Pero los tiempos cambian. Yo anticipo un nuevo caso de asesinato que se volverá típico con el tiempo. El asesinato despiadado a todo aquel que no le quite el sonidito constante al whatsapp.
Hay alternativas, lo sé, la violencia nunca es el camino. Pero también hay alternativas a la provocación. Quítale el sonido al móvil, anda.
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7 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Vengo del teatro, nada serio. Un fin de curso infantil, pero los padres gastan una educación... Móviles sonando por doquier. Y tengo un compañero al que le suena el Whatsapp cada pocos segundos. Voto por el asesinato guasapero para él.
no quiero, mi saxo es superchulo. sí, has leído bien, es un sAxo.
Ro, yo reconozco que estoy enganchado a esa mierda del whatsapp, pero mantengo el móvil en silencio, porque soy una persona de bien.
Son asesinatos con motivo y tendremos que realizarlos con una finalidad darwinista.
Maripili, ¡vais a morir todos!
Ufff desde luego daria para muchas entradas la dependencia de los moviles y sus molestas consecuencias...Yo NO tengo wassap y tan orgullosa q vivo!!pero es casi imposible mantener una conversacion con otro ser humano sin q este constantemente pendiente del maldito tlf!!!
Y que no martillea el "tilín" del whatsap cuando estás en un grupo de gente.
Y encima si pillas a alguno que manda los whatsaps palabra a palabra
Si
esos
que
te
mandan
25
mensajes
para
no
decir
nada.
Muerte a campanazos ya que tanto les gustan.
Si no hubo crímenes con los polítonos de Bisbal ni las versiones Nokia del Para Elisa, dudo que el guasap los provoque
Verillo, tienes razón. Vivimos esclavos del teléfono y no puede ser. Necesitamos reeducarnos (yo el primero).
Pero a los que chatean en un espacio público y no le quitan el sonido... muerte.
Alejandro, el tilín hay que erradicarlo. Y la muerte (o la amenaza de ella) es la única solución.
Peter, me hablas de crímenes contra la humanidad que quedaron inmunes. Una vergüenza internacional. Claro, como aquí no tenemos petróleo...
El whatsapp va a destemplarnos poco a poco, con su goteo constante, con una erosión de la voluntad que nos terminará de enloquecer. Está cantado.
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