El de la foto es
René Houseman, un puntero derecho argentino que era capaz de gambetear a un rinoceronte en el pasillo de casa, uno de esos genios locos que ya no nacen.
La anécdota la contaba él mismo y es muy grande:
"Una tarde me presenté en el estadio para jugar el partido directo desde un cumpleaños de la noche anterior, con por supuesto un estado de ebriedad total. Cuentan que me hicieron duchar como una decena de veces... y tomar varios de litros de café. Jugábamos de local contra River. Entre lo que más o menos recuerdo y lo que me contaron... Cero a cero el partido, cuarenta y un minutos del segundo tiempo: parece que fui a buscar una pelota, proveniente de un pase de Fatiga Russo…avanzando en diagonal de derecha a izquierda eludí a uno (a Héctor Osvaldo López), la tiré larga entre los dos defensores centrales (uno era Perfumo y el otro Ártico) y cuando desde el arco me salió el Pato Fillol en el mano a mano, amagué, lo eludí y la crucé suavemente con la pierna derecha. Modestamente, un golazo. Luego dicen que quedé tirado en el piso riéndome. Tras eso me hice el lesionado, pedí el cambio y me fui directo a dormir a mi casa. Comentan que la gente (ignorando inclusive mi situación de ese momento) me despidió con su tradicional: Y chupe, chupe, chupe… no deje de chupar… el Loco es lo más grande del fútbol nacional ¡Hice un gol borracho!".
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