, obligado a trabajar codo con codo con la antigua guardia presidencial: Tenemos que sorprenderles con compasión, templanza y generosidad.
Si no supiera que es un hecho real, si no hubiera visto en su día las imágenes por televisión, creería que Clint Eastwood nos estaba vacilando a todos. Pero no. Es una maravillosa historia maravillosamente contada.

No es una película sobre la victoria, es una película sobre no dejarse derrotar (ni por los demás, ni por nuestros propios prejuicios).

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
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domingo, noviembre 21, 2010

El finde: CINECLUB - 125 - El verdugo



El verdugo - 1963 - Director: Luis García Berlanga

Reparto:
José Isbert (Amadeo)
Nino Manfredi (José Luis)
Emma Penella (Carmen)
Jose Luis Lopez Vazquez

Guión: Rafael Azcona, Ennio Flaiano y Luis García Berlanga
Fotografía: Tonino Delli Colli

Pocos directores han estado tan cerca de la perfección como Berlanga. Una perfección asilvestrada y personal (porque esa es la única variante que puedo entender), pero perfección a fin de cuentas. Sólo así se explica que sus obras perduren en formol, sin haber perdido nada, ni la gracia, ni la belleza, ni la profundidad. Cuando ese mito del guión: Rafael Azcona, frotaba la lámpara, no aparecía un genio, al contrario, se juntaban más de uno. Con naturalidad sobrehumana repasaban con el lápiz las siluetas de su tiempo y el papel de calco les devolvía una película eterna.
"El verdugo" es una de aquellas, tal vez la mejor.

Pasaré de puntillas sobre el hecho de que es una película profética. El tándem Berlanga-Azcona conocían al pueblo español como si lo hubieran parido. No es extraño que su transición prefigure otras.

Un Pepe Isbert superlativo es Amadeo  un verdugo a punto de jubilarse. Como él mismo dice: si existe la pena de muerte, alguien tiene que aplicarla. Ni su argumento aplastante consigue evitar el recelo a su alrededor. Esa España en la que vive tiene problemas estructurales: el desempleo, la vivienda, la aplastante burocracia, nada que ver con la actual, claro. Allí José Luis, un enterrador, otro paria social que sueña con emigrar a Alemania, caerá atrapado sin quererlo en una red de obligaciones y responsabilidades. De eso trata principalmente "El verdugo", de la libertad, o más bien de la pérdida de la misma.

También es un magnífico alegato contra la pena de muerte, la hipocresía, las presuntas "normalidades" que nos asfixian. Miserias humanas, buenos sentimientos, humor negro, al servicio de una historia grande de verdad.
Todo esto y mucho más en esta película sólida, de una pieza (como sus planos secuencia), que transcurre sin ruido hasta su portentoso final.
Véanla y recuerden: el cine era esto.
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domingo, noviembre 07, 2010

El finde: CINECLUB - 124 - Top Dog, el perro sargento


Top Dog - 1995 - Director: Aaron Norris

Reparto:
Chuck Norris (Jake Wilder)
Reno (Reno)
Michele Lamar Richards (Savannah Boyette)
Erik von Detten

Guión: Ron Swanson

La filmoteca está llena de obras que producen admiración una vez visionadas, tras comprobar la maravillosa ejecución de todo un equipo de personas, productores, directores, guionistas, técnicos, actores, al servicio de ese impulso instintivo de los homínidos que es contar historias.
Otras destacan desde su concepción, simplemente por sus intenciones. "Top Dog, el perro sargento" pertenece al segundo grupo. Juntar a Chuck Norris con un perro policía... ¿se puede estar más cerca de la obra maestra sin haber rodado un solo fotograma?.

A cargo de la dirección está Aaron Norris, el hermanísimo. Hagámonos cargo del paralelismo evidente entre el libertador bíblico Moisés y su hermano Aaron. El guión se lo encargaron a Ron Swanson, primer guionista de "Walker, Texas Ranger". Todo queda en casa.

El briard, se queda con los mejores planos y borda una actuación comedida, sin ladridos ni cabriolas de más, intepretando al sargento Reno, un policía heróico, que igual reduce a un sospechoso que salva un bebé de un incendio, que lo mismo te sigue un rastro que se trapiña, si te descuidas, tu cena.

