lunes, abril 28, 2014

Tripizza


El universo (esa pizza cósmica de 117 ingredientes) no nos permite dejar el tema. Y si el universo se empeña, quién soy yo para llevarle la contraria.

Nos deja Molinos un comentario un enlace pizzero que merece analizar con detalle. Es este.
¿Qué podemos y qué no podemos echarle a la pizza?

La pregunta va más allá de la típica controversia con la piña. Sería interesante que repasáramos las pizzas más locas que hemos diseñado y confesáramos nuestros grandes pecados o nuestros mejores aciertos.

El artículo es revelador. ¿Tinta de calamar, como en el restaurante Bibiana de Washington D.C.? Parece una propuesta interesante. O la de esos suecos que le ponen plátano, jamón ahumado, queso ahumado y curry. Con dos cojones.
Espero que alguien se haya atrevido en el Levante español a perpetrar una pizza de paella. No he querido investigar porque soy muy sensible. Pero la mente humana no tiene límite.
Mirad a estos ingleses que integraron el famoso desayuno británico a una pizza:


Dejo que vuestras mentes calenturientas diseñen pizzas ad æternum, las posibilidades infinitas.

Ninguna (repito, NINGUNA) habrá podido imaginar una mezcla como la siguiente.


¿Algo típico de Florida con lo que hacer pizza?, pensaron en este restaurante.
¿Sonny Crockett? ¿Alejandro Sanz? No van por ahí los tiros.
Como tienen esos humedales llenos de bichos decidieron aprovechar la fauna autóctona. Pizza de serpiente pitón, cocodrilo y ranas.
Madre mía...

¿Dónde quedó lo típico de la pizza de champiñones (vegetal), jamón (animal) y atún (mineral)? Tripizza. Algo equilibrado, con todos los nutrientes necesarios para la vida moderna.

Si tenéis una especialidad muy desviada ha llegado el momento de confesar.
Mientras lo hacéis vamos a tener que dejar el tema porque si sigo teniendo antojos de pizza tendré que seguir comiendo y acabaré levantándome del sillón rodando.


¿Veis? Esa rubia es la gula que vive dentro de nuestro estómago.

viernes, abril 25, 2014

Repizza

Ayer saqué el tema de la pizza de forma abrupta. Algunos de vosotros seguro que pensasteis ¿qué le ocurre? ¿qué intenta decirnos? ¿tendrá hambre?. Respondo a las tres preguntas: Sí, sí y sí.

Siendo sincero os diré que ayer hablé de pizzas con el objetivo de tener hoy una excusa para publicar fotos de animales comiendo pizza.
Primero esta marmota...


Luego esta ardilla...


¿No es adorable? Observad al patito...


Este vídeo me lo hicieron en invierno (mucho ojo con mi abrigo de capo)...


Aunque mi preferido es este perro que se lleva la pizza entera...


No sé nada de la vida si ese can ha pagado lo que vale la pizza. Se la lleva como disimulando...
Tal vez esa sea la mejor forma de comerse una pizza. Sintiéndose un bandido, arrastrado por las bajas pasiones del hurto o la glotonería. La pizza implica todos los neurorreceptores de la conciencia e involucra a todos los sentidos: vista, olfato, gusto, tacto y oído (sobre todo si la encargas por teléfono).

Me gusta tanto la pizza que me he comprado este sueter:


Voy a estar para comerme ¿o no?
Si a esto le añado mi nueva colonia de pepperoni... en cuanto me acerque vais a empezar a salivar. Trucos sofisticados de seducción. No sé por qué no estáis tomando apuntes.

Nada de biblias, lo que hay que guardar siempre en el cajón de la mesilla es una pizza.



Bien. Creo que se está entendiendo la lección de hoy.
Ahora ¿quién me aupa para alcanzar la pizza que ha encalado el puto discóbolo?


jueves, abril 24, 2014

Alimentos que nos hacen decir evviva! - 23 - LA PIZZA

La pizza era una cosa misteriosa que comían los chavales de las películas americanas. Era un alimento de apariencia extraña y un sabor-olor misterioso (el cine tiene sus carencias sensoriales).

