martes, junio 13, 2006

Incógnita

Con la soledad pueden hacerse tantas cosas como con la pobreza de espíritu.
La principal es reírse.
Te quitas la camisa y te hueles, tibio y único, en la penumbra única. Luego los zapatos, los calcetines, las herraduras. Luego el último de los primeros caparazones, el pantalón gastado.
Unos boxers marca “deseo” salen arrugados como si la sensualidad fuera una garrapata ilusa, y no sabes si la penumbra de la habitación estaba o vino acompañándonos a esos dos o tres engendros a los que suelo llamar YO.
Zorra deforme la soledad, pero sabe acariciar…

Soy ahora el ciego metódico, adorador de termitas, vendido por un minuto al chasquido de la imprenta. Recordando la perdición de la cara lúbrica del destino, a una como tú sudando jabón en la tarde unánime, clavada a las paredes de mi granero como un murciélago, cerradura forzada, sombras chinescas.
Como si ser hombre fuera al final ser un híbrido, una esquizofrenia. Como si ser hombre fuera regalarse. Como si ser hombre fuera también un privilegio.

Enumeremos de una vez las bromas cósmicas:
a) La verdad
b) Que yo sea al mismo tiempo mi mano derecha, y al mismo tiempo un abrazo, y al mismo tiempo un susurro
c) La eternidad de los adjetivos
d) La barra libre de los sueños
e) Desnudarse y ser un poco más libre
f) Que haya laberintos en una sola palabra
x) Ser uno mismo la ecuación y la incógnita

Cada dieciséis millones de años nace un ser celestial de papel de lija que nos obliga a empezar de nuevo.
Si no fuera por el furor de las listas, mi vida carecería de sentido.

2 comentarios:

Peibols dijo...

A ver, te comento en forma de lista (si tanto te gustan...)
- evocador
- erótico
- realista
- identificable
- onanista
- masculino
- metafórico

A mi es que todos los textos que llevan algo de sexualidad implicita me molan.

Como diría un lector del blog de Lillo (o era de Lorenzombie?) "me toco leyendo este post".
Pero sin tocarme, que estoy en clase.

HombreRevenido dijo...

La soledad es una rendija social. Sugiere todo porque es nuestro encuentro cotidiano, ajeno a cualquier influencia que no sea el auténtico barullo físico y psíquico de uno mismo.

Me alegra que además se pueda leer. Lo de tocarse excede al propósito inicial... pero es literariamente halagador.