Nunca ha sido más impresionante mi querido teléfono móvil que esta mañana, tras caerse al suelo y con un golpe seco ¡clac! quedarse hecho un
ecce homo.
Se ha hecho añicos la pantalla, como puede verse en la foto, sin embargo el móvil seguía funcionando.
Eso es orgullo. ¿Quién no ha estado hecho pedazos y se ha crecido ante el castigo, haciéndose el guapo y tirando hacia delante? O al menos se ha rebelado un poco ante las circunstancias adversas.
Ya está cambiada la pantalla y cicatrizadas las heridas.
Ahora funciona todo bien, pero tiene varias certezas. La primera, es vulnerable. La segunda, es resistente. La tercera y última, tiene un dueño torpe.
Muy muy torpe.
4 comentarios:
No eres el único dueño torpe. Acabo de publicar el bautizo de mi cámara+objetivo hace un par de meses... se te queda una cara de tonto...Ahora, eso sí, un paso atrás ni para coger impulso. Para alante.
Vivir mata, querido mono. O también: Morir es el precio de la vida. Ahí lo dejo.
Vaya cømolo has dejado. Eso es que se te callø proa ventana celebrando el regreso de zidane
Abrazos
Nhtg, la torpeza distingue a los simios de buen corazón. No se puede tener todo. :)
Carmina, murió la pantalla para que viviera una nueva pantalla. Que además disfruta siendo acariciada por los mismos dedos torpes que un día provocarán su caída y destrucción.
Es verdad, la vida es así.
Chico de la Consuelo, la caída fue desde el bolsillo al suelo. Ojalá inventar que se precipitó al vacío por las cataratas del Niágara. Pero no, fue un golpe de mala suerte durante un momento de buena suerte (todo hay que decirlo).
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