Luego la pizza llegó a los pueblos y nos dimos cuenta de su enorme valor como piedra angular de nuestra civilización. A pesar de que hubiera gente que con total naturalidad le echara anchoas a la pizza (porque tiene que haber de todo), nos conseguimos apartar del camino del exceso y la mezcla loca, comprendimos su lógica culinaria y nació un mundo mejor (en el que los singles cocinan lo que Tarradellas envasa).

La pizza se compone de masa (el secreto está en la masa), una base de salsa de tomate (el secreto de una buena pizza es el tomate), queso (la elección del queso es el mayor secreto) y cosas comestibles encima.
No es ningún secreto, la pizza es el mayor invento del glorioso pueblo italiano, junto con los cónclaves.

viernes, abril 18, 2014

Cofra-días

No me opongo al fervor de las procesiones. Yo también tengo fervor irracional por otras cosas y no pasa nada. Es nuestra naturaleza simiesca, no busquéis más.
Por eso en estas fechas tan señaladas pido que cada mono saque su cofradía a la calle.




Yo me sacaré un poco el polvo y me iré a pasear por la playa (haciendo el ruido de tambores y cornetas con la boca)

martes, abril 15, 2014

Lectura comprensiva

La lectura comprensiva es muy jodida. Sólo hay que ver el mal rato que pasó por aquí nuestro/a troll de ayer. Porque a veces hay algo mucho más duro que no entender lo que se lee, y es entenderlo.
Para un troll entrañable que alcanza nuestra orilla... va y lo entiende todo. Normal que se fuera dando patadas a las papeleras.


Esto me da pie a escribir sobre un tema del que llevaba tiempo (un rato) queriendo hablar: La sensación de leer un libro y no enterarse de nada. Y no me refiero a esos días en los que quieres leer y tu cabeza se va de procesión y te das cuenta de que lees automáticamente, sin procesar de forma coral ninguno de esos signos retorcidos.

Dejadme que os cuente una historia. Sicilia, 1917. En la vida de un joven y hermoso campesino coinciden dos acontecimientos. El primero aciago, fui al oculista y me pusieron una gotas que me dilataron las pupilas. El segundo guay, llegó un libro ilustrado pedido al Círculo de lectores.
Por más que lo hojeaba, aquel tocho de 12 páginas no tenía ningún sentido. Traté de interpretar sus formas borrosas con poca gracia. Donde un viejo bombero y su viejo coche de bomberos quedaban relegados al ostracismo hasta un sorprendente final, redentor y heróico, yo veía un caleidoscopio ocre. Entretenido, pero sin trasfondo. Fueron horas de vértigo existencial.

Seguimos adelante. Llegó el colegio y nos propusieron una selección de lecturas del Barco de Vapor.
* "Pedro y el dragón", lo pillé.
* "Sécame los platos", bastante sencillo, hasta yo lo entendí.
* "De cómo venció Tom al Capitán Baladrón", comprendido sin problemas. Muy divertidos los dibujos, por cierto.

Luego vinieron otros más complejos que recuerdo leer bastante abrumado, como en una nebulosa. Y tal vez por eso no puedo recordar sus títulos. Esos libros eran un desafío. Eran como chocar contra un muro. Por suerte todavía no era idiota, simplemente era un niño.

Con 18 intenté leer dos veces "El ruido y la furia" de Faulkner. Fracasé en ambos intentos. Está claro que era demasiado lerdo y no lo pillaba.
Podría haber actuado como reconozco haberlo hecho al enfrentarme a un texto que está por encima de mi nivel: rellenando los huecos y siguiendo adelante como si nada; esperando que se vaya bosquejando la idea global en el horizonte. Igual que ocurre cuando te da pereza mirar lo que significa alguna palabra y lo fías todo al contexto (a cuántos peligrosos equívocos habremos estado expuestos).

Y eso que yo de joven era de los de mirar el diccionario siempre. Así aprendí un montón de palabras nuevas; la mitad de ellas en el "Ulises" de Joyce. Aprendí el verbo "procrastinar" muchísimo antes de que se pusiera de moda. Y aprendí, por ejemplo, el adjetivo "crisoelefantino" (Diosito, por favor, haz que se ponga de moda también).

