No le gustó al tendero que su clienta pusiera en duda la frescura del género. Le dijo que se fuera a fregar. La mujer, escupiendo bilis, tardó doce pasos en gritarle a un niño que le tapaba el paso. El niño descargó su ira sobre un perro que pasaba, y la patada no dejó indiferente a un señor que esperaba para cruzar la calle. Lo pagó un ciclista a quien llamó cernícalo por saltarse el paso de cebra. El ciclista aparcó sobresaltado y entró soltando un mecagüendios que irritó bastante al tendero, porque no había razón para blasfemar así.
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10 comentarios:
Redondo, Reflexivo y Reguapo.
Me encanta leerte, HombreReve.
Lo de las R del comentario anterior de los adjetivos es para describir cómo me hacen sentir algunos de tus cuentos (o sea, que me hacen ronronear).
Esta frase me ha encantado: "La mujer, escupiendo bilis, tardó doce pasos en gritarle a un niño que le tapaba el paso."
Lo dicho: rrrrrr.
¿Sólo admiración o ecologismo subconsciente, Ana?.
Muy bueno el fondo, estaba dándole vueltas a esa idea.
Ana, me ruborizas. A ti te hacen ronronear los cuentos y a mí los halagos. ¡Seamos fuertes!
Lupus, la idea no es demasiado original, pero me gustaba eso de que la mala leche se contagia como los bostezos.
Efecto dominó cíclico...o como el karma nos devuelve nuestras acciones...
Así dicho, Pequeña Silvi, parece hasta algo espiritual.
¿No te habrás vuelto budista ahora, con lo que tú has sido?
La ira también es espiritual...guerras santas, la ira de los dioses, etc, etc...
Yo budista? no, que ya no está de moda...en todo caso seré beoda...
Pequeña Silvi, lo decía por lo kármico. Aunque tú eres más cárnica.
¿Me estás llamando ternasca?
Te estoy llamando carnívora, Pequeña Silvi, y en eso tengo razón. No seas susceptible.
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