Mientras unos festejan la ida y vuelta del hombre a la luna, otros insisten en que se trató de un tremendo montaje que involucró a miles de personas y engañó a todo el orbe, en una tremenda mentira sin fisuras.
Y a mí me resulta mucho más fastuosa esa mentira que el viaje a la luna. Me parecería mucho más digna de celebración, más difícil, más inconcebible si cabe. Por eso no me la creo, claro.
¿Qué es más fastuoso, lírico, profundo, atractivo y sagrado, el génesis judeo-cristiano del
pim-pam-pum creo el mundo en 6 días y luego descanso, o la evolución de las especies con sus fósiles, sus misterios, sus claves ocultas, sus pistas de novela negra, su trama enrevesada?
Queda claro que sobrevaloramos al hombre y subestimamos a Dios.
Por eso viajamos de verdad a la luna y amontonamos milenios de fe miope.
Cosas inútiles ambas, como andar perdiendo el tiempo en los blogs.
Qué os voy a contar ¿verdad?
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