De todas formas, no entender lo que se lee puede llevarnos hacia sinuosos caminos creativos. Pero siempre es mejor entenderlo, claro. Aunque sólo sea por deferencia al escritor.
Tal vez estemos perdiendo nuestra capacidad de concentración. Pronto lo leeremos todo en diagonal, nos crearemos nuestros propios tuits y titulares mentales,y la literatura será un caos bíblico y el cielo caerá sobre nuestras cabezas.

Pero tampoco me me hagáis mucho caso. No soy un buen modelo de estudio. Como diría Sophia Petrillo, tengo 37 años, soy viejo como el infierno, mis huesos son frágiles, mis músculos están atrofiados y mi cabeza no obedece.
O como decía Monterroso: "Comprender es perdonar. Como no comprendo tu libro, no te lo perdono".

viernes, abril 11, 2014

Resaca

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Son dibujetes, ya, pero para mí es literatura. Ya me gustaría a mí saber mucho más sobre el mundo del cómic. Pero ojo, yo de lo que sé, sé.

Mañana sábado se presenta en la Capital Mundial un pedazo de tebeo que es tan bueno que da euforia y luego depresión (¿por qué no sabré dibujar así?), seguida nuevamente de subidón y después bajona, así en un eterno retorno, como los bises de una folclórica.
Alguno de vosotros tal vez conozca del Jueves las tiras de Marcela, el alter ego de su autora Mamen Moreu. Una oscense con mucho talento. A ver, eso no tiene mérito porque aquí somos todos asín. Pero tenéis que asomaros a "Resaca" porque este libro es el copón con ruedas divertidísimo.
Es mejor que beber. Con eso lo digo todo.

Mañana sábado a las 20:30 se presenta en la librería Santos-Ochoa.
Desde hoy está a la venta.
El tour de la felicidad llegará también a Zaragoza, Madrid y Barcelona. Si sois más sosos que lamer asfalto no vayáis porque no os va a gustar. Esto es sólo para chimpancés de ley.

Aquí un anticipo de este colorido libraco.
Es como la droga. Las primeras páginas gratis. Luego a pagar.
Eh, confiad en mí. Con "Resaca" lo vais a flipar.

miércoles, abril 09, 2014

Maullidos

De repente me he acordado del post que hice hace años con un ranking de perros famosos. Eran tiempos en los que en la Academia mirábamos de frente a los temas complejos. Esto era cosa fina, literatura de calidad, no como ahora.
Me he dicho a mi mismo (utilizando mi oquedad interior, con eco), ¿y si hago uno similar de gatos?
No ha habido respuesta. Y el silencio administrativo de mi cerebro se considera una aprobación tácita (está en mi constitución).

Vamos allá con este nuevo top.com8
Aunque se inicie uno de esas discusiones incendiarias a las que sois tan propensos advierto una cosa: no cambiaré el orden.

8
El Gato con botas


Apareció en nuestras vidas en "Shrek 2" y... yo que sé... si me mira con esos ojitos no puedo dejarlo fuera del ranking.


7
El Madgato


En la lista tenía que aparecer un gato malvado. Dudé con Azrael, el compañero inseparable de Gargamel. Pero el Madgato es mucho mejor.
Desde el Inspector Gadget, cada vez que pienso en un supervillano o en un presidente del Banco Mundial lo imagino acariciando un gatazo peludo.


6
Bola de nieve II


El gato de los Simpson es casi un arquetipo. Incluso comparte el nombre con sus antecesores en el cargo, al estilo del Santo Pontífice. Snowball II, en el fondo, es Snowball V, pero le llaman segundo porque así no tenían que cambiar su cuenco y salía más barato.
Va a su bola (obvio), se involucra poco en los asuntos de la familia y atrae la mala suerte con su color negro ominoso. Crack.


5
Don Gato


El gato callejero por antonomasia. Puteando y temiendo por igual a la pasma (entrañable Oficial Matute), se pasa las horas liándola parda con su pandilla. En realidad, cualquiera de esos gatos se merece este alto 5º puesto.


