Hermosa y entrañable escena la de ayer, cuando Laporta, como si fuera un monaguillo, le entrego obediente el santo cáliz a Florentino, Esperanza y Gallardón (esa santísima trinidad en la que es difícil decidir quién es el padre, el hijo y la paloma).
Imagino que alguien habrá puesto un poco de cordura en el asunto y la Copa de Europa descansará junto a sus 9 hermanas en las vitrinas del Bernabeu. Cuando llegue la final, o el día de antes, compramos una cualquiera en Toño Trofeos y damos el cambiazo. Sería lo mejor.
Con la Copa del Mundo pasa algo parecido. El ganador la disfruta durante 4 años, lujosa, brillante, echándole vaho y frotándola con la manga.
Al principio fue la Copa Jules Rimet (ver FOTO), hecha de plata chapada en oro y base de lapislázuli. Medía 35 cm, pesaba 3,8 kg, y representaba a la diosa de la victoria Niké.
El trofeo iba pasando de campeón en campeón hasta que Brasil, en 1970 lo ganó por tercera vez. Entonces, como había quedado estipulado, se lo quedaron pa ellos pa siempre.
Este trofeo tuvo una vida movidita, ya lo creo. La Copa, ganada por Italia en 1938 reposaba en la caja fuerte de banco romano y Ottorino Barassi, vicepresidente de la FIFA, la sacó de extranjis y la guardó bajo su cama, metida en una caja de zapatos, el tiempo que duró la Segunda Guerra Mundial, para evitar que los nazis se hicieran con ella.
Tanto esfuerzo de conservación para que en marzo de 1966, meses antes del mundial de Inglaterra, fuera robada en pleno Salón Central de Westminster. Cuando ya se habían resignado los ingleses a sustituirla por la reina envuelta en papel de aluminio, un perro llamado Pickles encontró la copa entre unos setos. El país respiró aliviado.
La maldición quiso que también los brasileños, en 1983, se la dejaran robar. La Confederación Brasileña exhibía con orgullo el trofeo en una sofisticada urna, protegida por un cristal antibalas. Los ladrones, viendo que el cristal blindado era inabordable, abrieron la urna por la parte de atrás, hecha de madera.
Así se le perdió la pista a la Copa que llenaron de sudor divino los Schiaffino, Garrincha, Bobby Charlton o Pelé.
La victoria, se sabe, es una buena excusa para los tocamientos y los miraditas
A partir de 1974 apareció el nuevo trofeo, la Copa Mundial de la FIFA (Ver FOTO). 5 kilos de oro macizo representando a dos personas que sostienen la bola del mundo.
Esta Copa ya no será en propiedad para nadie por muchas veces que la ganen. Y el que la rompa o la pierda, la paga.
A ver si el 11 de julio son las manos de Iker las que agarran la copa más fuerte que a Sara Carbonero
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4 comentarios:
De verdad... cómo es Gallardón :)
Ra, ese Gallardón es uno de los teleñecos más entrañables.
La primera imagen es espeluznante!!! no digo nada más!!!
La copa actual es preciosa!!!! me encanta; esa junto con la que entregan en la Premier al campeón, son mis favoritas.
La primera foto es como un retablo, Orleans.
A mí también me encanta la Copa de ahora. Hace honor a la gloria que proporciona. Y da muy bien en las fotos.
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