Cada vez que el mono gana un Grand Slam los medios entran en éxtasis, y nosotros también, claro.
Menos mal que esta vez no ha sido como hace dos años, que nos tuvieron la tarde entera en vilo. Esta vez ha dado tiempo a una siesta de celebración, como tiene que ser.
Nadal merece un festejo continuo, desde el momento en que sale a la pista, aunque la cosa se tuerza y pierda, aunque se saque el pantalón del culo (que es un tic algo feo).
Pero la prensa, con sus tópicos manidos, no alcanza a darle la dimensión suficiente a las proezas de este muchacho. Lo mejor lo he leído en El Mundo Today, esa joya de internet, generador incansable de noticias levemente inventadas (vamos, como hacen todos los demás).
Nadal gana de nuevo en Wimbledon y tú no, afirma el titular.
"Dedicaste la tarde a quejarte porque hacía calor", añade el acertado antetítulo.
Recomiendo leer el artículo y, por supuesto, zambullirse un buen rato en el medio en cuestión.
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4 comentarios:
Hoy me he dedicado a loar descaradamente al manacorí en mi facebook...es un animal, una bestia parda sin compasión que golpea la bola cn una fuerza hercúlea y la domina a su merced. Nadal es un gladiador con un interior bien bello.Enorme jugador, y tremendamente humilde;algo que admiro en una súper estrella.Felicitats, campió!
Por cierto, qué preciosa es la copa de Wimbledon,uf!!!
Orleans, cualquier elogio se queda corto con este superhéroe.
Yo le mandaría a resolver la crisis... a raquetazos (ya me entiendes).
Profe, yo soy muy fan de la educación física, más cuanto más se suda. Me cae muy bien el que los periodistas llaman el manacorí (que parece nombre de aligátor o roedor venezolano), y en él reconozco muy bien a la vieja bestia hispana, por más que ahora se vista guapas a las bestias. Él suda y se despeina, frente a la uropeidad de Federer, que ni lo uno ni lo otro (asombroso).
Gran puntazo El Mundo Tudei, profe. En estas clases se aprende muchísimo.
Ahora estoy muy pendiente del Tour de Francia. Como soy estudiante tripitidor y tengo una edad, se me va la vista hacia el viejo Lance, ese prodigio.
Alonso, sangre, sudor y lágrimas, ese es el deporte que nos gusta.
El tour de Francia no es lo que era. Y yo ya no tengo siestas que dedicarle.
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