4
El Gato de Cheshire


Antes de llegar al pódium, llega un clásico de la literatura universal, creado por el travieso Lewis Carroll. Porque este gato era un cachondo, la verdad. Y no hay que olvidar que hasta que él llegó conocíamos muchos gatos sin sonrisa, pero jamás habíamos visto una sonrisa sin gato.


3
Jinks


No veréis en esta lista gatos clásicos como Tom o Silvestre, aunque tienen todo mi respeto. En esa dialéctica perpetua y tronchante gato-presa, mi preferido es el gato Jinks.
A falta de un Jerry, se tiene que enfrentar a dos némesis maquiavélicas: Pixie y Dixie. Casi nada.
Su desenfado, su acento andaluz, sus cambiantes estados de ánimo... es el orgullo de su especie.


2
La Pantera Rosa


Aquí hago trampa porque he encontrado cierto vacío legal. Es un felino ¿no?, pues me vale.
Lo que me he llegado a reír con sus dibujos y cómics... y con las películas también (aunque en esas sólo asomara durante los créditos). Y no olvidemos la música. Ni esa elegancia natural. Ni esa capacidad para el conflicto absurdo. Ni esos pastelitos...


1
Garfield


No voy a descubrirlo ahora. Holgazán, comilón, caradura, cruel en ocasiones, inocente y miedoso en otras. Para mí no hay un gato mejor. Las tiras que protagoniza (documentadas por Jim Davis) son una delicia. Son como una lasaña, para que lo entiendan los cuatros gatos que se han quedado hasta el final del post.


Como dije con los perros: no están todos los que son, pero son todos los que están.
Abrimos debate, venga.
Yo me voy, que he quedao.

lunes, abril 07, 2014

Coolhunting - Hoy: Catholic Style


Soy suficientemente viejo para saber que esto de la religión es una moda estricta. En los 80 molaba ser ateo, pero ateo ateo, de los de pelo sucio y jersey de cuello alto. Nada de agnosticismos ni bobadas, era un ateísmo militante que ya no se ve. Luego os dio por el islam. Hasta que se volvió demasiado comercial y os pasasteis al budismo. Pa qué más. Anda que no estuvisteis raros en aquella época. Hasta el más tonto era zen. Conozco a gente que le costo distinguir al Buda de la revista Burda. Pero aún así perseverabais, porque lo más importante nunca es el grado de conocimiento que se tiene sobre una creencia, no, lo más importante es siempre el grado de desconocimiento que tienen los demás. Y del mismo modo que os creíais que para ser budista sólo hacía falta una túnica, os habéis creído que para ser cátolico (que ahora mismo es lo más de los más en NYC) sólo hace falta coleccionar estampitas y apuntarse a tocar el tambor en una cofradía.

Ahora es mucho más fácil ser católico porque se han rebajado las costumbres. Pero nuestras abuelas se lo curraban muchísimo. Con vuestra actitud no os van a dejar entrar en el Cielo ni en la jornada de puertas abiertas de cada milenio.

Ojo, no estoy diciendo que cojáis el Evangelio y sigáis a rajatabla las enseñanzas de Jesucristo. A ver, se trata de ser católico, no de ser un jipi. Bastará con mejorar un poco vuestro "saber estar" en la liturgia.
Nos centraremos en la Santa Misa porque es mejor concentrar los esfuerzos. Y qué demonios, la Santa Misa es una fiesta que hay que saber disfrutar.

Sí, habéis oído bien. A la iglesia se va a disfrutar. Basta ya de caras largas. A los niños se les puede motivar con chucherías a la salida, pero vosotros ya no sois niños, joder, sois modernos. Pensad que vuestra recompensa es la Vida Eterna. Olvidaos por unos minutos del vermú de después, igual que cuando vais a pilates dejáis a un lado vuestros malos rollos del trabajo. Enfocaos en Cristo que murió por vosotros y por el perdón de vuestros putos pecados.

Lo primero, ¿qué ese eso de ver la Santa Misa doblada?
Así nunca vais a coger soltura con el latín. Hay que verla en versión original.

