“En Laponia hace frío pero yo me río”, dice una tonadilla popular. Perfectamente podría haberla interpretado el reno con su mugido solemne. El espeso pelaje, tupido y calentito, le permite llevar siempre el jersey puesto y desafiar a las bajas temperaturas. No en vano, el reno es un animal bastante prudente, nunca compra productos a punto de caducar, comprueba siempre la cuenta del restaurante. Cree, en definitiva, que lo tiene todo controlado.
Evidentemente, alguna cosa se le escapa. Esos cuernos estilo perchero lo denotan. Sin embargo, lejos de sospechar, el reno macho utiliza su cornamenta para interpretar un hermoso baile junto a otros machos, entrechocando rítmicamente las cabezas. Danzantes tradicionales escandinavos para deleite y calentura de las hembras.
Trabaja mucho, pero lo que se ríe el jodío
Es un animal típicamente navideño, como es sabido. Y no por la leyenda de Santa Claus (ese orondo travesti), eso son habladurías sin mucho fundamento. Su reconocida adaptación a los festejos navideños viene propiciada por su estómago de cuatro cavidades, que le permite rumiar y digerir sin problemas el entrante, el pescado, la carne y el turrón, sin necesidad de mezclarlos, pudiendo alargar la velada durante horas.
Le gusta:
- Los casinos de Reno (Nevada)
- Las películas de Jean Reno
- El espumillón
No le gusta:
- El verano
- Los techos bajos
- Las bodas casual
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5 comentarios:
Larga vida a los renos.
¿Sobrecalentura de las hembras?... ya será menos :)
Jaja!! Maldita sea, es mejor que un documental de Nátional Yiografic. No tenía ni idea de que no le gustase que no le repartan propaganda, pero bueno para eso venimos a la academia, paraprender.
Buena ocasion para postear sobre los renos ya que Dieciembre es la temporada alta de los mismos
Nana Nicotina, lo merecen.
Ra, son cosas del celo. La ebullición supera hasta el clima más gélido.
Vecu, se siente mal. Dice ¿por qué le dan propaganda a los demás y no me dan a mí? y yo le entiendo, es una situación frustrante.
Aquí aprendemos un montón de cosas, aunque luego se nos olviden otras tantas.
Alberto, nunca es mal momento para hablar de los renos. Aunque mejor en Navidad que es cuando ellos están más atareados y no me leen.
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