Y qué decir del gran Chuck, qué podemos comentar de  Carlos Ray Norris, el mito viviente de las artes y las ciencias marciales. Es un policía duro que trabaja por su cuenta, que sigue sus propias reglas. No es que sea poco original, es que el arquetipo fue creado para él, a su imagen y semejanza.

La liga por la supremacía de la raza aria prepara un gran golpe terrorista en San Diego. El 20 de abril, aprovechando el cumpleaños de Hitler, harán volar por los aires una especie de evento multirreligioso al que ha acudido hasta el Papa (entre otros).
Patadas giratorias, caracteres enfrentados, animales, niños y momentos entrañables, risas, explosiones, malos muy malos, buenos muy peludos... y el sublime clímax final: aquí hay dos cables juntos, uno rojo y otro azul ¿de cuál tengo que tirar?.
Lo dicho, ¿se le puede pedir algo más a una película?.
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sábado, octubre 30, 2010

El finde: CINECLUB - 123 - El Acorazado Potemkin


Броненосец Потемкин - 1925 - Director: Sergéi Eisenstein

Reparto:
Aleksandr Antonov
Vladimir Barskij
Grigori Aleksandrov
Ivan Bobrov

Guión: Nina Agadzhanova y Sergéi Eisenstein
Fotografía: Eduard Tisse
Montaje: Sergéi M. Eisenstein

Primera revolución: es una película muda que trata sobre una rebelión en un barco militar... y resulta que no te ríes, nada de humor (salvo cuando ese marinero, refiriéndose a la frescura de la carne dice aquello de: podría caminar sola hasta la borda).
La que hubieran podido armar Charles Chaplin o Buster Keaton con esta historia.

Segunda revolución: rusa.
Consolidada tras aquel caos extraño que nunca he acabado de entender (rusos rojos, rusos blancos y vodka con naranja), la maquinaria propagandística del estalinismo le encarga a Eisenstein una película que resaltara los valores revolucionarios de 1905 (cuando la masa se exaltó y luego dijeron que no valía, que era prueba).

Tercera revolución: la habilidad del director, su empeño obsesivo, le llevaron a la reinvención de algunos elementos narrativos, en especial el montaje. Señores con tremendos bigotes y aversión extraña al raccord son presentados como emociones andantes, con un manejo del simbolismo asombroso y extras a embute.
Se rodó en 1925, no lo olvidemos. Lo que vemos nos suena a escenas mil veces vistas, todas ellas, curiosamente, rodadas después.

A las tres revoluciones les hago corresponder con tres escenas vibrantes. El confuso motín inicial, la monumental carga de los cosacos en las escaleras de Odessa y el impactante final.
Cine mudo ruso: Junto con las diapositivas de tu viaje a Port Aventura, la otra forma perfecta de espantar a las visitas.
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martes, octubre 05, 2010

Los martes: CINECLUB - 121 - Very Bad Things


Very bad things - 1998 - Director: Peter Berg

Reparto:
Jon Favreau (Kyle Fisher)
Cameron Diaz (Laura Garrety)
Christian Slater (Robert Boyd)
Leland Orser

Música: Stewart Copeland
Guión: Peter Berg

Laura (Cameron Diaz en su habitual registro de cine gamberro) quiere la boda convencional que siempre ha soñado, y está dispuesta a todo para lograrlo. Sabe, sin embargo, que la tradición guarda un día para eso que llaman "despedida de soltero" y a regañadientes deja a su prometido en manos de sus amigotes. Correrá el alcohol y la droga, siguiendo los cánones establecidos por la real academia de las juergas. También habrá bailarina de striptease, cómo no. Estamos en Las Vegas, la mayor fábrica de pecados del mundo libre.

Ya lo dicen las madres. No hagas el tonto en el baño, que te vas a hacer daño. Y las madres tienen razón casi siempre. La fiesta descontrolada se transforma en velatorio cuando accidentalmente la prostituta muere. Cae la primera pieza del dominó, les entra miedo, vértigo. Era divertido verles divertirse, claro que sí. Pero lo es muchísimo más verles sufrir, debatirse entre lo que hacen, lo que deben, lo que callan y lo que inventan, cómo se autojustifican y se manipulan entre sí.
Sin darse tiempo a meditar tienen dos cadáveres en la bañera, y ya no cabe otra escapatoria que la mentira, fingir que no ha pasado nada.