Hasta que el cura entre en escena podéis murmurar, chasquear los dedos, hacer estiramientos, bostezar, mirar de reojo... pero cuando entra el oficiante (pocas veces avisa) hay que concentrarse. Mi consejo es que os dejéis llevar por la masa. Muchos me preguntáis si hay una norma escrita que diga, por ejemplo, cuándo hay que levantarse y sentarse. Aquí tenéis que fijaros muy bien en lo que hacen los demás.
¿Se levanta una beata? Alerta, pero quietos. No sabemos si es una loca. ¿Se levanta la segunda y la tercera persona? Ahí tenemos un indicio claro. Veremos que en ese momento los acontecimientos van a precipitarse y el grupo de los que se van a levantar será mucho mayor. Cuando esté en pie el 10% del aforo, UP! arriba ese culito católico. Has minimizado el riesgo de error y, al mismo tiempo, has entrado por milésimas entre "los que saben". Si consigues estar siempre entre los primeros que se levanten podrás sentirte piadosamente orgulloso y mirar a esa monja artrósica sin reprís por encima del hombro.

¿Qué tiene sin embargo la monja que tú nunca podrás igualar?
¿Pensión de jubilación? Sí, claro. ¿Y además de eso?
Exacto, ella se sabe la ceremonia de carrerilla. Empieza el Credo o el Yo pecador... y tú y yo sabemos que no estás preparado. Si tuvieras memoria hubieras opositado, así que te empiezas a venir abajo. No te rindas tan pronto, hay un truco.
San Pablo (creo) en una carta a los Corintios (creo) admitió el play-back.
Mueve los labios sin perder de vista la coreografía general, golpes de pecho y señal de la cruz.
No te emociones e intentes adivinar el final de cada frase. Simplemente mueve los labios al tiempo que haces un zumbido monocorde. Piensa que Dios sólo se fija en el ritmo, no en las palabras exactas.

Tranquilos porque en seguida llega el momento de "darse fraternalmente la paz". Es como el intermedio, un instante de descanso. Dad la mano fuerte. Nada ofende más a Cristo que una mano blandurria. Pero tampoco os paséis. Evitad los besos, los abrazos, los tocamientos, las palmadas en la espalda en plan machote... nada de ajustes de cuentas por lo bajini, tipo pellizcos, mordiscos, crujir de huesos, uñas clavadas... estamos dando la paz, no jodáis la atmósfera.

La Eucaristía es el momento más importante de la ceremonia porque significa que ya queda poco. El Sacerdote consagrará el pan y el vino. No os hagáis ilusiones, sólo os dará pan (o más bien un sucedáneo raro, porque las baguettes son satánicas como todo lo francés).
La Eucaristía plantea dos nuevos dilemas. ¿Cómo comulgar? ¿pongo la mano? ¿la izquierda o la derecha? ¿en la boca?
Aquí os doy el consejo que os he dado en tantas otras secciones. Abrid la boca, sacad un poco la lengua y que sea lo que Dios quiera.

El segundo dilema viene después. ¿Qué hay que hacer tras comulgar? No está claro.
Suena la música pero no puedes cantar porque tienes algo pegajoso en la boca. Unos se ponen de rodillas. Otros se sientan muy serios. Cualquier cosa menos masticar y sacar el móvil para leer el whatsapp. Recuerda que estamos acabando y no merece la pena echar al traste todo nuestro desempeño a causa de la impaciencia. Bajad la mirada y pensad en vuestras cosas.

Tras el parón, la misa vuelve a acelerarse, aunque ya se intuye el soniquete de un final cercano.
No os relajéis en exceso. Hasta que suene el "podéis ir en paz" puede pasar de todo. Aunque el sacerdote esté fuera de tiempo conviene no agitar los brazos pidiendo que acabe ya. "¡¡Cura!! ¡¡la hora!!" es un grito muy desafortunado.

