El de la foto es
Fahid Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah, hermano del Emir de Kuwait (que murió hace unos meses y que, entre otras cosas, promulgó el voto femenino en el país). Me acordaba de él pensando en el partido de España-Arabia Saudí de esta tarde. Al tiempo meditaba sobre los petrodólares y su hechizo singular, que convierte a moros en señores árabes, palos en reverencias.
Pero sobre todo recoraba de
Fahid Al-etcétera su papel como presidente de la federación de fútbol de Kuwait durante el mundial de España 82 (recordemos siempre que yo era un niño impresionable, que no pudo ver E
l exorcista hasta los 23 años).
En la única participación de Kuwait en la Copa del Mundo jugaba en Valladolid contra Francia (que terminó siendo semifinalista de la mano -o pie- del gran
Michel Platini), perdía 3-1 y entonces
Alain Giresse marcó el cuarto aprovechando que la defensa kuwaití se quedaba parada.
El jeque de la foto, con su túnica y su turbante, irrumpió en el campo en compañía de sus guardaespaldas-armarios-empotrados, agarró al árbitro y le explicó con gesto enérgico que sus jugadores se habían quedado parados porque habían escuchado un silbato.
Minutos de confusión, la policía nacional, los guardaespaldas, todos armados, el jeque diciéndole a "sus chicos" que se iban del campo, el árbitro, un soviético lamado
Miroslav Stupar, absolutamente acochinao en tablas, los espectadores obnubilados, los franceses más. Al final se anuló el gol (lo nunca visto) y se acabó el partido como se pudo.
¿Veremos otro espectáculo similar esta tarde? Y no lo digo por ningún jeque saudí, más bien porque va nuestro rey
Juan Carlos, la cerveza en Alemania es excelente... ¿podrá
Sofía contenerle?
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