La toma como tomaría a su niña. Tomaría a su niña de la misma manera. Juega con el cuerpo de su niña, le da vuelta, se cubre con ella el rostro, la boca, los ojos. Y la pequeña, la pequeña sigue abandonándose en la dirección exacta que él ha comprendido cuando ha empezado a jugar. Y de pronto es ella quien le suplica, sin decir qué, y el hombre, el hombre le grita que se calle, grita que ya no quiere saber nada de ella, que no quiere gozarla, y helos de nuevo atornillados entre sí, prisioneros entre sí en el espanto, y hete aquí que este espanto vuelve a diluirse, que se le entregan, entre lágrimas, desespero y felicidad.
Callan a lo largo de la noche. En el coche negro que la lleva al pensionado apoya la cabeza en su hombro. Él la abraza. Le dice que está bien que el barco de Francia llegue pronto y se la lleve y los separe. Callan durante el trayecto. A veces el hombre le pide al chófer que vaya a lo largo del río para dar una vuelta. Se duerme, extenuada, contra él. La despierta con sus besos.
Fragmento de "El Amante",
Marguerite Duras (1914-1996)
6 comentarios:
Era solo una dolescente cuando lo lei... y creo q no me extremece igual que ahora aunque siga siendo adolescente todavia
Era solo una dolescente cuando lo lei... y creo q no me extremece igual que ahora aunque siga siendo adolescente todavia
buena elección...aunque de Durás siempre me he tenido debilidad por "Ojos azules, pelo negro"...
Lunitatuya, te leo con eco.
Seremos eternamente adolescentes y esa novela seguirá siendo igual de buena.
Bio, no es una mala erección, tienes razón. La Durás sabía escribir, la muy perra.
No es una mala "erección". ¿He leído bien? ¿No querrías decir "elección"? ¿En qué estabas pensando? jajaja
Jijijijiji
dicho está, tú-misma. Era un juego de palabras poco sofisticado.
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