Palabra más repetida de un buen guión: "fuck". El humor: negro, negrísimo.
Un derroche de contradicciones, de personajes border-line, de desesperación desquiciada pero, a la vez, dosificada con astucia, sorprendiéndonos cuando parecía imposible, cuando el salvajismo parecía insuperable. Atención al final, niños y niñas.

Captemos el mensaje: ¿puede un secreto guardarse sin sacrificio? ¿puede la amistad sobrevivir a cualquier cosa?.
Corrosiva, irónica, macabra. ¿Una película efectista? Sí, ¿cuál no lo es a su manera?. ¿Es una monstruosidad absurda sonreír ante un descuartizamiento? Por lo visto no.

Catarsis de humor bestia. Lo que viene siendo la vida misma.
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martes, septiembre 28, 2010

Los martes: CINECLUB - 120 - El apartamento


The apartment - 1960 - Director: Billy Wilder

Reparto:
Jack Lemmon (Calvin Clifford Baxter)
Shirley McLaine (Fran Kubelik)
Fred MacMurray (Jeff D. Sheldrake)
Jack Kruschen

Guión: I.A.L. Diamond y Billy Wilder
Fotografía: Joseph LaShelle
Música: Adolf Deustch

Existe una tendencia generalizada a pensar que en los años 50 y principios de los 60 la gente era gilipollas. Lo cierto es que a pesar de que todo (derechos e ideas) tiende a progresar, hay muchos testimonios que demuestran que, al menos, tenían la misma gilipollez tierna que nos sobra ahora. Pasa con el siglo XIX también. Les imaginamos poco menos que unos bárbaros, y resulta que hay un centenar de novelas que nos demuestran que la mayoría de los traumas y sentimientos que nos parecen superactuales ya estaban inventados.

Decía Borges algo así como que el lenguaje no podía ser revolucionario porque se sustenta en convenciones, es en sí mismo una tradición. Cuando alguien les presente la más nueva, la más mordaz, la más corrosiva denuncia de nuestra sociedad burguesa, recuérdenle que antes estuvo Billy Wilder. Y, por suerte, antes de él hubo otros. O dicho de otro modo, que a eso vuelve una y otra vez el buen cine.
Aquí el director se aferra al blanco y negro para una lección magistral, desde el primero al último de los fotogramas. En una Nueva York que es tan actual como el pueblo de cada uno, araña el maquillaje y nos enseña los vaivenes de la soledad, la insignificancia del hombre dentro de un engranaje avasallador: los laberintos de cinismo de nuestro día a día. Y lo hace con la única arma que nos queda: la ironía.
Maravillosos Jack Lemmon y Shirley McLaine. Deslumbrante guión.
Cuando una se enamora de un hombre casado no debería ponerse rimmel.

La caótica historia de un apartamento para evasiones, de una amante despechada y de un trepa ingenuo. El triángulo extravagante acaba en una reivindicación de los personajes grises, enamoradizos, sensibles, los auténticos náufragos del nuestro y de cualquier tiempo.
El amor es el mejor redentor, es la mejor vía para recuperar la dignidad en un mundo amargo. El otro es pegarse un disparo accidental en la rodilla para olvidar. No está claro cuál de los dos es más peligroso.
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martes, septiembre 21, 2010

Los martes: CINECLUB - 119 - Moonwalker


Moonwalker - 1988 -
Director: Jerry Kramer, Will Vinton, Jim Blashfield y Colin Chilvers

Reparto:
Michael Jackson (Él mismo con su mecanismo)
Joe Pesci (Mr. Big)

