Por cierto, no sé qué hago pero el tiempo se me pasa volando. Hace casi 20 días que os conté que el campeón mundial de ajedrez y parchís, el muy honorable
Vladimir Kramnik, ruso de los de antes, disputaba el tradicional pique hombre-máquina. Pues bien, se me olvidó contar que ganó la máquina con absoluta claridad (4-2).
En el clima psicótico de la actualidad (espías envenenados incluidos) no han parado de llover las reacciones.
Sergei Myinkov, presidente de la federación bielorrusa sorprendió a los medios de comunicación durante la comunión de su sobrina afirmando que dentro del ordenador había un "enano con un walkie-talkie". Los creadores de
Deep Fritz elevaron una protesta. Tan alta dejaron la protesta que nadie ha podido leerla todavía. De lo que se deducen tres cosas: la primera, que el vodka de Bielorrusia gusta más que aquí. Segunda, que las máquinas pueden ganarnos al ajedrez pero nosotros podemos desconectarlas (de momento). Y tercera, que lo que era una información seria sobre un tema apasionante, tres semanas después se ha convertido en una noticia intrascendente que no le importa a nadie.
El tiempo. Menudo tema el tiempo.
Le preguntaron a
San Agustín un día que si sabía qué cosa era el tiempo. Respondió: "
¿el tiempo? si no me lo preguntan lo sé, si me lo preguntan lo ignoro".
Eso les pasa por preguntar al primero que pasa.
La verdad es que o trabajo demasiado o las horas pasan muy rápido. Así no nos llevaremos bien, universo.
(Uni-verso, como el título)
2 comentarios:
Convendría formatear esa máquina de Parchís ...
Eso, Luisle, y darle una buena lección.
O quizás deberían formatearme a mí, igual resulta que me volvía un tipo mejor.
Publicar un comentario