Semana difícil. Por falta de tiempo no podré ser breve. Seguiré con la lista de glorias familiares.
Hace unas semanas encomendé al detective privado
Serjuzu Joe que investigara un caso extraño, el de un tío abuelo que también cruzó el Atlántico y al que habíamos perdido la pista. Le di una foto y volvió al día siguiente. "Ya sé dónde está, hemos tenido suerte. Está un poco más gordo pero es él seguro" aseguró mirando una vez más la imagen que yo le había proporcionado. Añadió: "Ahora es presidente de Venezuela".
Varias pistas falsas después me pidió dinero para viajar a América. Se lo di (no sé el tiempo que tardaría en descubrir que eran billetes del Monopoly). Me quedé sin noticias. En lugar de un misterio tenía dos. Menudo panorama.
Decidí concentrar mis esfuerzos en cosas más productivas y me olvidé de este episodio dando por sentado que ambos habrían perecido en el triángulo de las Bermudas, que es lo que suelo pensar cada vez que observo el retrete mientras tiro de la cadena.
Pues bueno, ayer recibi la contestación que ya no esperaba. Era un
e-mail en un sobre con pequeñas fotos de colores pegadas, y con un archivo adjunto impreso, nada menos que un power-point, pero de los que en vez de darle a un botón pasas tú mismo las hojas con la mano, tecnología punta.
Serjuzu Joe me enviaba la solución al enigma. Y lo he flipao, por supuesto.
Una simple corazonada había llevado al detective al puerto de Tarragona. Un simple tropezón le había hecho caer en un container de avena. Y así, sin querer, se plantó en Brasil. Al principio, reconoce, las mulatas monopolizaron sus pesquisas. Luego pudo ocuparse de la búsqueda de mi tío el simio. Preguntó y, toma ya, encontró el rastro.
Había muerto en 1996, de diabetes, mimado por todos en el zoológico de Rio de Janeiro después de una vida intensa. El dossier (con un inicio tan triste) estaba lleno de capítulos sorprendentes. Había cambiado su nombre, de
Sebastián a
Tião. Y tan famoso llegó a ser que se presentó a las elecciones a la Prefeitura de Rio de Janeiro, consiguiendo casi el 10% de los votos.
No alcanzó el éxito del rinoceronte
Cacareco que arrasó en las elecciones de Sao Paolo en el año 58, pero le votaron 400.000 personas. Una figura clave en la comunidad, eso es lo que era. Un ídolo para mí (desde ayer).
Feliz, descanso sabiendo que también los familiares que fueron a la parte sur del continente americano acabaron siendo celebridades celebradas. Porque a mi tío abuelo
Sebastián le hicieron una estatua de bronce. A qué animal (sin ser caballo) le hacen una estatua sin unos cuantos crímenes de guerra ¿eh? A casi nadie.
.
4 comentarios:
Jajaja
Fue duro, pero al fin el trabajo dio sus frutos...
Estooo, ¿por donde te paso la minuta? es que tengo que pagar algunos gastos, pero te guardo los tickets, no te preocpes...
Anonadado me ha la historia de tu tío, gran profesional y mejor simio, sin duda. Pero lo que me parece muy fuettte es lo de los candidatos a las elecciones en Brasil. Bueno no, que tonterías digo, si aquí también hemos tenido nuestros animalicos...
Ya si eso a ver si haces público también el dossier de las mulatas. O que.
Y todos los que se fueron hicieron fortuna, fueron felices y no se volvieron a acordar de Tí? No lo veo claro. Tu tío no saca buena cara por mucha estatua que le hayan hecho.
Serjuzu Joe, cuando te llegue un mail, del Banesco por ejemplo, dale tu número de cuenta y tu contraceña y ya te hacemos el ingreso.
Buen trabajo, campeón.
Spanish Johnny, en todas partes cuecen habas.
Lo de las mulatas lo pondré en el otro blog. Ay, calla, si no tengo otro blog. Pues haré uno. Y de pago.
Todos triunfaron y todos "se olvidaron" de volver a llamar, Maru. Pero me enorgullezco. Un triunfo de los genes.
Yo aquí ando, intentando equilibrar el universo.
Publicar un comentario