No siempre Superman vistió de azul eléctrico. Hubo un tiempo en el que el azul era más sobrio, más grisáceo, más de señor mayor.
El Superman de antes tenía pecho-palomo y se subía bastante ese calzón rojo, para realzar la línea masculina y marcar paquete. Asistía perplejo a las cosas raras que suceden por doquier, mires a donde mires. Esta señora levita de forma extraña y al héroe se le escapa una mueca de exasperación.
Ese Superman, enfrentado a conflictos jodidos de verdad.
Porque es muy fácil arreglar los problemas a hostia limpia, pero no siempre es así.
Vemos cómo se aguanta las ganas de darle un empujón, un manotazo... es un poco simiesco, un poco atávico, las manos en la cintura, ¿y ahora qué hago yo?, ¿por qué no se le cae el sombrero a esta señora? ¿lo lleva encasquetado?.
La de detalles que esconde este momento mítico. Por no hablar de las botas rojas. Hay que ser muy hombre para llevarlas con dignidad.
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