El Candy Crush (pronunciado "candicrás"), el vicio de tantos simios buenos. A cualquiera le puede pasar. Escuchas hablar a uno y a otro, no puedes evitar sentir curiosidad. Lo dejas pasar, pero en un momento de debilidad como cualquier otro, en lugar de darte por la masturbación creativa te decantas por ojear la Play Store, reconoces el nombre alojado en el desván de tu cerebro y te lo descargas. Mal. Error. Tú sabes lo sensible que eres a esta mierda. Tú te enganchaste al Tetris y cuando cerrabas los párpados veías caer las piezas, como un Sísifo moderno y colorista. Tú tienes antecedentes de adicción: a los riskettos, al idealismo adolescente, a "Breaking Bad"... Tú, mejor que nadie, deberías de saber que hay un peligro tras ese sencillo y gratuito entretenimiento.
Sin embargo caes.
Y se trata de un profundo abismo del que no vas a poder salir en mucho tiempo. Te acaba costando todo. Tu familia, tus amigos, tu trabajo, tus horas de sueño, tu mirada lúcida, ahora convertida en un vacío zombiforme, hábilmente desenfocado para detectar enlaces de colores en la inmensidad de la pantalla.
Ahora hemos ido a visitarte al Candy Crush Rehabilitation Center, en el West Los Angeles, y aunque nos dicen que estás mejorando yo no estoy tan seguro. Te hemos puesto en manos de los mejores profesionales del mundo y todavía no te veo curado del todo.
Has experimentado grandes avances, no hay duda. Ya no te saltas las comidas, duermes (incluso la siesta) y has recuperado tus hábitos de higiene personal. Pero el virus está dentro de tu mente.
La primer vez que nos quedamos a solas me contaste tu idea de golpe. "Una segunda parte del Candy Crush", decías, "nos vamos a hacer ricos". Me has dibujado las pantallas, los niveles, las misiones... sé que hay superaciones creativas de los problemas, pero al principio no estaba seguro de que ésta fuera una de ellas.
"El público adulto", me repites, "no siente la suficiente empatía con los caramelos de colores, la droga puede ser todavía más potente". Yo no te consigo entender cuando te pones así de profundo. "Necesitamos algo más exclusivo, más lujoso, más señorial. Lo tengo en mi cabeza. Se llamará Foie Crush".
Es una insensatez, está claro. Una de tantas que, a lo largo del día, suelta cualquier interno en un centro de salud mental californiano, sin afeitar, con su túnica de lino blanco. Aunque en su descargo diré que tras la primera ronda de financiación ya hemos obtenido 10 millones de dólares para el desarrollo.
Cuando dentro de un par de años veáis a un mono cualquiera jugar al Foie-Crush en su iPad, recordad que a veces hace falta un fanático sin nada que perder para encontrar la senda del éxito.
9 comentarios:
En nombre de los patos del mundo, ¡me niego a descargarme ese juego! Ya sé que como jamón y chorizo, pero viene de animales aceptablemente cuidados que han sido rápidamente asesinados. No de animales "enfermados" a posta para dar el foie.
Totalmente identificada!! yo soy una de esas personas que veía caer fichitas del tetris en sueños!! y que hoy cada vez que cierra los ojos ve caramelitos de colores!!!!
Lo siento! soy carne de cañon!
Yo llegué al nivel veintipico y lo desinstalé. Tampoco lo digo como mérito, de no ser tan negado es posible que siguiera jugando...
Debo ser raro :jugué 3 veces y no me gustó. No se que le ve la gente al jueguecito de marras.
pues a mi sí me gusta lo del foie crash;en tostaditas,una mijita de compota de manzana y una copilla de ribera del Duero :-P
Con el Tetris a mí me pasaba que, al leer, veía las letras caer e irse encajando. Lo dejé porque me mareaba. Dejé el Tetris, quiero decir...
Yo juego a veces, a ratos, pero los caramelitos me sobrecargan. Prefiero Farm Heroes Saga: son frutitas muy simpáticas, amigables y encantadoras que te ponen caras divertidas. Igual es por la dieta mediterránea. Lo del Foie no lo veo. Me quedo con las frutas.
Candy Crush y Divinity el anillo conjunto para dominar a todos...el opio del pueblo.
Que sepas que han sacado la versión Pet Crush.
Yo juego de vez en cuando pero lo tengo controlado.
NáN, la ventaja del foie virtual es que no hace falta maltratar aves. Ya sólo por eso es un gran avance.
Anónima, estamos indefensos ante el vicio que nos rodea.
Rezaré por ti.
Niño desgraciaíto, exactamente lo mismo hice yo.
Llegué al nivel veintialgo y empezó a no ser divertido. Lo desinstalé antes de que se apoderara de mí.
Hermano E, es más doloroso que divertido. Los no-masoquistas tenéis suerte (pero sois minoría).
Ostras, Patricia, así mucho mejor. Pero eso ya no es de descarga gratuita ¿eh?
Carmen J., hubo gente que ante los mismos síntomas dejó de leer.
Así nos va.
Nisi, mucho más sano, dónde va a parar. Hay público para todo tipo de sabores y texturas.
Molinos, yo entiendo muy poco de las cosas modernas de ahora, pero eso de "Pet Crush" me suena muy muy chungo.
Tú controlas ¿verdad? Puedes dejarlos cuando quieras... ¡JA!
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