martes, septiembre 22, 2009

Zoom zoom (culombio culombio)




No podemos engañarnos, los tebeos marcaron para siempre nuestro sentido del humor, los dibujos animados fueron nuestros referentes morales de picaresca o heroísmo, todos los dictadores se parecen a nuestro maestros de primaria y todas las emociones musicales estaban reflejadas en las cintas de grupos infantiles: Parchís, Regaliz, Mecano...

Escuchaba el otro día la sintonía de "La Bola de Cristal", ese programa tan cool, tan galvanoplástico, tan especial, que debería traerme tantos recuerdos (jo, entonces la tele sí que molaba). Y no se me activó el resorte de la nostalgia porque, lo confieso, a mí no me gustaba demasiado; aunque lo veía, claro, faltaría más. Digamos que no lo entendía. Ahora sí lo entiendo, veo los DVDs y me parto (tengo 33 años, no es un gran mérito). Pero entonces no, entonces me gustaba la Bruja Avería (por su fijación por el caos y su aparición-deus ex machina en cualquier historia) y esparaba ansioso los capítulos de "La pandilla", con Alfalfa y Spanky. Lo demás era confusión y ruido.
Ah, por cierto, detestaba esa cortinilla en la que sacaban una oveja y decían: "si no quieres ser como ella, lee". ¿Cómo? ¿la lectura produce aborregamiento? ¿y la solución es leer porque te lo dicen? ¿hay que leer aborregadamente para no ser un borrego?. Yo era un lector hedónico, y sigo siéndolo, creo que esos mensajes contradictorios nunca funcionan (sólo hay que ver el resultado de aquella campaña subliminal).

Bueno, a lo que voy, que me enredo. Escuchaba ese temazo "Abracadabra", la voz de Alaska, la letraca de José María Cano y pensaba que esa canción me recordaba a algo. Y no era nostalgia. Había un anhelo, un mensaje. La bola de cristal, pensé, era internet. Suena igual que la televisión... te sientas enfrente y es como el cine... todo lo controla es un alucine...
Era una canción premonitoria, como si esa fantasía recurrente de nuestra infancia hubiera contribuido de alguna manera a guiar el camino del progreso.

Ya lo sé, como razonamiento después de la siesta puede valer, aunque le falta profundidad y argumentos. Ahora lo veo claro, el planteamiento estaba ligeramente desviado.
Este vídeo (LINK) me ha ayudado a comprender que me equivocaba, pero por poco.
La bola de cristal, el gadget mítico, empieza a ser bastante habitual en nuestro mundo, es cualquier iPhone, cualquier teléfono 3G o similar.

Un día cercano (con coches voladores, espero) todo este razonamiento perderá la pizca de gracia que me empeño en pensar que todavía tiene. ¿Nos va a dejar la tecnología sin paradojas ni fantasías?
Fantasearé con ello un rato.
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4 comentarios:

Ra dijo...

Lúcida perspectiva, Sr. Reve.

De La Bola creo que molaba todo eso que se nos escapaba, porque sólo se nos medio-escapaba: yo quiero creer que "algo" -un pálpito del cerebelo- venía en el lote de la predisposición genético-socio-intelectual(oide). No te rías, no te rías.

Magnífico Escher.

Mua.

HombreRevenido dijo...

No descarto eso, Ra, que de modo inconsciente captáramos algo de aquel programa extraño.
Eso explica muchas cosas...

Diego dijo...

Querido HombreRevenido, esa falta de comprensión del programa era debido exclusivamente a tu edad, yo soy algo mayor, del 72, y me molaba todo el programa enterito, desde las primeras apariciones de Siniestro Total, Franco Batiatto, Radio Futura, las primeras intervenciones magistrales de Javier Gurruchaga... llegaba a comprender esa esencia de rebeldía con las primeras críticas sociales (todo ello, no hay que olvidarlo, en un programa infantil) que tenía la Bola de Cristal, pero claro 6 años más se notan. Fue un programa transgresor, innovador y que introducía a la música actual a los niños y no tan niños. Ya no hay programas como esos...

HombreRevenido dijo...

Lo entiendo, Diego. He vuelto a ver esos programas últimamente y eran tremendos, corrosivos.
Pero en mi caso, seguramente por lo que dices, porque era demasiado crío no hay duda, se me escapaba casi todo.