Guión: David Newman
Música: Michael Jackson

La explotación cinematográfica de los superventas musicales es un género en sí mismo. Consiste en darle a la gente una ración extra de lo que funciona, arroz con leche después de dos platos de paella. El oportunismo (que se ve a la legua) le resta frescura. Las prisas le restan elaboración. Pero el “aquí te pillo aquí te mato” tiene también sus momentos. “Si es con alguien a quien amas…” se justificarán los fans.
Encajados en argumentos inverosímiles hemos visto a Elvis, Madonna, Whitney Houston, incluso a Eminem engrandeciendo su pequeña leyenda. Y ojo, no es nuevo ni exclusivo, cualquier celebridad patria tiene lo suyo: Peret, Manolo Escobar, Los Brincos, El Dúo Dinámico, Hombres G

En 1988 Michael Jackson lanzaba su LP “Bad”, y la maquinaria mediática se ponía en marcha para que el presidente de la comunidad de vecinos del pop explorara cada nicho (con perdón) de mercado.
Para exprimir a la gallina de los discos de oro, Jacko se cobra una deuda pendiente. Si el vídeo de “Thriller” había cambiado para siempre la industria musical, ahora se permitiría la licencia de encadenar en una película alguno de sus vídeos (versión extendida), autoparodias (genial “Badder”), historias de fantasía infantiloide y tronchantes refritos que prefiguran a los del Youtube (en su apariencia amateur mayormente).

El hijo pródigo del show-business, un profeta con calcetines blancos, se enfrenta con energía a los problemas de la juventud, personalizados en un supervillano, Joe Pesci, con dos objetivos claros: que los niños dejen de rezar en el colegio y que tomen drogas (así, en general).

Michael Jackson Superstar se pone el disfraz de Peter Pan, todavía sonriente, todavía moreno, para bailar, cantar, para envasar al vacío su peculiar estilo en esta película que ha envejecido bien o mal, según el humor de cada uno.
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martes, septiembre 14, 2010

Los martes: CINECLUB - 118 - Shutter Island


Shutter Island - 2010 - Director: Martin Scorsese

Reparto:
Leonardo DiCaprio (Teddy Daniels)
Mark Ruffalo (Chuck Aule)
Ben Kingsley (Dr. John Cawley)
Michelle Williams

Guión: Laeta Kalogridis (basada en la novela homónima de Dennis Lehane)
Fotografía: Robert Richardson

El objetivo es no contar nada de la película.
Lo digo de antemano, para intentar tranquilizar a esos fanáticos anti-spoiler, a esas personas que no quieren saber más de la cuenta, tratan de olvidar los trailers y prefieren el deslumbramiento inocente. Les comprendo perfectamente porque yo soy uno de ellos, quizás el más talibán de todos.

Si alguien ha leído un número par de críticas verá que la mitad de ellas elogian el pulso magistral de Scorsesse y la otra mitad le recriminan su presuntuosa presencia en partes de la película donde nadie le llama. Las opiniones antagónicas, la confusión (menos mal), eso nos ayuda a no dar nada por sentado. Quede claro que yo la recomiendo, pero yo puedo haber enloquecido de repente (hay indicios).
Lo mismo nos pasa con DiCaprio. ¿Nos gusta o no nos gusta?. Porque esto no es "Titanic", aquí al final no habrá iceberg, aquí él está tan perdido como nosotros, y cada diez minutos nos están haciendo imaginar un final diferente. Este es el DiCaprio al que uno se cree.
Si lo pensamos, en el fondo, se trata de una película de género (1954, dos agentes del FBI llegan a una isla-cárcel-manicomio donde...), pero capaz de atraparnos con su ambientación, con las soberbias actuaciones, con dos recursos que no fallan: la belleza de la imagen y nuestras pesadillas recurrentes, volantazo tras volantazo argumental (¿quién ha dejado a Kafka conducir?) nos adentramos en el vértigo, en el laberinto (Hitchcock, ¿estás ahí?). Cine cincelado con muchos precursores venerables, guiones redactados a máquina que, como los hombres, no dicen lo que realmente son.

Sigamos hablando de spoilers. ¿Y si el final de la película fuera yo mismo diciendo que no vamos a desvelar detalles del final?. ¿Estaría entonces desvelando detalles de la trama al deciros ahora mismo que no vamos a desvelar detalles del final?.

