Hace casi 19 años,
el avión que trasladaba a la selección de Zambia se estrelló tras despegar del aeropuerto de Libreville, en Gabón. Hoy la selección de Zambia volvía a Libreville para disputar la
final de la Copa de África. El fútbol de verdad, el de los humildes.
Escenificado por el dramatismo de la tanda de penaltis, el país con más pobres del mundo (el 86% de su población, según
Wikipedia) se ponía de los nervios hasta terminar estallando en lágrimas absurdas (es sólo fútbol), en una celebración como un homenaje, como una catársis, como un soplo de esperanza y, por qué no decirlo, como el latigazo de desesperanza que posiblemente venga después.
Más que los jugadores reunidos de rodillas tras la victoria, me ha conmovido la imagen del entrenador de los campeones, el francés
Herve Renard, llevando en sus brazos a un jugador lesionado hasta la celebración de sus compañeros:
Aquí el vídeo.
Aquí la foto:
2 comentarios:
que cosas verdad? el ser humano es increible...feliz comienzo de semana!
Gracias, Verillo. Pequeños detalles que convierten un juego intrascendente en algo extrañamente emotivo.
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