lunes, octubre 12, 2009

Paciencia


Según el testamento de Alfred Bernhard Nobel, el Nobel de Literatura irá a la persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la literatura.
Hay pocos bochornos mayores que las ausencias en el palmarés de este premio. De Borges, algún académico sueco iba diciendo por allí que era "políticamente incorrecto" y que nunca lo ganaría. Muy literario y muy idealista, sí señor.

Nada comparable con el Premio Nobel de la Paz (Bolivia).
Según Nobel se premia "a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz". Concedido por un comité del Parlamento Noruego, es el único que se entrega en Oslo y no en Estocolmo.

Tras la concesión del Nobel de la Paz a Barack Obama mi cerebro andaba tan conmocionado que no encontraba las palabras exactas para expresar lo que sentía. Tuvo que ser mi amiga Laurel la que lo definiera con exactitud: "vergüenza ajena".

Borges ironizó mucho y de forma bastante certera sobre ese comité de sabios que otorgaba la bendición. Decía que era curioso, un premio tan importante y las personas que lo conceden no lo son. Yo imagino a esos burócratas poniéndose tibios (me vienen a la mente los triperos del COI), decidiendo a última hora, deprisa y corriendo.

La lista del Nobel de la Paz tiene guasa. Será la última vez que lo comente, porque el mismo chiste dos veces ya no tiene gracia. Y el Nobel de la Paz es un chiste.
Busquen a Gandhi entre sus premiados. No lo encontrarán. Se dirá que su muerte abrupta le dio menos posibilidades y es cierto.
Deleitémonos con los que sí están.

En 1973 fue premiado Henry Kissinger, ese alfil del ajedrez sangriento de la Guerra Fría. Ese mismo año, para completar el dúo sacapuntas, se premiaba a Le Duc Tho, cabecilla de la insurrección comunista en Vietnam del Sur (al menos este pollo agridulce rechazó el premio).

Otra pareja simpática fue la de 1978. En un rincón, Muhammad Anuar as-Sādāt, dictador, protagonista destacado en la guerra del Yom Kippur y represor cruel. En el otro, Menachem Beguin, primer ministro israelí, que invadió Libano por ver qué tal.

En 1994 eran elegidos Yasser Arafat, reconocido ideólogo, guerrillero y terrorista, junto a Shimon Peres e Isaac Rabin, representantes durante décadas del poder militar israelí.

En el 2001, Kofi Annan, por su encomiable labor al intentar evitar todas las guerras y fracasar siempre.

Controvertida fue la veracidad de la biografía de Rigoberta Menchú (1992).
Otros premiados no tienen nada que ver con la paz o los objetivos del premio:
La Organización Internacional del Trabajo (1969), Teresa de Calcuta (1979), el Dalai Lama (1989), Médicos Sin Fronteras (1999), Wangari Maathai (2004) porque les faltaba en la colección una mujer africana, Al Gore (2007) con su empresa mundial de oportunismo y pasteleo climático, Muhammad Yunus (2006) por su maravillosa idea del banco de los pobres, que nada tiene que ver con la paz, pero como el Nobel de Economía ya debía de estar pillado...

Reconozco que es difícil encontrar en el mundo de hoy los ideales del pacifismo que se buscan. Para azotar las conciencias se puede declarar el premio desierto. Pero vamos, el palmarés es tremendo, ni hecho a posta.
Lo de Obama es ridículo. Es el triunfo del marketing y el holodrama, de las promesas sobre las realidades. Es el fin definitivo del Premio Nobel de la Paz.
No hay mal que por bien no venga.


Nota:
Esta Academia, contradictoriamente, se postula como candidata perpetua al premio. Si nos lo dan, si nos dan el diploma y el cheque de 1 millón de euros, prometemos dejaros a todos en paz.
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5 comentarios:

Jose dijo...

Muy interesante esta disertación sobre el premio Nobel. Pero propongo que entre los lectores de este blog hagamos una lista de candidatos que se merezcan el premio Nobel de la Paz, y cumplan las exigencias del mismo. Difícil, no?
Me parece imposible resolver conflictos bélicos o evitar guerras sin estar, a su vez, metido en tareas políticas. Y entonces, la mierda te pringa seguro.
El Nobel de la paz es una utopía, siempre será inmerecido, o casi.

HombreRevenido dijo...

A lo mejor es eso, Jose. El Premio Nobel de la Paz es utópico, o simplemente pretencioso.
Queda claro que yo descreo absolutamente. A lo mejor la solución sería olvidarse de los grandes nombres y buscar pequeños grupos o actitudes con buenas ideas. Pero oye, cada Academia hace con la pasta lo que le viene en gana, faltaría más.

Me parece muy interesante lo de proponer alternativas.
Voy a pensar la mía. E invito a los demás a que lo hagan también.

Pitufa dijo...

Pues pasaba a saludar, y he sido incapaz de leer tu post, porque son las 9 de la mañana, porque es martes despues de tres dias de fiesta y porque estoy muy dormida... así que ale.. quedas saludado :P

Pitufa dijo...

Se me ha olvidado decirte que.. tu post es muy largooooooo
jeje

HombreRevenido dijo...

Pitufa, no sólo es un post largo sino que también es aburridísimo.
Pero ojito, es gratis, así que no os podéis quejar.

Quedo saludado y hago una reverencia. Chimpancé sí, caballero también.