Si una buena película tiene que conseguir sacarte del mundo durante cada minuto de su metraje, en "Shutter Island" lo han conseguido.
Cuando la hayáis visto, si os ha gustado y queréis, llenamos una habitación de humo, abrimos un buen whisky y hablamos de ella en plan Garci. Pagáis vosotros.
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martes, septiembre 07, 2010

Los martes: CINECLUB - 117 - El día de la Bestia


El día de la Bestia - 1995 - Director: Álex de la Iglesia

Reparto:
Álex Angulo (Ángel Berriartua)
Santiago Segura (José María)
Armando de Razza (Ennio Cavan)
Terele Pávez

Guión: Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría
Fotografía: Flavio Martinez Labiano
Música: Battista Lena

Hay ocasiones en que las películas que marcan hitos, los soplos de aire fresco, las rotundas novedades, cambios de paradigma y actitud, renovación absoluta del género y todas esas historias, no dejan de ser entretenimientos temporales, hazañas de pioneros, pero sin valor estético en sí mismas. "El día de la Bestia" ha pasado la prueba. Tras su envejecimiento en barrica de roble, basta analizarla para comprobar que no nos equivocamos entonces, es un peliculón.
Perdóneme el lector si le recuerdo que han pasado ya 15 años desde su estreno. Tempus fugit.

Como no sabemos muy bien cómo se arma una buena película imaginaremos que el torbellino de acción trepidante, atomósfera oscura y tronchante humor negro que se marcó Álex de la Iglesia, fue un cóctel de dirección arriesgada e inteligente con un guión de lujo, más un puñado de actuaciones correctísimas para personajes incorrectísimos, más una banda sonora atronadora.
¿Tu pecas hijo? - Sí padre, yo peco la hostia
Impresionante la pareja formada por el protagonista, un cura que ha identificado la fecha y la ciudad donde nacerá el anticristo (Álex Angulo desatado) y un heavy satánico y de Carabanchel (encajado como un guante en Santiago Segura).

Una desquiciada aventura navideña, irreverente, con su dosis de crítica social y mala uva, que hizo añicos el estereotipo del cine español y, tal vez por eso, conectó directamente con el público.
Pocas veces el milenarismo apocalíptico ha sido tan crudo, tan real y tan divertido.
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martes, mayo 18, 2010

Los martes: CINECLUB - 116 - La lista de Schindler


Schindler's List - 1993 - Director: Steven Spielberg

Reparto:
Liam Neeson (Oskar Schindler)
Ben Kingsley (Itzhak Stern)
Ralph Fiennes (Amon Goeth)
Embeth Davidtz

Guión: Steven Zaillian (basado en la novela "El Arca de Schindler" de Thomas Keneally)
Fotografía: Janusz Kaminski
Música: John Williams

Si hay una revisión del holocausto que me parece rotunda y definitiva es la que se sacó de la manga Steven Spielberg, al que seguro que le temblaron las piernas de responsabilidad cuando se hizo con ese guión, destinado a consagrarle. No falló. Se marcó un ejercicio de dirección sublime, una película perpetua. La música de John Williams, ese leitmotiv demoledor, todavía me pone los pelos de punta. La fotografía en blanco y negro es impecable, absolutamente sobrecogedora. Todo se nos muestra compacto, inseparable, como la más solida verdad.

Decía que es la más conmovedora revisión del holocausto porque no sólo nos enseña el dolor, la sinrazón, la anomia del pueblo alemán, el ilotismo judío, la religión de los amos, la violencia, absurda, valhálica, también nos enseña el vacío, el horror que subyacía en la demoledora burocracia que lo sustentó.
En el frente, entre las explosiones, las trincheras, el frío, donde el miedo se come a los vivos como las ratas roen los cadáveres, podemos alcanzar a imaginarnos la locura y la sed de sangre. En la retaguardia, en la vida cotidiana, no. La impiedad se multiplica.

Además, la película trata sobre una redención, la de Oskar Schindler. Nos dicen que es una historia real, aunque parezca simplemente un símbolo. La maldad absoluta nace y se extiende a partir de pequeños gestos, pequeñas codicias, conformismos. También el heroísmo debe empezarse a buscar allí, en los actos aislados, en los pequeños sacrificios. Quien salva una vida, salva al mundo entero. En cierto modo, no se salvaron los hombres y mujeres de esa lista, fue Schindler el salvado. Y no sigo porque me pongo superbíblico.

