Curioso todo ese circo que se monta alrededor de la decisión del COI sobre las sedes olímpicas. Se reunen, se pasean, comen y beben como si se fuera a acabar el mundo, el que quiera liebre comerá liebre, quien quiera bacalao comerá bacalao, videoproyecciones, cachondeo, reuniones, workshops, bolsitas de propaganda, regalos caros, los chismes y cuchicheos a la espalda del príncipe de Mónaco. Lo que viene siendo la juerga padre.
Los países se movilizan para captar votos. Países que no se movilizarían por una guerra lo hacen por un chollo. Por eso, se gane o se pierda, siempre se aprende algo.
Estaba trabajando (os lo podéis creer) el viernes por la tarde, con un ojo en la "jornada decisiva" (tenemos una corazonada, con-razón-nada). Era gracioso como, en el minuto a minuto del panfleto deportivo Marca, se recogían las reacciones.
17:25 - Chicago primera eliminada.
17:26 - Increíble, pese a la presencia de
Obama no ha conseguido ni siquiera superar el primer corte.
17:27 - Decepción y desolación en la ciudad de Chicago.
A ver, ¿cómo has conseguido en 2 minutos recabar el estado de ánimo de una ciudad? O es que lo teníais escrito de antes, cabrones.
17:25 - Madrid cae en la primera votación.
17:26 - Increíble, el sueño de Madrid se difumina mucho antes de lo esperado.
17:27 - Decepción y desolación en la ciudad de Madrid. Hemos visto por la ventana a un jubilado con transistor darle una patada a una lata con rabia.
Pero oye, luego se fue a casa Tokio, y estábamos en la final.
Podíamos ganar y romper la regla no escrita desde los años 50 sobre la rotación de continentes, fomentar esas burbujas de inversión que tanto nos encantan, volver a estar en el mapa, no ser España la campeona mundial del desempleo, sino España la primera división de las cosas guays. Eso era bueno.
Podíamos perder, claro, la pujanza de Brasil, una economía emergente muy golosa para los patrocinadores, quejarnos amargamente "nos han robado", "Madrid era la mejor opción", "volveremos dentro de 4 años", renovar el despilfarro de las candidaturas, poner cara triste, llantos, "en la plaza de Oriente hay rostros de desilusión e incredulidad", "se acabó el sueño" y todos esos maravillosos tópicos que me hacen estar orgulloso de mi patria.
Las dos opciones eran maravillosas.
Felicidades a Rio de Janeiro. Estoy seguro de que conseguiran organizar un evento único, inclasificable.
Y que se fastidie toda esa gente que estaba pasando la tarde en la plaza de Oriente, sin dar un palo al agua, mientras yo estaba inmerso en el plan C de salvamento de España: trabajar.
La foto de las mulatas es estrictamente documental, muestra la alegría inherente al pueblo carioca.
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7 comentarios:
Espectacular post. De acuerdo de principio a fin.
Las niñas que lloraban por la derrota de los políticos de Madrid 2016 son las mismas que lloraban por la muerte de Michael Jackson.
La gente tiene mucho tiempo libre y el cerebro vacío.
Muchas gracias, León, el hecho es absurdo y aquí nos salen bien los posts absurdos.
¿Está el mundo loco? No, debo ser yo la que está chalupa. Porque el otro día, tras la noticia de que la corazonada se iba al carajo, vi en la tele a una tipa cuarentona que, atención: ¡Casi se echa a llorar!
Lo dicho. Probablemente soy yo la que está loca.
Yo siempre he tenido la impresión de que la gente, en este país de pandereta, no tiene motivos para llorar! Eso o que prefieren llorar cuando hay una cámara grabándoles.
Nana Nicotina, somos un pueblo sensible. Lo único consustancial a todas las grandes derrotas es la ilusión previa.
El problema, a lo mejor, es saber por qué no ponemos la misma ilusión en otras cosas más importantes.
Maru, llorar delante de las cámaras es menos llorar, porque lo compensas con el gustazo de la comunión con la audiencia.
Y eso de que no hay motivos para llorar... uff, es discutible. Con lo jodido que empieza a ponerse todo... carrera olímpica incluida.
Ey, no perdamos la esperanza, ¡¡¡creo que hay olimpiadas en el 2020!!!
Pero como perdamos una tercera vez consecutiva seguro que hay un movimiento tipo Lemming de suicidio colectivo... quizá no debamos presentarnos otra vez.
¿Y el lema, Lasa?
El de Ketama: ¡20 pa Madrid!
Podría haber tumulto incluso antes de perder contra París, Roma o Andorra La Vella.
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