No, no me voy a referir al combate perpetuo entre el bien y el mal. Tampoco volveré a hablar del Ali-Foreman de 1974, por mucho que el universo sea de papel de calco. Es más bien ese juego infantil (o no tanto) de: ¿Quién ganaría en una pelea, Jesús o Superman?
No me digáis que no lo habéis pensado nunca. Si hasta la MTV hizo una serie de muñecos de plastilina.
A ver, listillos, quién ganaría una pelea a hostia limpia entre patriarcas ¿eh?, ¿Abraham o Moisés? ¿cómo sería un combate Soraya-Leire, a parte de venenoso?
Pues hoy he descubierto (seguro que tardísimo) ese gran combate final de la película "El Furor del Dragón" entre... temblad... Bruce Lee y Chuck Norris.
Disfrutadlo:
Inmenso.
Luego la vida les deparó suertes distintas, como sabréis.
Y ya que estamos puestos en combates, no os podéis perder la peor pelea filmada en toda la historia:
Tronchante, a que sí..
.
5 comentarios:
La de Lee y Norris sí que la había visto. Lo que más me impresionó fue el gatete acostao que tiene Chuck en el pecho
(Que como se puede comprobar tiene vida propia y se sale de su cuerpo a veces)
La que me parece increíble es la de Star Trek, jajajaja. Lo que me he podido reir. Pelea peor que yo...
Sandra, comparto esa inquietud por el gato de angora ese que lleva Chuck Norris en el pecho, y con el gatete que lleva en la nuca.
Parece claro que tienen algo que ver con su inmenso poder.
HombreRevenido me decepciona usted, ¿Cómo es posible que haya usted descubierto esta joya tan tarde? Sepa usted que durante muchos años este combate entre Bruce y Chuck (mi padre), fue conocido como "El combate del siglo". Bruce y Chuck, llegaron a ser grandes amigos, lo que no se puede decir de la relación entre Bruce y Bob Wall (al que bruce patea y manda 8 metros despedido en "Operación Dragón"), las historias "backstage" que se cuentan del rodaje de "Operación Dragón" son para mear y no echar gota... sin desperdicio.
Por cierto este combate no está rodado en el Coliseo de Roma, sino en un decorado. Otras escenas de la película sí que fueron rodadas en el auténtico Coliseo.
Seguramente, Diego, ya había visto ese combate, pero no ha sido hasta después de haber descubierto su contenido dialéctico, socrático, que he comprendido la lección que nos ofrece.
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