Me despierto. Imagino que soy un asqueroso insecto. Luego veo que no, que soy un mono peludo, bastante atractivo. Entro a la ducha, seco. Salgo de la ducha, mojado. La rutina de siempre.
De repente, ¡maldición!, un sonido imprevisto. Ay, calla, que es el móvil. Con el alma en vilo me siento a desayunar. Entonces sí, escucho acercarse, afuera en la calle, un murmullo perturbador. Siempre que me siento en gran peligro tengo el mismo pensamiento: un pesar profundo por el largo plazo (ya no podré ver anochecer en París, no podré ver nacer a mis hijos, no veré los coches voladores del futuro) y un alivio a corto plazo (ya no tendré que trabajar más).
Al final no es el apocalipsis, aunque los extraños lamentos y los campaneos así lo presagiaban. Y estaría feo escribir un post en pleno Fin del Mundo, claro. Feo y poco práctico.
Eran ovejas. Trashumancia metafórica para el deambular mañanero. No he querido contarlas para no volver a dormirme, pero a lo mejor había, qué sé yo, 500 millones de cabezas. Y eso sin contar las que había sin cabeza (que bueno, se compensan con las que tienen dos, todo sea dicho).
Y no sé por qué, tras ver marcharse al rebaño y bendecir el garaje que guarda mi coche (no volador), me he acordado de las elecciones europeas.
Llevaba varios días recopilando frases disparatadas de la campaña electoral, que es lo mejor que puede hacerse para no perder la cordura. Me asombraba la estupidez y la simpleza de la mayoría de los mensajes. Y pensar que eso es lo que gusta... no, una crisis no, nos merecemos un apocalipsis como mandan los libros (las bestias las ponemos nosotros para que salga más barato).
A ver, que me lío. Decía que recopilaba frases para tejer un tapiz multipartidista para bochorno del personal. La vergüenza ajena es algo muy nuestro.
Os voy a ahorrar ese trago. Con una única frase podemos resumirlo todo. Como sé que sois animales racionales entiendo que sabréis extrapolar. Los partidos mayoritarios (sin excepción) están llenos de
leirespajines. Y todos ascienden, por sorpresa y sin méritos, hasta los cargos más altos.
Dice
Leire:
"Les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta. La coincidencia en breve de dos liderazgos progresistas a ambos lados del Atlántico: la presidencia de Obama en Estados Unidos y la presidencia de Zapatero en la Unión Europea en tan sólo unos meses".
Yo les sugiero que no se dejen embaucar por las palabras huecas.
Si uno se llama a sí mismo progresista y luego es un reaccionario ¿qué?. Si uno se llama a sí mismo honrado y luego es un chorizo ¿entonces qué?. Si uno se llama a sí mismo responsable, consecuente, libre, y luego es una veleta populista... ¿qué tenemos que pensar?.
Por sus hechos les conoceréis.
Prefiero, mientras pueda y me dejen, hablar de cosas más interesantes, no martirizaros más con estos gilipuertas.
Por ejemplo, del
festival de cine que empieza hoy. O de mi propia idiotez, que es también notable, aunque con matices de ingenuidad y ternura.
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3 comentarios:
Nostraleire. O de su padre y de su madre.
La trashumancia mola. Por Madrid también pasan, reclamando su derecho de paso, y detrás del ganado las fuerzas de limpieza del Hayuntamiento de Madrid.
En cuanto a Leyre, los políticos y la campaña erectoral, no voy a hablar que me enciendo, tanto discurso vacio, y ninguno de ellos sabe que es eso de Europa más que para esperar fondos...
Menudo angelito, Ra. ¿Qué haría la pobre sin sus no-sé-cuántos sueldos?
Abuelo, no te enciendas, que te conozco.
A favor de la trashumancia de ovejas, claro que sí. En contra de la trashumancia de votos, por supuesto.
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