Pensó
Brandon que meterse en la tela de araña con
Cindy podía ocasionar una amenaza todavía más grande que servir de desayuno: el matrimonio.
Lo conveniente sería quedarse a explicarlo, a justificarse, a ser caballeroso, pero ya había cumplido. Además nunca se fiaría de su abrazo de despedida (mientras ella siguiera en ayunas). Fingió estar dudando y cuando
Cindy le puso ojitos él despegó zumbando, cógeme si puedes, con tanta prisa que casi se choca contra un árbol.
Aquel domingo en el campo estaba resultando de lo más entretenido. Adrenalina, subidón, sabrosas materias en descomposición, encuentros inesperados..
Frente a él surcó el cielo un batallón de abejas que le saludaron sonrientes.
Brandon pensó que ese polen que transportaban olía muy bien. Pensó también en lo práctico que debía resultarles llevar un aguijón en el culo.
Vio a un escarabajo pelotero recreando el mito de
Sísifo en una ladera. Interiorizó la banalidad de algunos de nuestros esfuerzos. Vio a una mariposa clásica, en blanco y negro, y comprendió que la variedad e irrepetibilidad de sus alas son como las clasificaciones zoológicas, una aberración, cada insecto es único. Vio al ciempiés que hacía tai-chi y de su conversación aprendió que "no son las alas las que te hacen volar, es tu mente la que vuela".
Una mariquita muy risueña fue la primera que pudo responderle a su insistente pregunta: "¿alguien ha visto por aquí a una luciérnaga de belleza fluorescente sin igual?". La mariquita dijo: "Creo que hablas de
Kelly". Y sí, estaba hablando de
Kelly.
El caso es que cuando la miró fijamente, cuando la tuvo delante, no sé, no la vio tan especial. A plena luz del día brillar era un atributo innecesario. Ahora podía ver su cuerpo vermicular y no le decía nada. Hace unas horas se había enamorado de ella, deslumbrado, había puesto su vida en peligro por ella y ahora... no la encontraba interesante. Decidió seguir su camino de vuelta, concluir aquel viaje iniciático, el más raro de su vida. Voló meditabundo. Vio un chalé, luego otro, vio el polígono industrial y llegó a la ciudad sin imaginar siquiera lo que había sucedido en su breve ausencia.
Durante el trayecto de regreso había repasado todas las frases con las que explicaría a su pandilla las trapisondas de la jornada: cuando vio a la luciérnaga, cuando voló en la negrísima noche del campo, cuando se zafó magistralmente de la araña... adornaría la historia con una lucha a muerte frente a un oso hormiguero (animal mitológico que nadie ha visto nunca) de, por lo menos, 10 centímetros de altura. Nada podía fallar. El impacto sería inmediato. "Cuéntanoslo otra vez,
Brandon" dirían sus admiradoras, y él les respondería: "ahora no, nenas, dejadme descansar y tapaos un poco".
La ciudad sesteaba y
Brandon se impacientaba. De pronto vio aparecer a una polilla que, al menos, era conocida. Sin tiempo a contarle nada la polilla le dio una colleja cariñosa y le espetó: "así que al final la araña te soltó, qué cabronazo. ¿Te la tiraste?".
- ¿Eh? ¿cómo que si me la tiré? ¿pero qué clase de fábula es esta? - se rebeló el moscardón. Y se fue.
En seguida le sobrevino la duda. ¿Cómo puede saberlo?.
Paranoico perdido siguió volando. Hasta que divisó bajo una mesa de terraza a
Doris, la hormiga roja, hablando con su pretendiente de toda la vida,
Denzell, hormiga negra, ya sabéis, la clásica relación imposible (sus colmenas nunca lo aceptarían). Aterrizó mosqueado. Los dos formícidos abrieron mucho los ojos y menearon las antenas en plan "
oh my God, es él".
- No sabéis lo que me ha pasado - empezó
Brandon.
- ¿Lo de que no te fuiste a casa por la noche, perseguiste a una luciérnaga pero como eres tonto te perdiste en el campo y caíste en la red de una araña que al principio se te iba a comer y luego no, que le hiciste tilín pero era una relación contra natura y no podía triunfar? - respondió
Doris.
