Academia de Chimpancés (con peluca)

Con los defensas centrales me pasa como con las chavalas: unos días me gusta una, otros días otra, a veces todas y en ocasiones ninguna. Por eso voy a hacer un esfuerzo para no ser impulsivo y, del mismo modo que puedo recordar los grandes nombres del pasado (estoy hablando de fútbol de nuevo ¿eh?), tendré que centrarme y hacer una elección menos impulsiva de lo previsto.

Tanto el FIFA World Player como el Balón de Oro del año 2006 recayeron en Fabio Cannavaro, un reconocimiento a una estirpe de centrales italianos que han hecho de la defensa un arte. El mundial de Cannavaro fue impecable (allí se quedó para siempre su extraordinario desplazamiento lateral, su explosivo esprint). Antes de él habíamos disfrutado de la inteligencia colosal de Baresi, el mejor que he visto en mi vida. También recuerdo levemente la elegancia impecable de Scirea, campeón del mundo en 1982. Alessandro Nesta aglutina estos valores, se ha mantenido en la élite durante muchos años por su gen competitivo. Es un central de raza, predestinado a triunfar.

Quizás debería haber elegido a un defensa que haya aportado algo nuevo al juego. O quizás acierto eligiendo al más completo. El caso es que Nesta lo ha ganado todo, Mundial con Italia (aunque se perdió la final por lesión), Copa de Europa con el Milan y, lo que parece más difícil, un scudetto con el Lazio, en donde fue un ídolo durante 7 años, y cuya venta provocó manifestaciones en las calles de Roma (hubo emperadores que levantaron menos revuelo).

Su habitual número 13 es el signo de excentricidad más grande que se permite este defensa sobrio, contundente y listo. Si las lesiones le respetan seguirá destacando. Está hecho un chaval, bueno, tiene 31 años, como yo que estoy fenómeno.


Sigue abierta la encuesta para votar al segundo de los dos defensas centrales (en la columna de la derecha).