¿Por qué somos tan así? ¿Por qué nos pasa siempre que cuando llega el momento importante, el momento de la verdad, no acabamos de sonar todos en la misma sintonía?
Desde aquí me gustaría recalcar nuestro compromiso por mantener la dirección, e incluso el sentido, que desde el primer momento ha guiado los designios de esta vuestra Academia.
Algunos dirán que hay que cambiar. Contra esa legítima reclamación, ponemos sobre la mesa la premisa de una auditoria moral, una sencilla depuración de los objetivos. No hace falta ir más allá de lo evidente. Bastará con ir hasta donde la razón nos acompañe, sin avasallar, dando rienda a nuestra inveterada y prolija buena intención.
Sé que estamos ante un reto mayúsculo, que me comprendéis y sabréis discrepar desde la tolerancia, enfatizar desde la máxima humildad y hacer el esfuerzo de acompañarnos mutuamente en este remolino de ideas especulares, que no pertenecen más que a quienes se atreven a enarbolarlas.
Podéis ir en paz.
Si queréis, os guardo lotería.
4 comentarios:
Para mí, un décimo!
Ay como toque la lotería de la Academia, Niño Desgraciaíto.
¡Ay como toque!
Yo a veces no te comprendo nada,pero aún así seguiré yendo a clase Maestro.
(No sé si yendo está bien escrito,me parece que sí, porque llendo no,no )
Jaja. Tranquila, Sonia, no tiene ningún sentido.
Ese era el objetivo.
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