- Eehhh... - quedose estupefacto el moscón.
- Yo voté - añadió
Denzell - aunque el último día se me olvidó.
- Es verdad - la hormiga roja al quite - él creía que hacíais muy buena pareja con la araña. Yo creo que has hecho bien.
- ¿Votar?... esto... ¿
Cindy?... -
Brandon no salía de su asombro.
Lo entendió a la tercera (siendo generosos). Hubo que empezar desde el principio ("¿eso de internet qué dices que es?"). Centrar el tema ("¿un blog? ¿pero eso es lo del porno y esas cosas?"). Y rematar ("¿queréis decir que esto era como un reality?").
Le explicaron que era literatura experimental, sociología aplicada en situaciones precisas... pero
Brandon entendió en seguida que era puro morbo.
Se indignó.
Se enteró de dónde se escribía ese panfletillo. La "Academia de Chimpancés", menudo nombre. Voló hasta allá dispuesto a montarles un pollo. O mejor, pedir royalties. Al final, si sacaba unos milloncejos no iba a ser tan malo esto de la usurpación de la intimidad. Confiaba en su dialéctica, con ella convenció a la araña, cosa nunca vista. Le traspasó fugazmente la sombra de una duda: ¿Y si esa araña sólo actuaba?. ¿Qué parte era cierta en su vida?.
Pensémoslo un momento: ¿quién no se ha preguntado eso en algún momento?
El insecto metafísico llegó y, como ya imaginaba, le estaban esperando.
Le estábamos esperando, para ser correctos.
Discutimos agriamente. Pidió que se retirara la serie. Le dijimos que eso era imposible. Pidió un porcentaje en la distribución de la segunda temporada. Le dijimos que no habría segunda parte. Que era como el
Bus de
Antena3 o
Confianza Ciega. Una y no más.
Al final lo negociamos. Se iría por donde había venido siempre a cambio de un kilo de azúcar. Le propusimos un terrón. Al final quedamos en dos.
Sabemos que leyó el texto y no le disgustó. Que gracias a su efímera popularidad conoció a
Sally, la típica pseudointelectual mosquita muerta que le da lo que necesita (ya me entendéis). En la actualidad son bastante felices.
Y ahora, para finalizar, un mensaje de concienciación para la gente. Si vas a matar un bicho piénsalo antes. Hay un drama o una ilusión tras esas patas peludas, tras esas alas transparentes y esos cuerpecitos frágiles.
Ya sé que es inevitable chafarlos de vez en cuando. Pero por favor, de hoy en adelante, antes de matarles explicadles vuestras razones. Dadles una elección. Que todas las criaturas de la naturaleza puedan elegir su propia aventura.
Por un mundo mejor.
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5 comentarios:
Osea... que aquí la Inmensa Mayoría nos hemos perdido por gilipollas las escenas de tela, que tengo entendido que son el sensor crepuscular de un reality... I can't believe my eyes, Sr. Reve.
Nos cargamos el share.
(Es usted genial).
Aaaaaaaaay, pobre Brandon... que duro es descubrir que tu vida ha sido manipulada por unos... por unos... por unos humanos sin escrúpulos... por lo menos ha tenido su recompensa junto a Sally.
Plasplasplas... le aplaudo, Señor Reve
Jajaja, Ra, tú lo has dicho.
Gracias por lo de genial, pero ha sido un placer construir esta chorrada inmensa con vosotros.
El Deus Ex Machina del final ha sido a causa de que se me echaba el tiempo encima. Pero es creíble ¿no? igual que los insectos que hablan.
Dina, al final creo que le ha ido bien. El azúcar, el amor, cierta fama efímera...
Yo le aplaudo a usté, por la fidelidad a este cuento.
¿Era un reality?... Me acabo de hundir en la miseria... Aún así un aplauso al autor :)
Área de descanso, si tú te has quedado con el culo torcido imagínate Brandon.
O imagínate el papelón del día en que me tocó explicárselo. Una locura.
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