Despedimos la semana temática con un gran letrero que pone "Adiós, cuates". Otros saludan con la mano, los hay que sonríen, llenos de complicidad, al paso de la comitiva. Las calles se llenan de serpentinas verdes, blancas, rojas, mientras los mariachis, de elegante negro, lanzan sus gritos desgarrados.
El fútbol es a veces la prueba del algodón. Yo normalmente no sé si me caen mejor los bielorrusos o los kazajos, pero si los veo en un partido de fútbol televisado algo salta como un resorte en mi alma (algo irracional, como la mayoría de los afectos) que me hace decantarme por unos u otros, me hace saber cuáles son "los nuestros". Cuando en el mundial de fútbol eliminan a España, cosa que sucede antes o depués, mi corazón se pone del lado de Portugal, nuestro hermano peninsular. El siguiente siempre es México (luego normalmente Argentina e Italia, sí, Italia, ya os he dicho que suele ser irracional).
Ambos, mexicanos y españoles, solemos tener una suerte similar en el fútbol. Jugamos como nunca y perdemos como siempre. Hasta que no haya un reconocimiento estético por encima del vulgar marcador, hasta que no se juzgue la primera y la segunda intención, el riesgo, el bello despiste, la indolencia del artista, la elegancia de la derrota, nunca podremos optar a levantar la Copa del Mundo. Tal vez haya entonces que decidirse a robarla y punto.
Si algo admiro de México es cómo ha servido durante su historia reciente de segunda patria, cariñosa, acogedora, con exiliados de todo tipo. Es merecido que se enorgullezcan de las gloria locales, pero también de esas personas especiales que dejaron su país y encontraron en México todo lo necesario para empezar de nuevo, para recuperar su energía creadora. Pienso en
Luis Buñuel, pienso en
Roberto Bolaño, en
Augusto Monterroso, autores a los que México dejó una huella indeleble.
Si algún día nos sentimos perseguidos, si nos obligan a exiliarnos, con la
Academia de Chimpancés en el hatillo, buscaremos la inspiración y el calor al otro lado del Atlántico.
Concretamente en las paradisiacas playas de Acapulco.
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4 comentarios:
Ra, podéis ir en paz.
En México el futbol es como una religión, no se que tenga más seguidores y devotos, si la virgen de Guadalupe o el futbol. Y según lo poco que se, en españa tambien hay una fuerte afición al futbol. En lo personal no soy aficionado pero sin duda casi siempre que se habla de México se habla también de futbol.
No quiería dejar pasar estos post de México sin recordar el premio Principe de Asturias que ganó la Universidad Nacional Autonoma de México. No se que prestigio o apreciación tenga en España dicho premio, pero para mi, la UNAM es lo mejor de México, tan despreciada y maltratada por los últimos gobiernos neoliberales.
Saludos y agradecimientos por dedicar estos post a México.
LuisD, el fútbol en España también es la religión imperante. Así nos va.
Muy agradecido por proponer el tema y aportar más datos. Ha sido un placer. Saludos.
mexico es un lugar que me encanto cuando saque los vuelos a Cancun. la gente con mucha cultura y las playas paradisiacas. espero volver pronto.. me faltaron las piramides recorrer
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