Trainspotting - 1996 -Director: Danny Boyle
Reparto:
· Ewan McGregor (Renton)
· Ewen Bremner (Spud)
· Robert Carlyle (Begbie)
· Jonny Lee Miller
Guión: John Hodge (basado en la novela de Irvine Welsh)
Fotografía: Brian Tufano
Se ha convertido en una costumbre irritante empezar las películas con un golpe de efecto, una especie de primer vértigo para que el espectador se deje llevar, se le escape la risa nerviosa de la montaña rusa y se enganche (nunca mejor dicho). Por suerte en "Trainspotting", fiel a la brillantez de la novela homónima, el primer impacto no es un ejercicio de prestidigitación, son palabras.
Elige la vida, elige un empleo, elige una carrera, elige una familia, elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compac disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige hipoteca a interés fijo, elige piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos, un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolage y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver teleconcursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable siéndo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro, elige la vida, ¿pero porqué iba a querer hacer algo así?. Yo elegí no elegir la vida, elegí otra cosa, ¿y las razones?: no hay razones, quién necesita razones cuando tienes heroína.
El train spotting es un curioso divertimento anglosajón que consiste en sentarse frente a las vías del tren y apuntar los trenes que pasan, sus horarios, todo. Esa quietud, ese dejar pasar la vida de forma absurda sería suficiente metáfora para describir lo que vamos a ver, pero nunca podrá abarcar la rabia de cada fotograma, la desesperación y sus huéspedes inesperados: el humor negro, la explosión visual. Pero el juego de palabras no va por ahí, tiene que ver con las marcas de los pinchazos. Y nueva revelación, pese a lo dicho esta no es una película de drogas (aunque las hay), es una película de huidas, de evasiones, de responsabilidad, o de falta de ella, de equivocaciones, de amigos a los que uno mira absorto sin saber por qué diablos lo son.
Una película enorme. Imprescindible.
Tres detalles:
1) El retrete más sucio de toda Escocia. Una escena mítica, imborrable.
2) Ese Begbie, uno de los hijos de puta más grandes de la historia del cine europeo.
3) Ese final, impensable hasta que se piensa. Podría ofreceros un millón de respuestas, todas falsas. Mientras suena el "Born Slippy" de Underworld, todo un himno generacional.