Usamos terminología angolsajona porque es lo que vende. Si le ponemos un nombre en español nos diría todo el mundo que a dónde vamos, que dejemos de hacer el tonto ya. (Y con razón)
La constante llamada al voto, incluso, en el colmo de la inocencia, al voto útil, ha convertido la abstención en una especie de tabú. Como si no participar en unas elecciones no fuera ya una forma de participar por omisión.
Habría que recompensar al ciudadano que ha tenido que sufrir el desamparo de no tener ninguna opción decente a la que votar. De esta forma, además, incentivamos su reingreso en el redil electoral.
Para ello se propone crear una gran base de datos censal en la que se irían acumulando las elecciones en las que no se vota. Esos votos irían a parar a un bote personal que podríamos activar en la elección en la que sí se decida participar.
Por ejemplo. Llevas 4 elecciones sin votar. Pues eso supone que a la quinta podríamos emitir un voto quíntuple. PUM. Aquí estoy yo.
"No he votado en toda mi vida, pero ahora sí, por fin se presenta un candidato chimpancé al que poder darle mis 27 votos pendientes".
En las campañas habría un trabajo específico para convencer a los abstencionistas recalcitrantes. Mucha psicología haría falta. Y mucha sutileza.
Ya sabéis que yo de política ni fu ni fa. Pero de lo que sé, sé.
5 comentarios:
No soy tan demócrata como tú. En las elecciones que nos puede caer la del pulpo, al que no vota se le corta la mano inútil en la primera abstención.
Pues no es mala idea. El único pero es que... a las siguientes elecciones no ha llegado nadie de mi familia y... a saber dónde estaremos.
Saludos.
Desde que empezaste estas entradas de las elecciones tengo una imagen que no se me va de la cabeza. Un recuerdo, vamos. Aterrador. En la Semana Santa del 89 estaba yo en Iraq, en plena era Saddam Hussein. Con los Cascos Azules de la ONU patrullando Bagdad porque había un alto el fuego decretado por la ONU en plena guerra con Irán. Me pilló en Bagdad un día de elecciones generales. Todo muy tranquilo. Teníamos un día libre y me paseé por los barrios chiítas con varias amigas sin que nadie nos mirara siquiera. Por la noche, ya en el hotel vi en televisión unas imágenes del recuento. Surrealista. Volcaban todas las urnas en un montón en el suelo y alrededor se sentaban unos paisanos y todos a la vez metían mano a los montones. Esos montones de papeletas y una docena de manos todas cogiendo papeletas al mismo tiempo y haciendo sus apartijos (como las señoras antiguamente en las rebajas, tirando a la vez de las mismas prendas), sin que se viera nadie que aparentemente controlara ni tomara nota de nada. La ventaja es que no creo que hubiera nadie que discrepara de los resultados. ¿Te imaginas un escrache allí?
Allí si que hubieras tenido faena para dar nuevas ideas. Por muy tercermundistas y mamarrachas que sean nuestras elecciones, siempre hay algo peor. Por lo menos es un consuelo.
jajajaja, que se acumule el voto es buenísimo. ¿Te imaginas las ganas con las que vota uno que lleva años sin votar? Ganas de fiesta de la democracia acumuladas durante años. No hay cubatas suficientes en el mundo. El ron directamente en la urna electoral y se bebe de ahí. ;P
NáN, pues para eso hay que abstenerse mucho antes, amasar un bote de votos y luego participar de forma masiva.
Ellos tendrían el poder en los momentos críticos.
Elvis, eso es así. Hay que gastar el bonus.
Carmina, hay pocas cosas más tristes que unas elecciones sin rigor (o con demasiado rigor en una dirección). Buena historia para reflexionar.
Speedygirl, el subidón sería enorme. No sirve de nada la matraca constante de "hay que votar, hay que votar..." tú da un voto acumulado y ya verás cómo los abstencionistas, en cuanto vean una opción medio buena, llegan corriendo a los colegios electorales con una sonrisilla malévola.
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