Voy a decir un par de obviedades, pero es fin de semana y me vais a tener que perdonar. No os queda otra.
Anda el patio revuelto porque a una concejala le robaron un vídeo íntimo. Que tenga más cuidado la próxima vez y que detengan al que lo difundió (se supone que habrá una ley acorde al delito, aunque viendo quién legisla lo dudo mucho).
La hipocresía nacional ha salido bajo palio, una vez más, al olor del santo morbo. Esto es como el juego de las sillas, cuando pare la música has tenido que decidir un bando. El de los que fingen indignarse por el asalto a la intimidad (ellos sólo ven el vídeo para informarse, cuentan) y los que fingen indignarse porque una señora así no puede ejercer de concejal, a dónde vamos a parar.
En el spanish show no falta de nada, hijos de puta que insultan a la puerta del pleno, chismorreos varios e incluso el impulso contrario, la beatificación instantánea, mártir lúbrica, víctima de un complot.
Pornográfica es la masa estúpida en la que nos convertimos.
Pornográfica es la cortina de humo que nos consigue separar de los problemas reales.
Pornográfico es que se baje el sueldo a los funcionarios útiles y se mantenga en su puesto a los inútiles, o a los altos cargos de cafelito y Marca.
Pornográfico es que con una mano te toquen la cara con una subida de impuestos brutal y con otra se acaricie a los despilfarradores, se rescaten bancos, comunidades autónomas... amiguetes todos.
Pornográfico es que siendo los líderes europeos en paro seamos también los que peores condiciones fiscales y laborales ofrezcamos al trabajador autónomo, por ejemplo.
A lo que voy, tenemos un problema.
Somos ese pervertido tarado que ha visto tanto porno que ya no sabe distinguir lo que es verdad y lo que no. Somos unos desequilibrados sociales que cargamos con nuestros cadáveres-legislaturas a cuestas, y aún somos capaces de echarle la culpa a los demás.
Porque sí, esas entidades (partidos, sindicatos y demás) que amasan su riqueza y su poder a nuestra costa han gestado sus parcelas intocables porque conocen nuestras debilidades. Ellos saben manipular hasta nuestra rabia. Corren tan rápido que son capaces de alcanzar la cabecera de cualquier manifestación.
Y nosotros tan tranquilos. En el juicio de Pilatos nos lavaríamos las manos los primeros. Pero es que ni a eso aspiramos. Sólo de pascuas a ramos nos dejan elegir entre Jesús y Barrabás. Pero la escena del ecce homo no es como en las películas: un joven barbudo, sereno, afilado e interesante.
Resulta que la verdad tiene la cara deforme del ecce homo de Borja (señora Cecilia, mis respetos).
Y claro, elegimos a Barrabás.
Siempre.
Una vez tras otra.
Tan empecinados estamos en la elección, tan previsibles somos... que al Cristo ya ni lo traen.
Si no sabemos elegir entre lo que es justo y lo que no. ¿De qué nos quejamos?.
6 comentarios:
Amen.
Más verdad que un santo. Llevamos el estigma de Caín.
Vemos las consecuencias y no las causas. Vociferamos, hacemos aspavientos, que se arregle! Pero sin molestias, eh?
Amen
Otra autónoma...
Cuando quieras hablar de pornografía cuenta conmigo.
Nada que añadir, salvo que Amen hermano!
Nhtg, Anónimo/a 1 y Verillo, está bien encontrar gente de acuerdo con lo que uno dice.
Aunque se puede discrepar, faltaría más.
Niño desgraciaíto, así es la cosa. No nos damos cuenta de que esto es un simple ejercicio de elección. Que, como su propio nombre indica, consiste en elegir algo y descartar otra cosa. Los que nos prometen todo... nos acaban dejando sin nada.
Anónima, porno duro. Sobre todo una vez al mes y otra al trimestre.
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