When We Were Kings - 1996 -Director:
Leon Gast
Guión:
Leon Gast
En 1974 se celebró en Kinshasa (capital del antiguo Zaire) algo más que un combate de boxeo, un acontecimiento irrepetible que nació, sin saberlo, para ser reflejado por el espejo artesanal de este maravilloso documental.
Muhammad Ali, el mito viviente, el rey destronado, el que según su propia definición "flotaba como una mariposa y picaba como una avispa", se enfrentaba a sus 32 años al campeón, a una fuerza de la naturaleza, un ciclón,
George Foreman, que venía de destrozar a
Joe Frazier en 2 asaltos.
Rumble in the jungle (el estruendo en la jungla) llamaron a la pelea. Veremos por qué.
De un lado el carismático
Ali, en la cuesta abajo de sus facultades, pero con un liderazgo innato, una verborrea inagotable. Volvía a África, a los orígenes. Era más que una pelea. Y nadie lo supo ver mejor que el turbio
Don King.
Del otro lado
Foreman, el hombre del puño de hierro, el mayor pegador de la historia, soportando estoicamente las bravatas de su rival y a 60.000 almas gritando a pleno pulmón:
Ali boma ye! ("
Ali, mátalo"). Una experiencia difícil de olvidar, seguro.
El megalómano dictador sanguinario
Mobutu Sese Seko puso sobre la mesa 10 millones de dólares para organizar el evento. Kinshasa captaba los ojos del mundo, en los convulsos años 70, destapado el
Watergate, reciente la retirada de Vietnam, en pleno auge del activismo negro. Qué fascinantes e inquietantes son algunos símbolos.
Se organizaron conciertos multitudinarios, volaron hasta el corazón del África
James Brown,
Marvin Gaye,
B.B. King,
The Spinners, entre otros muchos.
El
Woodstock afro, el marco adecuado para lo que se vendía como una confrontación de opuestos. Un espejismo, porque cada segundo nos transforma, somos otro y lo mismo. Eso y más cosas están en este combate, en sus antecedentes, en sus consecuencias, en el
rope a dope (el engaño de las cuerdas).
Spike Lee,
George Plimpton o
Norman Mailer prestan sus comentarios a la acción, explican sus sensaciones durante aquellas inolvidables semanas.
Decía
Heidegger que el boxeador es "el atleta de la serenidad". Pero cada vez que
Ali aglutina los focos, le vemos engrandecerse y salirse del tópico:
He luchado contra un cocodrilo. Me peleé con una ballena. Esposé rayos y truenos en prisión. Eso es malo. La semana pasada maté a una roca, hice daño a una piedra, hospitalicé a un ladrillo. Soy tan malo que hago enfermar a la medicina. ¡Malo! ¡Rápido! ¡Rápido! Anoche apagué la luz de mi dormitorio, le di al interruptor y estaba en la cama antes de que la habitación estuviera a oscuras.
No va de boxeo; va del orgullo, del miedo, de la vida.
Banda sonora de otro planeta. Muy recomendable.
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7 comentarios:
No la he visto y no me lo he leido pero te diré que...
los Fugees hicieron el tema principal de la peli usando una base de ABBA, así que cuando oigas/leas que Madonna con Hung Up fue la primera en usar un sampler de ABBA que sepas que es falso.
Primero fueron los Fugees.
Ya sé que no me lees, que sólo miras las fotos, Peibols. No te culpo.
Me dejas de piedra con eso que cuentas, que además me da igual. Pero no deja de ser chocante ¿no? La gente dice cada cosa... desde luego...
La verdad es que los Fugees desentonan entre tanto semidiós del sonido más negro (y sin filtro)
Ali o Cassius Marcelus Clay y su historia amerita que se vea tal pelicula.
te das cuenta que semos la versión blogger, moderna y actual de No me chilles, que no te veo?
Semos los no me escribas, que no te leo.
Y por esto y no por otra cosa, te aprecio.
ole!
la veré... me encanto eso de no va de boxeo va de... grande!
Buenísima y oscarizada elección. Como que la he visto varias veces... Eso si, yo voy con Foreman, que el Alí ese siempre me pareció un chuloputas. Todo el día bla, bla, bla...
Una gran historia de no-ficción, Alberto, excelentemente contada.
Peibols, para qué perder el tiempo respondiéndote si no lo vas a entender.
Meri, es que va de eso y de mucho más. Es un documental de locura, raramente épico.
Spanish Johnny, en una época en la que se violaban ciertos derechos fundamentales de las minorías raciales Ali alzó la voz (a su estilo), y eso le honra. Pero es verdad que era un bocazas tremendo, y George Foreman aguantando estoicamente a una multitud que pide su cabeza también despierta mi simpatía (sobre todo por el señor encantador que esa bestia parda acabó siendo).
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