Se sufre. Se disfruta. Cualquier cosa que escriba sobre la película obviará lo realmente importante. Si lo que cuentan sus 190 minutos pudiera explicarlo yo en un post, no sería tan grandiosa como realmente es.

Aún me falta destacar el nivelazo estratosférico del trabajo de Liam Neeson, Ben Kingsley y Ralph Fiennes. Una lección magistral de actuación, un lujo, un ejemplo, un detalle más en esta joya poliédrica, con tantas escenas imprescindibles que ni sabía por dónde empezar ni me queda claro cómo acabar.
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martes, mayo 11, 2010

Los martes: CINECLUB - 115 - Backbeat


Backbeat - 1994 - Director: Iain Softley

Reparto:
Stephen Dorff (Stuart Sutcliffe)
Sheryl Lee (Astrid Kirchherr)
Ian Hart (John Lennon)
Gary Bakewell

Guión: Iain Softley, Michael Thomas, Stephen Ward
Fotografía: Ian Wilson

Los fenómenos de masas albergan en su envés estimulantes contradicciones. Para empezar, si lo pensamos bien, aunque sólo fuera durante el primer titubeante minuto, todo lo mainstream fue alguna vez minoritario.
"Backbeat", al estilo de otras películas: “The Doors”, “Control”, escarba en el jardín de vanidades y abismos de las grandes personalidades musicales, con la diferencia de que, en este caso, se centra únicamente en la sala de espera, en la germinación, penosa y mugrienta.

Los Beatles que volvieron de Hamburgo no eran los mismos que se fueron. Obsérvese que siempre sucede, tras un viaje (real o metafórico) somos otro. Compruebe el lector que tras esta última frase él es otro, seguramente peor.
Iain Softley nos invita a recorrer los garitos de mala muerte en los que maduró la banda pop por antonomasia, y retrata a unos jóvenes llenos de aristas, mitología en bruto, petróleo sin refinar del que surgió el vinilo de sus millones de discos. Destacar las divertidas caracterizaciones y recomendar la versión original, muy mejorada por el cantarín acento de Liverpool.

Pete Best, el batería de Hamburgo, sustituido por Ringo Star antes del big bang, declara a quien quiere escucharle que lo mejor que pudo pasarle fue dejar la banda. Así nos justificamos frecuentemente, así fabrica nuestro cerebro la felicidad.

“Backbeat” se centra en Stuart Sutcliffe, el quinto beatle, el bajista perdido. Narra su relación con la fotógrafa alemana Astrid Kirchherr, con John Lennon y con su tiempo, tan indócil como él mismo.
Todo un hallazgo, visual, sonoro e histórico.
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martes, abril 20, 2010

Los martes: CINECLUB - 114 - RocknRolla


RocknRolla - 2009 - Director: Guy Ritchie

Reparto:
Gerard Butler (Uno Dos)
Tom Wilkinson (Lenny Cole)
Mark Strong (Archy)
Thandie Newton

Guión: Guy Ritchie
Música: Steve Isles
Fotografía: David Higgs

No estaba muerto, estaba de parranda. El talento de Mr. Ritchie vuelve a llenar las pantallas de lo que realmente nos gusta (creo imaginar que a él también). Tras un paréntesis matrimonial con la lucky star retorna, like a virgin, a la fórmula inicial, la de “Lock&Stock” o “Snatch”. Los bajos fondos londinenses nunca fueron más divertidos; nunca el fango fue tan fotogénico.

Vale que los personajes de Ritchie tienen sólo 3 o 4 pinceladas. Pero son pinceladas precisas, suficientes, de las que no salpican. Acumula tanto protagonista, tanto caos, tanto ritmo, que no hace falta más. Criminales de la vieja escuela, amateurs, políticos corruptos, chanchulleros, inversores extranjeros, esbirros, traidores, amigos, yonkis, rockeros… lo dicho: testosterona y humor negro por un tubo.

Vuelve a casa vuelve, por Navidad, a la intriga barriobajera, con banda sonora y montaje frenéticos. Un globo sostenido suavemente en la punta de una chincheta.

