The Matrix reloaded - 2003 -
Director: Larry y Andy Wachowski
Reparto:
· Keanu Reeves (Neo)
· Laurence Fishburne (Morfeo)
· Carrie-Anne Moss (Trinity)
· Hugo Weaving
Guión: Larry y Andy Wachowski
Música: Don Davis
Todas las grandes historias se componen, principalmente, de un sacrificio o de un viaje. Un sacrificio, como la historia de ese dios crucificado en el Gólgota para la redención de los hombres. Un viaje, como la odisea de ese griego que en su regreso hacia Itaca llegó hasta las orillas de sí mismo. No hay más. Siempre es el mismo perro con distinto collar.
Los hermanos Wachowski trazan el final de “Matrix” de la única forma posible. El viaje de Neo, el camino, la duda, la elección, se encuentra ante su último acto. Ya no es sólo Matrix lo que debe trascenderse, es todo, es su propia consciencia.
La complicidad, el guiño de las máquinas al elegido, tiene una causa. Y esa causa, cómo no, está dentro de sí mismo, el enorme poder de su naturaleza híbrida. Pero no nos detengamos en lo que Neo es, la historia de la trilogía es el testimonio de lo que Neo alcanzó a ser en poco tiempo, es la historia del ascenso por la escalera del conocimiento, es un ejemplo de cómo la salvación o la desgracia de uno puede hacer salir de la caverna platónica a los demás.
Superado el enemigo del mundo sensorial, superada la rueda perpetua del impulso vital y el eterno ciclo de retornos, le queda un enemigo irresoluble, la pelea entre el bien y el mal, la dialéctica entre opuestos. Smith o Neo, Yin o Yang, lo individual o lo social. Smith se ha adueñado de Matrix. Las máquinas cercan Sion en un combate absurdo de pesadilla. Los diálogos se vuelven breves, torpes, descarnados, a medida que las palabras pierden su significado en favor de la acción. Neo, el mesías ciego, se dirige a la Fuente. Ya no necesita los ojos para ver más allá.
Diodoro Cronos, varios siglos antes de Cristo, negó que un muro pueda demolerse. Cuando los ladrillos están unidos, el muro está en pie, cuando ya no lo están, el muro no existe. El supuesto dualismo es una más de las perversiones de la mente (que no lo olvidemos, también ha de ser trascendida). Ahí lo tenemos, la Vedanta Advaita, los dos superhéroes metafísicos enfrentados en un combate interior, porque en el fondo son lo mismo. Neo, la anomalía descontrolada, sabe que él es la moneda de cambio de un bien superior; Trinity, el amor, es el espejo que le revela la solución. Con su propia extinción se destruye a sí mismo, destruye su propia consciencia, pero salva a sus semejantes, permanece latente en un mundo al que concede una nueva oportunidad. Todo principio tiene un final, anticipaba el oráculo. Neo no desaparece, porque Neo somos todos y Matrix está en nosotros. Lástima que la recaudación millonaria de la serie no se reparta equitativamente, o al menos entre ellos (los Wachowski) y yo.
Fin
2 comentarios:
Ah! Smith y Neo luchan? Yo creí que eran Goku y Vegeta...
Pero sí, ciertamente, el final mola.
Y ya tocaba que acabara.
Peibols, todo principio tiene un final. Si no... mal.
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