Academia de Chimpancés (con peluca)

No sé si os habéis dado cuenta pero la primavera ha llegado a la Academia. Poco nos importa que estemos en la recta final de la Cuaresma, la temperatura se ha disparado y hemos tenido que correr a llevarla al hospital.
Todos conocéis el Kamasutra, ese libraco picante, con sus múltiples posturas sexuales: el molinete, el pez ventosa, la brocha gorda y el balancín afgano. Aunque sois menos los que conocéis su segunda parte, el Kamasustas, obra sublime de sabios orientales de los de carné, carajillo y tertulia.

En nuestro afán divulgativo y sangre alterada, os vamos a presentar una colección de filminas del Kamasustas, que completarán vuestra colección de maniobras galantes.
Abrid mucho los ojos y aprended trucos nuevos.



Ambos miembros de la pareja fingís desinterés, sin miraros ni tocaros. Pueden pasar semanas hasta que prenda la chispa. Entonces haréis el acto con desgana y cara de "ten cuidao; así no". El placer resultante será inmenso. Intentad disimularlo.



No hace falta que abras la ventana, ella te lo va a pegar igual. Los virus os subirán la fiebre y podréis tiritar juntos. La somnolencia y la excitación harán que se os nuble la voluntad. Estornúdale en la cara y comprueba que le encanta.



Eres ese hombre encantador con bigote que trae a un amigo a casa. Es importante que sea más feo que tú, macho dominante, de ese modo, por comparación, tu pareja te mirará con mayor embeleso del habitual. Mientras discutís los detalles organizativos del trío (francamente importantes) no le dejéis meter baza, que se quede escuchando su iPod en un segundo plano.



Tú, bella mujer ligera de ropa, iniciarás los toqueteos furtivos bajo la mesa mientras él se bebe el Cola-Cao, todavía vestido con el pijama del ejército. Es el anticipo a una jornada laboral doblemente satisfactoria. El desayuno será la segunda comida más importante del día, tenlo presente.



Aprende los trucos básicos de un timador y juega con tu pareja a las prendas. Al principio déjate ganar los pantalones y la camiseta interior para que se confíe. Luego desnúdala. Se sentirá indefensa y muy caliente. Es el momento del chascarrillo: "¿dónde está la bolita? aquí hay dos" y rodaréis por la moqueta de la sala de juegos.



A la hora de la siesta ella siempre se pide la almohada buena. No importa, es el momento del placer solitario. Déjala que disfrute y tócate tú.



Está aterdeciendo. Ella sale de la ducha desnuda y tú corres a su encuentro. Te ve y se ríe: "Te has puesto mi bata amarilla, eres tonto". Tus cejas depiladas, el turbante a juego y el morbo vespertino harán el resto. Para compensar la pinta afeminada te pedirá que le folles fuerte. No seas alfeñique y dale caña.



¿Tu hombre no para de mirar el teléfono móvil? Déjale patidifuso enseñándole la coreografía que estáis ensayando en funky-jazz. Las transparencias son tus amigas; pon en juego toda tu exuberancia. Sobrevendrá un coito salvaje. No te olvides, mujer, de aprovechar tu situación de poder y hacerle prometer que va a fregar los platos y limpiar las juntas de las baldosas.



Escucháis cómo el maestro habla y habla. "Si su hijo se esforzara un poco más... no es que sea tonto, es que no se fija..." y os cogéis de la mano. El éxito evolutivo de vuestro vástago os hace pensar en darle un hermanito. En el trayecto en coche os pararéis en cualquier lugar a amaros como bestias. Menos mal que te hiciste aquella vasectomía.



Cuando ella se atragante llévala corriendo a la cama. Allí aprovecha a meterte dentro de su vestido por razones sanitarias y hazle la maniobra de Heimlich. Estará a tu merced y tan agradecida que podrás cobrarte los honorarios carnales del héroe.



Cuando tu chico se ponga el taparrabos de estar por casa y se siente frente a la tele, es la hora de hacer pilates semidesnuda. Crea en él un profundo dilema y siente cómo te mira de reojo. Si abandona el partido de fúbol porque "total, no es importante", habrás ganado el juego. Date un baño de sales aromáticas y déjale con el calentón.



Acabáis de conoceros. Él va a tu clase de 4º de la ESO y realmente te gusta, con su barba, su cuello casi inexistente, su conversación variada... No estás dispuesta a dejar que toque pelo, no vaya a pensarse que eres una fresca. Hacéis palmetas. Él se correrá igual.


Como veis, la cultura oriental siempre va unos pasos por delante de la nuestra.
Ya sé que estamos en Semana Santa. Pero la vida son cuatro días. ¡Aprovechadlos!.