La gente pregunta:
¿Qué es un RocknRolla?
Y yo les digo que no tiene nada que ver con baterías, drogas y viajes al hospital.
No, es mucho más que eso, amigo mío.
A todos nos gusta la buena vida.
A unos, el dinero. A otros, las drogas. A otros, el sexo, el glamour o la fama.
Pero un RocknRolla es diferente.
¿Por qué?
Porque un auténtico RocknRolla quiere el pack completo.

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martes, abril 13, 2010

Los martes: CINECLUB - 113 - Parque Jurásico


Jurassic Park - 1993 - Director: Steven Spielberg

Reparto:
Sam Neil (Alan Grant)
Laura Dern (Ellie Sattler)
Jeff Goldblum (Ian Malcolm)
Richard Attenborough

Guión: David Koepp, Malia Scotch Marmo y Michael Crichton (basado en la novela homónima de Michael Crichton)
Fotografía: Dean Cundey
Música: John Williams

La línea temporal es la siguiente:
230 millones de años antes de la película, en el periodo trifásico, aparecen los dinosaurios en la Tierra.
65 millones de años antes se extinguen, seguro que por una tontería.
51 años antes nace Michael Crichton.
47 años antes nace Steven Spielberg.
3 años antes Crichton publica la novela. Rápido y voraz, el velociraptor Spielberg compra los derechos.

A Hollywood le encantan los best-sellers, es una obviedad. Si la plebe ha invertido tantas horas de su tiempo insustancial leyéndolos, todavía más gente devorará la película, como un tyranosaurio rex en un buffet libre.

Si describir e imaginar dinosaurios tiene algo de plácido divertimento, el proyecto no se conformaba con contar, ambientar, insinuar, tenía que enseñarlos directamente, sin pudor, olvidarse de los engendros mecánicos. El colosal espectáculo visual de sus efectos especiales (precursor de la filigrana digital) alejaba a la película de sus precedentes artesanales, King Kong o las películas de monstruos de Serie B japonesas (también con su isla y su experimento fallido).

“Les preocupaba tanto si podían o no conseguirlo que no se pararon a pensar si debían”, dice Malcolm con irónico acierto. La naturaleza incontrolable e imprevisible se conjura contra los excesos creadores del ser humano. Mezcolanza teórica, entre el ecologismo militante, la teoría del caos y la ley de Murphy. Esqueleto de museo.

“Parque Jurásico” es un rentabilísimo emblema del cine masticado. ¿No querías dinosaurios? Pues hala, ahí los tienes, hasta hartarte.
Ni siquiera Aristóteles, en su famoso blog “Poética”, se atrevió a rechazar el efecto placentero de la escenografía y la música.
A mí podéis llevarme la contraria, pero con Aristóteles ya no sois tan valientes ¿verdad?.
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martes, abril 06, 2010

Los martes: CINECLUB - 112 - Déjame entrar


Låt den rätte komma in - 2008 - Director: Tomas Alfredson

Reparto:
Kåre Hedebrant (Oskar)
Lina Leandersson (Eli)
Per Ragnar (Håkan)
Karin Bergquis

Música: Johan Söderqvist
Fotografía: Hoyte Van Hoytema
Guión: John Ajvide Lindqvist (basado en su propia novela)

Vivimos en un mundo en el que hay ciertos mitos de los que, aunque uno quiera, es imposible mantenerse ajeno. Las grandes historias de vampiros, Drácula, Nosferatu, se instalaron confortablemente en el subconsciente colectivo y de allí no las saca ni una procesión de Semana Santa de la cofradía de los geos. El ideal romántico del no-muerto, en perpetuo conflicto con su naturaleza, nos daba auténtico pavor y ese estemecimiento morboso que tanto nos gusta.

Surgieron todo tipo de secuelas de serie B (incluso C en ocasiones) que nos hicieron reír, parodias que no desmerecían a los originales. Y luego llegó el cataclismo, el vampiro posmoderno, el vampiro rayban, el vampiro al que, en lugar de una estaca en el corazón, simplemente apetece pegarle un par de bofetadas con la mano abierta.
Parece (parecía) el fin.

