El otro día vi el anuncio de Pepsi de cara al Mundial de fútbol y me gustó.
VER AQUÍ (el youtube se me descuadra por razones que mi mente no alcanza a entender los domingos por la mañana).
Sí, por fin África. Un soplo de aire fresco en los grandes acontecimientos deportivos. Ni los Juegos Olímpicos ni la Copa del Mundo de fútbol se habían otorgado nunca a un país de este continente. África, la gran olvidada, lo merecía. Sé que hay muchos problemas más importantes por resolver, pero nunca viene mal un poco de esperanza.
Dejando a un lado el error de previsión del anuncio al incluir a Arshavin (no ha conseguido clasificar a Rusia) o el disparate de guión que supone que Messi se golpee la cabeza con una rama de árbol, se incide en un factor clave en este mundial y, por extensión, en toda África: la gente, las personas, como factor regenerador, innovador.
El mundial de Sudáfrica representa la ilusión de todo un continente. Lástima que nuestros gobernantes y, sobre todo, los suyos no estén a la altura de ese enorme reto.
Inevitable pensar en el Mundial de rugby de 1995 (no os perdáis "Invictus", la película de Clint Eastwood), en la epopeya personal de Nelson Mandela, en el apartheid, en la reconciliación nacional. El Mundial de fútbol será un paso adelante histórico. Espero que dentro de unos años pueda verse su influencia, el retorno de esos 3.150 millones de euros de inversión.
El Cape Town Stadium de Ciudad del Cabo, el Ellis Park y el Soccer City Stadium de Johannesburgo (este último con capacidad para 94.000 espectadores, y que albergará el partido inaugural y la final), el Free State de Bloemfontein, el Mbombela Stadium de Nelspruit, el Peter Mokaba Stadium de Polokwane, el Luftus Versfeld de Pretoria, el Royal Bafokeng de Rustenburg, el Nelson Mandela Stadium de Puerto Elizabeth y el Moses Mabhida de Durbam (donde comenzará España) serán las sedes. El cesped, la pelota, el juego, deben ser los protagonistas.
No nos olvidaremos de que a su alrededor habrá todo un país que vivirá su gran sueño: ser el anfitrión perfecto, para orgullo del continente humillado.
Mientras esperamos a que ruede el balón podemos reflexionar respecto a ese ancestro humano de 1,9 millones de años de antigüedad que fue descubierto recientemente junto a Johannesburgo, en ese recodo mágico de la Tierra que se conoce como la "Cuna de la humanidad".
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