George W. Bush se presentó ante el tribunal que acababa de concederle el mayor honor posible, el "Premio Innoble de la Guerra". Ni siquiera el esmoquin podía disimular sus rasgos de deficiente, su incompletitud.
Empezó el discurso cortés:
Sus Majestades, Sus Altezas Reales, Sus Bajezas Imaginadas, distinguidos miembros del Comité Innoble, ciudadanos de Estados Unidos y ciudadanos del mundo. Recibo este honor con profunda gratitud y gran humildad.
Continuó:
Enfrento al mundo como lo es, y no puedo cruzarme de brazos ante amenazas contra estadounidenses. Que no quede la menor duda: la maldad sí existe en el mundo. Un movimiento no violento no podría haber detenido los ejércitos de Hitler. La negociación no puede convencer a los líderes de Al Qaida a deponer las armas. Decir que la fuerza es a veces necesaria no es una llamada al cinismo; es reconocer la historia, las imperfecciones del hombre y los límites de la razón.
Y tras divagar un instante precisó:
Independientemente de los errores que hayamos cometido, hay un hecho clarísimo: Estados Unidos de Norteamérica ha ayudado a garantizar la seguridad mundial durante más de seis décadas con la sangre de nuestros ciudadanos y el poderío de nuestras armas. El servicio y sacrificio de nuestros hombres y mujeres de uniforme han promovido la paz y prosperidad desde Alemania hasta Corea, y permitido que la democracia eche raíces en lugares como los países balcánicos. Hemos sobrellevado esta carga no porque queremos imponer nuestra voluntad. Lo hemos hecho por un interés propio y bien informado: porque queremos un futuro mejor para nuestros hijos y nietos, y creemos que su vida será mejor si los hijos y nietos de otras personas pueden vivir en libertad y prosperidad.
Minutos después los teletipos echaban humo. La prensa se mofaba del mandatario y el ciudadano de a pie mascullaba un insulto grueso contra el genocida, el carnicero, el que se limpia el culo con el protocolo de Kioto, el alcohólico, el texano mascatabaco, el tonto de los cojones, habrase visto, quién se habrá creído que es, así no vamos a ninguna parte, qué será de nosotros...
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5 comentarios:
¡Qué manipulables que somos, amos! Gracias por escribir esto, ha sido un ejercicio perfecto para simular lo que cualquier medio de información hace con nosotros, hacernos creer que las cosas son blancas o negras. Me he quedado de piedra.
Personalmente nunca asociaría ese discurso a George W. aunque solo sea porque no nombra a Dios y a la misión que este encomendó a América. He de reconocer que el contenido de su discurso me sorprendió (negativamente), pero revisandolo creo que tiene que ver más con una justificación intelectual propia que con una filosofía de vida. ¿Eso le hace ser igual que o parecido a GW? No seré yo quien grite viva Obama, pero tampoco participaré en us crucifixión.
Timonera, eso es lo que pretendía con el texto. Hay tonos de gris, hay matices, hay una predisposición poco objetiva. Como dos hinchas de equipos de fútbol, uno ve penalty y otro piscinazo en la misma jugada, con la misma imagen y la misma perspectiva.
Nhtg, el discurso de Obama es razonable, a mí me parece consecuente y responsable. Que a nadie se le olvide que Obama y Bush Jr. tenían el mismo cargo, éste apela a Dios y aquél a una supuesta superioridad moral implícita. Uno es el profeta del bien, el Nobel de la Paz, y otro es el profeta del mal, el Innoble de la Guerra. Bueno, pues algo (no todo, claro) hay en ello de construcción mental sin sentido.
Creo yo.
Evidentemente, poner las palabras de Obama en la boca de Bush era sólo una ironía sin maldad, puramente estética.
Estimado profe,
evidentemente tiene razón en lo que respecta a cómo visualizamos diferentes aspectos de las noticias de acuerdo a cómo nos las cuentan. Pero hoy en día, afortunadamente, hay un exceso de información gracias a la cual tenemos tantos medios a favor como en contra del Presidente de EEUU, sea éste quien sea. Simplemente quise indicar que hay, en mi humilde opinión, una ligera diferencia entre el Señor del Mal y el Nobel de la Paz... pero tiene razón en que no TANTA diferencia como nos venden algunos.
Nhtg, la diferencia existe y es evidente, no lo dudo. Dejando a un lado consideraciones morales y religiosas, lo de Bush Jr. era de traca. Nadie con menos cualidades llegó tan alto y desacreditó tanto a un país (ZP o Berlusconi son grandes estadistas a su lado).
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