Pero no os desesperéis, jovencitos. Todavía pueden hacerse grandiosas películas de vampiros. No se necesita un enorme presupuesto, basta con una buena historia.
El guión de Lindqvist lo es, lleno de emoción contenida, de terror auténtico, de miedo existencial, de verosimilitud.

La sencillez con la que transcurre la película frente a nuestros ojos (que creíamos anestesiados pero están muy vivos) es sencillamente magistral, pone los pelos de punta, desde el primer fotograma al último.

Los dos niños, Oskar y Eli, aisaldos en un mundo áspero, sienten una cercanía, una atracción tierna, rotunda, liberadora. Kåre Hedebrant y Lina Leandersson dejan en la retina alguna de las más fascinantes miradas que recuerdo en una película.
Por eso mismo los vampiros no deberían llevar gafas de sol.
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martes, marzo 30, 2010

Los martes: CINECLUB - 111 - Jesucristo Superstar


Jesus Christ, Superstar - 1973 - Director: Norman Jewison

Reparto:
Ted Neely (Jesús)
Carl Anderson (Judas)
Yvonne Elliman (Magdalena)
Barry Dennen

Guión: Melvyn Bragg y Norman Jewison (basado en el musical homónimo de Tim Rice y Andrew Lloyd Webber)
Música: Tim Rice y Andrew Lloyd Weber

Los 70 fueron complicados para todo el mundo. A mí, por ejemplo, me tocó nacer. Así, llego a esta Semana Santa con 33 años bíblicos, esperando respuestas.
"Jesucristo Superstar", adaptación de la ópera rock que arrasó en todo el mundo, conserva su esencia tras el paso de los años. Es verdad que esa estética jipi puede ser desconcertante, pero reconozcamos que un poco sí que le pega a la historia.
Nos han explicado la Pasión de Cristo desde el punto de vista canónico, sin profundizar en sus causa principal: la confusión. Por eso la película aprovecha los confusos y atribulados años 70 para transmitirlo a la gente.
El mensaje de "Jesús-Dios-Omnipotente-Superstar" cala en las masas hasta asfixiar al propio Jesús. Judas le pide que no se aparte de la vía inicial, "humana", de ayuda a los desamparados en humilde anonimato. Otros le piden que lidere la revolución. El sanedrín observa su creciente influencia y tiembla ante la reacción de Roma (aunque Pilatos siga siendo el inverosímil miedoso y blando de los evangelios). Cada uno ve en Jesús lo que desea ver, o lo que teme.

La voz del mesiánico Ted Neely alcanza registros sobrehumanos en la trágica oración de Getsemaní. La Magdalena vendió millones de singles con su emotivo "I don't know how to love him" (quién se lo iba a decir). Soberbio Judas, desbocado, con la voz privilegiada y expresiva de Carl Anderson. Ambientación conceptual, zoom setentero, ropas hilarantes, toneladas de ironía y mala leche... el único problema es que desde le principio ya nos sabemos el final.

La principal polémica que generó la película es, para mí, su principal virtud. Presentar la dialéctica Jesús-Judas como epicentro de la acción devuelve al traidor al lugar que le pertenece. Mientras los apóstoles cantan un resignado: Siempre he deseado ser apóstol. Sabía que si lo intentaba lo conseguiría. Así, cuando nos retiremos, escribiremos los evangelios, para que todos hablen de nosotros cuando hayamos muerto. El apóstol díscolo es el único que está a la altura: Tú quisiste que hiciera esto, responde a Jesús cuando anuncia a todos su traición. Y añade: ¿Qué pasa si me quedo aquí y arruino tu ambición?.
Los cristianos deberían entender que en el plan secreto de Dios, Judas desempeña un papel tan respetable como todos las demás (quizás el más importante).

Y esto me lleva a la reflexión clave. "Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre", dice Jesús en Juan 10, 18. Paradójicamente, tal vez sea "Jesucristo Superstar" la primera película que se centra en el camino de perdición que emprende el Hijo de Dios, que puede salvarse pero no lo hace, entrando en las fauces de la fiera con la suficiente teatralidad para que ese hecho, su sacrificio voluntario, sirviera de ejemplo futuro.
Que al suicidio asistido le suceda la resurrección merece también un análisis. Pero eso será otro día.
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