El verdugo - 1963 - Director:
Luis García Berlanga
Reparto:
•
José Isbert (
Amadeo)
•
Nino Manfredi (
José Luis)
•
Emma Penella (
Carmen)
•
Jose Luis Lopez Vazquez
Guión:
Rafael Azcona,
Ennio Flaiano y
Luis García Berlanga
Fotografía:
Tonino Delli Colli
Pocos directores han estado tan cerca de la perfección como
Berlanga. Una perfección asilvestrada y personal (porque esa es la única variante que puedo entender), pero perfección a fin de cuentas. Sólo así se explica que sus obras perduren en formol, sin haber perdido nada, ni la gracia, ni la belleza, ni la profundidad. Cuando ese mito del guión: R
afael Azcona, frotaba la lámpara, no aparecía un genio, al contrario, se juntaban más de uno. Con naturalidad sobrehumana repasaban con el lápiz las siluetas de su tiempo y el papel de calco les devolvía una película eterna.
"El verdugo" es una de aquellas, tal vez la mejor.
Pasaré de puntillas sobre el hecho de que es una película profética. El tándem
Berlanga-
Azcona conocían al pueblo español como si lo hubieran parido. No es extraño que su transición prefigure otras.
Un
Pepe Isbert superlativo es
Amadeo un verdugo a punto de jubilarse. Como él mismo dice:
si existe la pena de muerte, alguien tiene que aplicarla. Ni su argumento aplastante consigue evitar el recelo a su alrededor. Esa España en la que vive tiene problemas estructurales: el desempleo, la vivienda, la aplastante burocracia, nada que ver con la actual, claro. Allí
José Luis, un enterrador, otro paria social que sueña con emigrar a Alemania, caerá atrapado sin quererlo en una red de obligaciones y responsabilidades. De eso trata principalmente "El verdugo", de la libertad, o más bien de la pérdida de la misma.
También es un magnífico alegato contra la pena de muerte, la hipocresía, las presuntas "normalidades" que nos asfixian. Miserias humanas, buenos sentimientos, humor negro, al servicio de una historia grande de verdad.
Todo esto y mucho más en esta película sólida, de una pieza (como sus planos secuencia), que transcurre sin ruido hasta su portentoso final.
Véanla y recuerden: el cine era esto.
.
3 comentarios:
La vi este verano, y lo que más me llamó la atención es esa capacidad que tiene para congelarle a uno la sonrisa en el momento menos pensado. Eso sólo me había pasado con las pelis de Todd Solodnz.
Personalmente me gusta mucho la secuencia en el que llega Pepe Isbert y "los pilla", y ella apremia (casi obliga) al pobre chico para que vaya a hablar con su padre de hombre a hombre. Cómo semos las féminas, dior mío.
Qué peliculón. Y eso que no las tenía todas conmigo cuando la descargué. Me uno a lo de destacar alguna escena y no es ninguna de las "críticas veladas" al régimen y sociedad, me quedo con la escena de las cuevas del Drach cuando la guardia civil va a buscar al verdugo en funciones. Qué risas...es el muchachada nui de la epoca.
Nana, la comedia es, por definición, una cosa muy seria. Está plagada de escena memorables, pero esa es grande. Cómo le lían al pobre.
Cardo, es una película tan grande que a veces cuesta reconocerle sus méritos de comedia tronchante. Y la escena de las cuevas es surrealista, uno de esos momentos imprescindibles del cine patrio.
Publicar un comentario