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The Last Temptation of Christ - 1988 -
Director: Martin Scorsese
Reparto:
· Willem Dafoe (Jesús de Nazaret)
· Harvey Keitel (Judas Iscariote)
· Barbara Hershey (María Magdalena)
· Víctor Argo
Guión: Paul Schrader (basado en la novela homónima de Nikos Kazantzakis)
Música: Peter Gabriel
Fotografía: Michael Ballhaus
En esta reseña no puede escucharse de fondo la música de otro mundo de Peter Gabriel. Faltarán los paisajes del alma, la artesanía de Michael Ballhaus. No llegan mis frases a las de la adaptación de Paul Schrader. Que nadie busque la milagrosa mano del maestro (con minúsculas, de momento) Scorsese. Eso sólo está en la película.
Tampoco quiero controversias religiosas, porque si las quisiera empezaría por lo fácil y no por la sutileza herética, ya que esta película admite el halo divino (fantasía religiosa) pero peca, por lo visto, de remarcar la condición humana de Jesús. Si los radicalismos castradores se oponen por encima de todo al pensamiento, ¿qué pasaría si situamos en la escena a un Jesús que piensa, duda, ama tormentosamente, tropieza, huye, no comprende? El acabose (estoy aquí para incendiar el mundo). Feligreses amotinados en las puertas de las salas. Publicidad gratuita. Indignación de oídas.
Ante todo diré: gracias inquisidores, atizasteis las llamas de mi curiosidad.
Sigo destacando apectos colaterales: el casting perfecto, empezando por el protagonista y acabando por el último figurante.
Un momento mágico: el sermón de la montaña, improvisado, fluyendo felizmente.
Una reflexión: ¿Qué escandalizó a los bobos?, ¿el beso en la boca de Judas? ¿ver a Cristo en una escena de sexo? Menudos cristianos de pacotilla, no distinguir al Hijo del Hombre de Willem Defoe con barba...
Me parece más realista un Pilatos interpretado por David Bowie, pero que ni se molesta en escuchar al pueblo ni al Sanedrín, que condena al reo, sin aspavientos, sin dudar: No importa cómo quieras cambiar las cosas. No queremos que cambien.
¿La frase más blasfema? El Salvador en la cruz grita antes de expirar: Padre, ¿por qué me has abandonado?. Curiosamente esa frase, garante de la naturaleza humana de Jesús, no es una invención... del guión (Mt 27,46; Mc 15,34)
La crueldad, la burla ante lo desconocido, el morbo insano. ¿Jerusalén?
Jesús avanza, no es solemne, ni confiado, tampoco perfecto. Eso sería demasiado fácil. Resucita a Lázaro y se sorprende, se asusta, se conmueve, pelea cada minuto, crece, rectifica, decide, vive.
Una frase: Dios nos ha unido, dicha a Judas. Ese don que Dios otorga al hombre, incluso a su hijo: la elección.
Cerca quedan la traición y su anvés maravilloso, el sacrificio.
Abrumadora la densidad de los símbolos. Edificante la historia de ese Jesús Cristo, bello ejemplo que nadie sigue.
Otra frase: ¿Ves a esos hombres? Están ciegos, tullidos, ellos serán nuestro ejército.
Una pega: ni Scorsese ni yo hemos conseguido ser breves.
Otra vez será.