Es jodido ser un
curri. Por la noche en la oficina en vez de estar tapeando como había decidido, o vendiendo pornografía a los niños, o susurrando versos a la verja de una
doña Inés cualquiera, o viendo el rectángulo luminoso que tengo en casa, justo frente al sofá.
Pero pensándolo bien, ¿qué pasa cuando uno trabaja como un
curri, pero en el fondo es un
gori?
Sabio como la
montaña de basura, juguetón e inestable como un
fraguel, perseguidor de quimeras como el
tío Matt, vigilante y sagaz como
Sprocket, soy eso que llaman un subproducto de los 80 (Chernobyl aparte).
4 comentarios:
que buenos son los fraggle, desde la canción hasta los títulos del final. que de horas viendolos frente a la tele
Los curris son la gran metáfora del siglo XX.
Si Anguita levantará la cabeza...
tol día currando para que unos peluches de ojos vidriosos se coman todo lo que llevas haciendo, nadie te da las gracias... y vuelve a hacerlo otra vez para que otro desaprensivo se te coma el curro...
Y llevando un gorro feo, un cinturón que no estiliza y sin ropa interior.
Qué morriña! Los fraggle era mi serie favorita, antes de que emitieran Melrose-Place, claro.
Yo quería "el viajero" para mi cumple. Pero no de peluche sino de mascota. Ya me veía yo escribiéndole las postales que enviaba desde los países más exóticos de la tierra. En fin... qué tiempos...qué ilusos...
León, yo también era muy partidario ¿se nota?. Lo mejor de la tele, sin duda.
Peibols, recuerda ese episodio en el que los fraguel dejan de comerse el trabajo de los curris y a estos se les acaba el espacio, ya no pueden construir más y tienen que emprender un penoso éxodo a otro lugar. Revelador.
El uniforme es un poco Village People ¿no?, un poco demasiado veraniego.
El tío Matt era sensacional, Animons. Imprescindible en cada capítulo. Algún día le dedicaré un post en exclusiva.
Publicar un comentario