Ir a la moda es muy importante. Lo sabes tú y lo sé yo también. Aunque eso no significa que sea fácil. Basta de superficialidad. Si somos católicos lo somos a tope. Tal vez el crucifijo sea trendy, pero va a ser tu actitud, lo que transmites, lo que acabará marcando la diferencia.


viernes, abril 04, 2014

Un selfie (en los albores del siglo XX)



Ya decía Molinos que Tuiter es como un bar.
Y ese enorme farsante que es Santiago Segurola dejó Tuiter porque decía que era un bar de borrachos. De verdad, hay que ser moñas... como si hubiera bares que no lo son (y si conocéis alguno no me invitéis).
Yo soy de los que se quedan en los bares de borrachos, pero mantengo el recelo si están demasiado llenos, o si hay masas enfurecidas de horca y antorcha fácil, cabeza-huecas y/o cobardes.

Hoy me he sumergido 10 minutos en el fango de Twitter y me he acordado, de pronto, de Ortega y Gasset.

No se trata de que el hombre-masa sea tonto. Por el contrario, el actual es más listo, tiene más capacidad intelectiva que el de ninguna otra época. Pero esa capacidad no le sirve de nada; en rigor, la vaga sensación de poseerla le sirve sólo para cerrarse más en sí y no usarla. De una vez para siempre consagra el surtidor de tópicos, prejuicios, cabos de ideas o, simplemente, vocablos hueros que el azar ha amontonado en su interior, y con una audacia que sólo por la ingenuidad se explica, los impondrá dondequiera.

Tras esto Ortega se cabrea, se remanga y empieza a soltar hostias como panes de 3 kilos...

El imperio que sobre la vida pública ejerce hoy la vulgaridad intelectual es acaso el factor de la presente situación más nuevo, menos asimilable a nada del pretérito. Por lo menos en la historia europea hasta la fecha, nunca el vulgo había creído tener «ideas» sobre las cosas. Tenía creencias, tradiciones, experiencias, proverbios, hábitos mentales, pero no se imaginaba en posesión de opiniones teóricas sobre lo que las cosas son o deben ser -por ejemplo, sobre política o sobre literatura-. Le parecía bien o mal lo que el político proyectaba y hacía; aportaba o retiraba su adhesión, pero su actitud se reducía a repercutir, positiva o negativamente, la acción creadora de otros. Nunca se le ocurrió oponer a las «ideas» del político otras suyas; ni siquiera juzgar las «ideas» del político desde el tribunal de otras «ideas» que creía poseer. Lo mismo en arte y en los demás órdenes de la vida pública. Una innata conciencia de su limitación, de no estar calificado para teorizar, se lo vedaba completamente. La consecuencia automática de esto era que el vulgo no pensaba, ni de lejos, decidir en casi ninguna de las actividades públicas, que en su mayor parte son de índole teórica.
Hoy, en cambio, el hombre medio tiene las «ideas» más taxativas sobre cuanto acontece y debe acontecer en el universo. Por eso ha perdido el uso de la audición. ¿Para qué oír, si ya tiene dentro cuanto falta? Ya no es sazón de escuchar, sino, al contrario, de juzgar, de sentenciar, de decidir. No hay cuestión de vida pública donde no intervenga, ciego y sordo como es, imponiendo sus «opiniones».

Y esto no es de ayer, es de hace décadas y décadas.

El más y el menos de cultura se mide por la mayor o menor precisión de las normas. Donde hay poca, regulan éstas la vida sólo grosso modo; donde hay mucha, penetran hasta el detalle en el ejercicio de todas las actividades. La escasez de la cultura intelectual española, esto es, del cultivo o ejercicio disciplinado del intelecto, se manifiesta no en que se sepa más o menos, sino en la habitual falta de cautela y cuidados para ajustarse a la verdad que suelen mostrar los que hablan y escriben. No, pues, en que se acierte o no -la verdad no está en nuestra mano-, sino en la falta de escrúpulo que lleva a no cumplir los requisitos elementales para acertar. Seguimos siendo el eterno cura de aldea que rebate triunfante al maniqueo, sin haberse ocupado antes de averiguar lo que piensa el maniqueo.

Esa última frase es la que yo quería decir en un tuit pero al final ha nacido sola, bastarda y a trompicones en un post.

Al final el filósofo, muchos años antes de que aborreciéramos la palabra, nos había hecho el más cruel de los selfies.


miércoles, abril 02, 2014

Hoy es noche de champions


¿Fútbol?
Creo que no me has entendido.